Condenado a 45 días de prisión por no acudir a una mesa electoral de Tarragona
No alegó motivo alguno para no presentarse durante las elecciones generales de 2016. Se le sustituye la pena de prisión por el mismo número de días de localización permanente
Un hombre que estaba convocado para ser vocal de una mesa electoral de Tarragona durante las elecciones generales de 2016 no se presentó. Ahora, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona lo ha condenado a 45 días de prisión, que se sustituyen por 45 días de localización permanente.
De esta manera, la máxima instancia judicial de la demarcación rebaja la pena impuesta inicialmente por el Juzgado de lo Penal 3 de Tarragona, que había sido de cinco meses de prisión.
La sentencia recoge que el acusado, durante los comicios celebrados el 26 de junio de 2016, fue seleccionado por la Administración electoral. Le confirió la función de suplente del primer vocal de la mesa única, sección 4, distrito 6 de Tarragona, en la Escola El Serrallo.
El día señalado, «pese a ser debidamente citado, notificado el nombramiento, las consecuencias legales y ser conocedor de sus obligaciones, no se presentó a la mesa electoral, no alegando motivo alguno que justificara su incomparecencia».
En su recurso de apelación, el acusado aseguró que no compareció no porque no quisiera «sino porque estaba en casa esperando a ser llamado, ya que al recibir la citación, el agente judicial le transmitió que tan solo era suplente y que si le necesitaban, le llamarían y que, efectivamente, no le llamaron».
Además, alegaba problemas de salud, con patologías físicas y psíquicas con un grado de discapacidad del 69% debido a su larga adicción al alcohol.
Los magistrados de la Audiencia Provincial de Tarragona recuerdan que en la citación se decía que tenía que comparecer a las 8 de la mañana en el colegio electoral. Y si se quedó en casa esperando la llamada, «no hace alusión a un estado de intoxicación que le impidiera salir a la calle o comprender la citación o las obligaciones que le venían impuestas. Y tampoco se vio que sus patologías mentales le impidieran comprender las consecuencias de su incomparecencia.