De semáforos acústicos en las terrazas a trasladar las zonas de ocio, las ideas de los vecinos de Tarragona contra el ruido

El 21 % de los habitantes de Tarragona y La Canonja están afectados por la contaminación acústica

Un 21 % de los habitantes de la ciudad de Tarragona y del vecino municipio de La Canonja vive en zonas donde están expuestos a más a más de 65 decibelios a lo largo del día o, lo que es lo mismo, viven en zonas donde se supera el límite máximo de ruido que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Así se desprende del Mapa Estratègic de Soroll realizado conjuntamente por ambos municipios. El instrumento va del año 2022 al 2027, aunque no ha sido aprobado hasta julio de este año. Puede consultarse en la web del Departament d’Acció Climática de la Generalitatde Catalunya y en el mismo puede verse con detalle (se puede consultar cada edificio y cada calle) la cantidad estimada de ruido a la que se está expuesto a diferentes horas del día.

A vueltas con las terrazas

Pero, ¿y si fueran los propios vecinos quienes propusieran qué hacer para mitigar la contaminación acústica? Justamente esto es lo que propuso el pasado mes de julio el Ayuntamiento de Tarragona al abrir un proceso participativo. En total se presentaron 21 propuestas elaboradas por 73 personas.

A juzgar por las ideas, las terrazas y el ocio nocturno están entre los ruidos que más molestan. Así, por ejemplo, se propone obligar a cada bar que obtenga una concesión de terraza a «añadir pantallas donde se vea la presión acústica en decibelios y un cartel con una leyenda, para concienciar a los usuarios del ruido que se hace». Sugieren que sean pantallas similares a las que indican la velocidad a la que se conduce en algunas calles. Piden que «cuando se supere cierta cantidad de decibelios se encienda una luz visible desde toda la terraza para indicar que hay que bajar el tono».

También hay quien propone reducir el tamaño y los horarios de las terrazas e incluso crear una «zona de protección acústica especial» en lugares como la calle Mallorca.

Para otros, el problema no son las terrazas sino los clientes que se quedan a la salida de los establecimientos después del cierre. En el caso de la AAVV Tarragona Centre la propuesta es «trasladar las zonas de ocio a espacios de la ciudad sin residentes (la playa, el paseo marítimo, el puerto deportivo o la Marina Port Tarraco). Para hacerlo, habría que dar facilidades a los locales de ocio de estas zonas, como por ejemplo ampliar el horario de apertura».

Además del ocio, un buen número de ideas tiene que ver con el tráfico rodado. Aparece, por ejemplo, la tan demandada colocación de pantallas antiruido al paso de la A7 y la AP7 por la ciudad. También hay quien sugiere, como parte de la solución, crear espacios verdes con árboles altos que retengan el ruido. También hay quien pide pacificar su calle colocando elementos que hagan reducir la velocidad.

Las ideas, no obstante, son de lo más variadas y hay hasta quien reclama que se detenga el repicar de las campañas de las iglesias entre las 23 y las 8h. «La Catedral y algunas iglesias (por ejemplo Sant Fructuòs) hacen picar las campanas cada 15 minutos, incluso en horario nocturno. No se tendría que permitir esta contaminación acústica en horas de descanso, y reducir la frecuencia», explica.

La consulta ciudadana era uno de los pasos previos a la elaboración del Plan de Acción (2024-2029) contra el ruido, que emprenderá el municipio y en el que se determinarán las acciones prioritarias. Ahora lo que se hará será enviar cada propuesta internamente a los departamentos del Ayuntamiento de Tarragona implicados.

En caso de que las sugerencias se materialicen, se recogerán dentro del plan al que están obligadas las aglomeraciones de más de 100.000 habitantes. Tarragona y La Canonja forman la aglomeración del Tarragonès con una extensión de 65,20 km2 y una población de 144.251 habitantes.

Una cuestión de salud

Más allá de que el ruido sea percibido como molesto, lo cierto es que sus efectos nocivos sobre la salud están comprobados. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) de 2021 en el que se contó con datos de 724 ciudades europeas, en Tarragona podrían evitarse cada año dos muertes ocasionadas por el ruido, en concreto por el del tráfico rodado. El estudio calcula las muertes que podrían evitarse cada año si la exposición de la población se redujera hasta adaptarse a la recomendación de la OMS. La organización recomienda reducir la exposición media de 24 horas a este tipo de tráfico por debajo de 53 decibelios.

Destaca el informe que «la exposición prolongada al ruido del tráfico rodado puede provocar una reacción de estrés sostenido, que da lugar a la liberación de hormonas del estrés, al aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y a la vasoconstricción, lo que acaba provocando enfermedades crónicas como las cardiovasculares. Una activación prolongada de la respuesta al estrés también puede dar lugar al desarrollo de trastornos de depresión y ansiedad, lo que tiene un efecto negativo en la salud mental, el bienestar y la calidad de vida».

Las dos vías principales a través de las cuales el ruido del tráfico rodado puede afectar a la calidad de vida son las molestias y las alteraciones del sueño. Las mismas «impiden un adecuado restablecimiento del mismo, lo que es precursor de muchas enfermedades, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y la demencia».

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