De Tarragona a Berlín por su pasión por las rodillas

El joven médico Javier García-Alba logra una beca europea para ampliar su formación en un prestigioso hospital alemán

Javier García-Alba reconoce que impone saber que por los pasillos por los que ahora camina han pasado cinco premios Nobel de Medicina. El joven traumatólogo se encuentra desde el pasado mes de abril formándose en el hospital universitario Charité de Berlín (uno de los más importantes de Europa y el primero de Alemania) gracias una beca para la cual tuvo que competir con un millar de participantes.

«Es una suerte compartir con personas de todo el mundo que hoy están trabajando en cirugías que dentro de diez años serán lo habitual», cuenta entusiasmado.

Nacido en Reus hace 33 años, cursó la carrera en la URV, hizo la especialidad en el Hospital Universitari Sant Joan de Reus y ha completado ya el doctorado en la misma universidad. «Vengo de una familia trabajadora donde no tenía muchos referentes universitarios y no fue fácil entrar en la carrera», recuerda. Tras terminar su formación comenzó a trabajar en el Hospital de Santa Tecla de Tarragona.

El programa que le ha llevado a Berlín lo convoca la EFORT (European Federation of National Associations of Orthopaedics and Traumatology) y, en su caso, consta de una beca completa durante seis meses.

Hacia la súper especialización

Fue en Santa Tecla donde comenzó a aprender la cirugía de rodilla porque, como explica, en traumatología la tendencia es especializarse en regiones anatómicas cada vez más concretas.

Cuando habla de esta parte del cuerpo lo hace con auténtica pasión. Dice que es un prodigio desde el punto de vista biomecánico porque se encuentra entre el pie; fijo en el suelo, y toda la masa corporal que está en la parte superior del cuerpo. Eso sí, está sometida a tanto estrés que se lesiona con frecuencia, por lo que en consulta se pueden ver desde jóvenes deportistas a personas de todas las edades.

En Berlín García-Alba comparte experiencias con médicos de diferentes partes del mundo, así como con otros especialistas como biotecnólogos y bioingenieros «hay un ambiente de investigación muy interesante».

Cuenta que una de las claves del aprendizaje está en la cantidad de pacientes que operan. «Piense que por este hospital pasan cada año un millón de pacientes», dice, lo que permite no solo realizar más cirugías sino enfrentarse a casos complejos. «Esto es ciencia; mientras más haces más aprendes», señala.

Las cirugías que vienen

Pero tal vez lo que más valora es poder tomar parte en operaciones en las que se están aplicando técnicas vanguardistas, algunas de ellas todavía en fase de estudio.

Una de esas técnicas es, por ejemplo, la inyección de microagregados de condrocitos (células productoras de cartílago unidas de forma artificial en laboratorio). «Es una técnica revolucionaria por dos aspectos. La primera es que se realizan incisiones muy pequeñas para tomar una primera muestra de cartílago y, en una segunda cirugía, también a través de incisiones muy pequeñas, podemos inyectar estos microagregados, que tardan unos 15 o 20 minutos en integrarse y adherirse a la zona del defecto».

Otra técnica en desarrollo es el uso de microprótesis personalizadas realizadas a través de impresión 3D para lesiones del cartílago muy pequeñas en las que otros tratamientos han fracasado.

La experiencia de estos meses, apunta, le ha servido para darse cuenta de que en España se emplean técnicas quirúrgicas muy modernas. La diferencia con Alemania está más bien en la organización del sistema. «El sistema es muy eficiente, las listas de espera son de unas 6 a 8 semanas, algo impensable en España». Parte de la diferencia tendría que ver, señala, con el hecho de que allí todos los pacientes tienen un seguro público o privado, lo que les permite elegir a qué hospital acudir, lo que genera cierta competencia.

García-Alba termina su estancia en octubre y volverá a su puesto en Tarragona.

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