Tarragona: Mas de l’Àngel, otro legado en ruinas
Patrimonio (I). La que fuera residencia de verano de los Puig i Valls está en completa decadencia
Una ventana tapiada. Otra, con los ladrillos resquebrajados. Techos derrumbados. Una pintada ‘reivindicativa’: «Pandemia Covid farsa». Botellas de plástico y latas por el suelo. Tejas rotas. Hierbajos por todas partes. Una escalera derruida. Cascotes en abundancia. Un arco hundido. Otro que aguanta de milagro... Es el deplorable estado del Mas dels Arcs o de l’Àngel y de una bodega cercana. Antaño integraron una lujosa finca junto al Pont del Diable, propiedad de los Puig i Valls. Tan lujosa que el rey Alfonso XIII y su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, la visitaron en 1927.
Los hermanos Puig i Valls eran también dueños de la Quinta de Sant Rafael, situada en el Parc de la Ciutat. Aguanta en pie, pero su estado interior deja mucho que desear y no tiene un destino definido.
Ambos hermanos nacieron en Tarragona. Mariano, el 4 de agosto de 1843. Fue político y empresario. Falleció en Barcelona el 28 de enero de 1928. Rafael (31 de mayo de 1845-10 de enero de 1920) murió en Tarragona. Fue un ingeniero forestal que impulsó la ecología a finales del siglo XIX y principios del XX y creó la Fiesta del Árbol. Eran unos apasionados de la naturaleza. En su finca diseñaron un jardín romántico, integrado ahora en el Parc Ecohistòric del Pont del Diable. La empresa que lo gestiona, Limonium, organiza visitas al entorno.
El añorado historiador y divulgador Jordi Rovira, ya fallecido, describía así el jardín en su sección ‘Con T de Tarragona’ que publicaba en ‘La Vanguardia’: «La gran finca del acueducto fue adecuada y urbanizada siguiendo el esquema de parque que en las zonas no agrícolas planteaba avenidas con decoración de jardín de inspiración versallesca, con cráteras en sus pedestales y otros monumentos de piedra y árboles y demás vegetación en armonía con sus parterres perfectamente delimitados».
De camino a la ruinosa finca, una inscripción grabada en piedra muestra el amor de los Puig i Valls por el medioambiente. La inscripción es difícil de leer ya que el paso del tiempo ha difuminado alguna letra y el polvo emborrona las frases. Dice así: «El amor al árbol enorgullece al hombre. Su cultivo enriquece. El amor y adoración endulzan el corazón del hombre y santifican su espíritu. M. Puig i Valls».
Dicha inscripción es uno de los elementos que más resaltan dos experimentados senderistas, Otfried Martz y Emili Mateu, que ejercieron de guías del redactor y el fotoperiodista.
El Mas dels Arcs data del siglo XVII y tenía elementos góticos, ahora desaparecidos. En la finca se cultivaban viñas, de ahí la bodega cercana al edificio principal, obra del arquitecto Juli M. Fossas, quien también diseñó la Quinta de Sant Rafael.
El origen del nombre es obvio. En el interior de la derruida residencia se observan los cascotes de un arco y otro en precario equilibrio. Fue rebautizado como Mas de l’Àngel cuando Mariano Puig i Valls erigió un monolito en honor a Alfonso XIII.
La familia real en pleno inauguró el monumento durante su visita a Tarragona el sábado 29 de octubre de 1927. El anfitrión fue Mariano. Su esposa ya había fallecido.
«En su visita a Mas dels Arcs, la Reina y las infantas recibieron hermosos ramos de flores de mano de doña Flora Busquets de Puig y de sus hijitas Magdalena y Flora, hija política y nietas, respectivamente, del dueño de la finca don Mariano Puig i Valls», se lee en el ‘Diario de Tarragona’ del 30 de octubre de 1927.
Sigue la afectada crónica: «Recibieron a los Soberanos y a sus augustas hijas el Sr. Puig y Valls y sus hijos señores Puig Bacardí, con otros familiares. También se hallaba en la suntuosa morada del señor Puig i Valls, esperando a los Soberanos, un grupo de señoras aristócratas, entre ellas la vizcondesa de Bosch Labrús, señora de Girona, condesa del Montseny, condesa de Rius y señoras de Escofet, Castellví y Vidal y Ribas».
De «suntuosa morada» a pura ruina, el Mas dels Arcs siguió un camino similar al de Mas Bonet, la también ruinosa residencia modernista situada a las afueras de la ciudad, frente a la sede de Creu Roja. Una crónica pelacanyes publicada el 30 de mayo de 2021 relataba su historia.
No se ha podido determinar cuando el Mas dels Arcs entró en la decadencia actual, pero un pequeño breve publicado en el ‘Diario Español’ del 10 de abril de 1949 da cuenta de la autorización municipal para que Mariano Puig Bacardí, «dueño de la finca Mas dels Arcs emplee bolas de estricnina para la destrucción de animales dañinos». Por tanto en esa fecha la finca todavía estaba operativa.
Volvamos a 1927. Continúa el artículo del ‘Diari’: «Las reales personas y los invitados se dirigieron a la parte alta de la finca, en la cual el señor Puig y Valls ha levantado un artístico monumento dedicado a don Alfonso XIII, en cuya parte baja hay un busto admirablemente modelado, del soberano, obra del escultor señor Bechini».
El monumento es ahora pasto del incivismo. En la rotonda que lo rodea yacen pañuelos de papel y recipientes de plástico y la propia columna ha sido pintarrajeada con grafitis sin gracia alguna. Los asientos que la circundan están rotos.
La visita real de 1927 se prolongó: «Después el señor Puig y Valls mostró al Rey una cruz elevada en el interior de la finca a los soldados muertos en la guerra de la independencia. Esta cruz está levantada en el lugar que ocupó un antiguo hospital durante la citada guerra. Don Alfonso y doña Victoria quedaron muy satisfechos de su visita a la finca del señor Puig y Valls, al que agradecieron sus atenciones».
Al lado de la cruz, se yergue una piedra con una inscripción que recuerda el heroísmo de los tarraconenses que resistieron al invasor francés. También ha sido víctima del vandalismo. Algún ignorante ha borrado las palabras «a Dios», «a la patria», «ideales» y «espíritu». Algún fanático que cree que sus ideas justifican dañar el patrimonio común. Una muestra más del poco respeto por el pasado que algunos tienen en Tarragona.
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