¿Cuánto cuesta desayunar en Tarragona? La diferencia puede ser significativa
Sociedad. La inflación y la presión turística que vive el centro de la ciudad obligan a controlar los precios antes de sentarse en un bar
Fue uno de los temas más comentados durante esta Santa Tecla: las cervezas a 4 euros que servían la mayoría de bares de la Plaça de la Font. Un precio que prácticamente doblaba el coste de esta misma consumición en las barras del Espai Barraques, y que ponía de manifiesto como la gran afluencia de gente a veces es aprovechada para hacer caja.
¿A quién no le ha pasado en los últimos tiempos que cuando ha ido a pagar se ha quedado helado al ver el tíquet? La red social ‘X’ se ha convertido en un espacio de denuncia de lo que podrían considerarse precios abusivos. «3€ una Cocacola al Korxo de la plaça del Forum», piulaba este fin de semana el perfil @peiretis. En referencia a esta misma plaza, @Eloyette adjuntaba hace unos días un tíquet en el que podía verse como una fanta de limón o una coca-cola valían 3,40 euros.
«Es un tema complicado. Los empresarios estamos intentando limitar la jornada para respetar los horarios de los trabajadores y después está el precio del aceite de oliva, la luz y el coste de la compra», explica el presidente de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona Ciutat, Javier Escribano. Este defiende que se está produciendo una «transformación del sector», que hace que los gastos se incrementen y que esto acaba repercutiendo en el bolsillo del consumidor. No obstante, considera que «de una cosa más o menos justificada a unos precios abusivos, las patas son muy cortas, pero al final tienes que fidelizar a la clientela».
El sector niega que en determinadas zonas los establecimientos estén pactando los precios cuando se producen eventos especiales o si hay más afluencia de turistas. Pese a ello, sí que podría producirse una «reacción en cadena» en algunas zonas que hacen que de repente los precios se disparen de forma homogénea. «Desde un punto profesional, si queremos desestacionalizar el incremento de precios no creemos que sea muy adecuado», afirma Escribano. Este también reconoce que en algunas zonas de la ciudad «estamos detectando mucha dinámica turística, con menús y ofertas baratas, que después te sirven la paella congelada», por lo que la restauración alerta de una «cierta degradación», que al final puede ser perjudicial para la ciudad.
La prueba
La ruta del desayuno para comprobar cuánto vale un café con leche y un minibocadillo permite constatar como si uno se deja llevar, y entra al primer sitio que le apetece, sentarse en un bar se ha convertido en una especie de lotería, que puede acarrear sorpresas en el momento de pasar por caja. Y una segunda consideración a tener en cuenta es que, en este caso, la diferencia también va por barrios.
Guiados por el azar y evitando los sitios con pizarras, donde uno ya sabe a lo que se expone, iniciamos este recorrido simbólico por la ciudad. El precio más económico lo encontramos en la plaza de la Constitución del barrio de Bonavista. En este caso, la factura total asciende a 3,45 euros, 75 céntimos más barato que en la Plaça de la Font, donde hemos pedido exactamente lo mismo y nos han cobrado 4,20 euros, siendo por tanto el sitio más caro que hemos visitado.
En todos los bares el pedido era exactamente el mismo. Pese a ello, en algunos casos lo de minibocadillo podría entrar dentro de la definición de tentempié, mientras que en otros prácticamente estábamos hablando de una barra de pan de unos 20 centímetros, para poder aguantar toda la mañana.
Así es que, como el elemento ‘bocata’ es más difícil de comparar, nos fijamos en la diferencia de precio del café con leche. De los cinco establecimientos que constaba esta ruta, el más económico está en Sant Pere i Sant Pau, cerca de la Plaça Catalunya, donde este vale 1,45 euros. Le sigue Bonavista (1,60 euros), Torreforta (1,70), la Plaça Corsini (1,75) y nuevamente la Plaça de la Font (1,90). En este último caso llama la atención que en la carta de precios pone 1,60, mientras que se acaba cobrando al cliente treinta céntimos más caro. ¿Ha habido una actualización de los precios a causa de la inflación o por el hecho de servirlo en terraza tiene un coste adicional? En todo caso, lo que está claro es que dentro de la horquilla en la que nos hemos movido hay una diferencia de hasta el 30% y que un café con leche en algunos establecimientos ya cuesta más que un litro de gasolina, en un momento en el que llenar el depósito de combustible vuelve a estar a niveles récord.
«Todas las mañanas salimos con los compañeros del trabajo a desayunar, pero yo últimamente hay algunos días que me preparo un bocadillo en casa y después me todo el café», dice Esperanza Ruiz, que trabaja en el centro.
En muchos casos, la primera comida de la mañana ha dejado de ser un ‘pequeño’ gasto diario y esto hace que en una situación de subida de precios persistente se intente controlar lo que puede suponer. Y aquí también hay quien ha encontrado un filón: los bares que han hecho del desayuno su especialidad, con ofertas para el bocadillo y el café por menos de tres euros. La mayoría de estos, no tienen un minuto de respiro.