Condena a un yihadista radicalizado en Tarragona
La sentencia impone una pena de 386 días de cárcel a un marroquí de Cambrils que se autorradicalizó para atentar y también para adoctrinar. Un agente encubierto fue decisivo en la operación
«Me encantaría ser mártir en la causa de Allah y luego ser resucitado, y volver a ser mártir, y volver a resucitar». La frase estaba en un capítulo marcado de un libro hallado en una habitación de Cambrils de un ciudadano que acaba de ser condenado por la Audiencia Nacional. Le ha impuesto una pena de 386 días de prisión por el delito de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista.
La resolución ha probado que estaba adherido a los postulados del Daesh, «para lo que llevó a cabo una intensa actividad, principalmente en las redes sociales». No solo se preparaba para cometer ataques por su cuenta, de forma autónoma, sino que también exteriorizó «una conducta tendente a la captación y adoctrinamiento de terceras personas». Lo comprobó directamente el agente policial encubierto, una de las claves de la investigación. Para seguir la actividad del sospechoso en foros ligados al yihadismo, resultó decisiva la labor de un investigador encubierto. Es uno de los métodos usados en este tipo de operaciones: una autorización judicial permite a un policía hacerse pasar por islamista radical y tomar parte en entornos yihadistas para identificar a otros.
Niño del Islam
Las pesquisas constataron que este marroquí afincado en la provincia «participaba al menos en una docena de grupos de WhatsApp, en los que se compartía abundante material yihadista con un alto grado de violencia y en los que se glorifica las ejecuciones por motivos ideológicos y la comisión de ataques terroristas». Esos foros de mensajería instantánea se bautizaban con nombres como Niño del Islam, Ayudantes del Islam, Los gigantes del Islam o Noticias del Estado Islámico.
En algunos de ellos se ofrecían instrucciones sobre «cómo fabricar explosivos de gran potencia» o «consejos a los muyahidines que viven en tierras de infieles». En esas plataformas se establecen pautas de cómo planificar los atentados («evita las casualidades, elige bien el lugar y la manera de actuar. Elige el mayor desafío de la manera más fácil y más económica») y su ejecución («intenta retirarte con mucha seguridad y si no lo logras sigue luchando hasta que te maten, intenta provocar el número más grande de pérdidas y destrozo en el enemigo. Céntrate en el objetivo principal. Mantén la calma y el silencio»). La sentencia indica que «se trata de un material elaborado por las agencias de comunicación oficiales de la organización terrorista Daesh».
El contenido que circulaba en esos canales de mensajería es diverso y abundante: fotografías de ejecuciones, banderas del Estado Islámico, comunicaciones y reivindicaciones de atentados como los de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, exaltaciones a líderes terroristas o una infografía «con el objetivo de capacitar a sus participantes para llevar a cabo atentados terroristas de tipo ‘lobo solitario’». Y proclamas así de contundentes: «El musulmán que tiene la oportunidad de derramar sangre cristiana y no lo hace es enemigo nuestro. Debe hacerlo con un explosivo, un tiro, un cuchillo, un coche, una piedra, o hasta con una patada o un puñetazo».
El reciente suceso ocurrido en Algeciras tras la radicalización exprés del marroquí Yassin Kanjaa ha puesto sobre la mesa el rol de estos atacantes que parecen actuar de una forma independiente, sin lazos directos con células o grupos organizados y cuando solo hay un único individuo extremista.
El policía infiltrado en el caso, después de diversos encuentros personales, se ganó la confianza del acusado, que le permitió el acceso a estos grupos restringidos. Nada escapaba al detalle. En esos foros se extremaban las medidas de seguridad y se alertaba de extremar la vigilancia: «Informe a todas las personas que no tengan conocimiento del tema, este movimiento tiene como objetivo perseguir el crimen organizado y el terrorismo. Tenga cuidado en no enviar mensajes innecesarios».
‘Quiero reunirme con los justos’
En el grupo llamado ‘Quiero reunirme con los justos’ –con 256 participantes, de lugares tan diversos como Siria, Suecia, Turquía, Mali y Yemen– se justifica el atentado de 2020 en París, en el que nuevamente un lobo solitario decapitó al profesor Samuel Paty.
El condenado de Cambrils fue expulsado de WhatsApp y Facebook. Recurrió a otras aplicaciones como Telegram o IMO. Pero la actividad fue más allá. Se interesó en la adquisición de «objetos que podrían ser utilizados como armas en una hipotética acción terrorista». Se trata de arcos y puntas de flechas, rifles de pesca submarina y vestimenta paramilitar, todo ello bajo el ‘modus operandi’ del lobo solitario. Hubo también un punto de inflexión, incluido un efecto imitación, tal y como indica la Audiencia Nacional: «Hasta el día 14 de octubre de 2021 no había precedentes en el uso de arcos de poleas para perpetrar un atentado terrorista de tipo lobo solitario».
A raíz del ataque cometido ese mismo día en la ciudad de Königsberg (Noruega) por un sujeto converso al Islam altamente radicalizado, «la búsqueda de arcos para su adquisición por parte del investigado debe evaluarse como riesgo muy alto/crítico, por el alto impacto que supondría la posible invitación de tal ataque». No duda la sentencia de que ese material se usa para adoctrinar de forma independiente al lobo solitario, sin conexiones con células.
«Todo ello –sigue la resolución– fue confirmado por el agente encubierto judicializado, que detectó, desde el inicio de su actividad, que el investigado adopta numerosas medidas de seguridad tanto en el plano real como en el plano virtual. El mismo observó cómo el investigado muestra una inusual desconfianza hacia las personas que no forman parte de su entorno más cercano» y «evita tratar conversaciones sensibles relacionadas con el entorno yihadista en persona, restringiendo estas solo al entorno online».
El yihadista cambiaba periódicamente de línea y de teléfono para dificultar su detección por parte de las fuerzas de seguridad. Con ello también lograba sortear en ocasiones su expulsión de las plataformas digitales.
Eliminar amigos en Facebook
Tuvo, a su vez, fases en las que adoptó un perfil bajo en cuanto a exposición para no llamar la atención. En septiembre de 2021, sus amistades en Facebook bajaron de 4.785 a 88. Eliminó todos aquellos contactos relacionados con Daesh y con la órbita yihadista.
Empleaba aplicaciones encriptadas para su adoctrinamiento, corroborado por ese libro que se encontró en el registro realizado en su casa a principios de diciembre del año pasado; en la obra había mensajes inequívocos de esta guisa: «La preparación de las armas para la Yihad es igual que realizar la Yihad, incluso viene antes de la Yihad. Preparad contra ellos toda la fuerza para amedrentar al enemigo de Allah!. Preparaos contra ellos con todo lo que podáis».
Todo ello refleja el modelo ideológico en este tipo de filias: «Y no penséis que quienes han caído por Alá hayan muerto. Están vivos y sustentados junto a su Señor, contentos por el favor que Alá le has hecho. Como el muyahid en el camino de Allah y Allah sabe quién lucha por Él y Allah les garantiza a los muyahidines que quien muera en su camino, que le hará entrar en el paraíso».
La Audiencia Nacional las define como «páginas concretas que desarrollan y legitiman la yihad».
La sentencia, que no era firme, suponía también la inhabilitación para cargos públicos en el mismo tiempo de la condena o la libertad vigilada durante dos años y seis meses. «El acusado mostró libre y voluntariamente, su conformidad con los hechos», indica la sentencia, que concluye: «No albergando duda alguna este Tribunal de que el acusado ha reconocido libremente los hechos, con la aquiescencia de su defensa presente en el acto del juicio oral».
Tarragona, entre las provincias de España con más operaciones contra el yihadismo
Las actuaciones policiales y judiciales contra el yihadismo son un goteo continuo, tanto que colocan a Tarragona en el ‘top ten’ de las provincias de España con más operaciones y detenidos vinculados al terrorismo islamista.
Con Barcelona y Madrid, por población, en un nivel superior en términos absolutos, Tarragona se alinea con provincias costeras como Girona, Valencia, Alicante y Murcia. De hecho, es la octava demarcación con más detenidos y la séptima en operaciones realizadas en la última década.
Es lo que se extrae de la última actualización del mapa del terrorismo yihadista de la Secretaría de Estado de Seguridad de Interior, con datos de las fuerzas de seguridad.
En el último decenio, ha habido operaciones en una decena de municipios tarraconenses: Ulldecona (un detenido), Tarragona (2), Valls (1), Salou (1), Tortosa (1), El Vendrell (1), Reus (2), Cambrils (1), Vespella de Gaià (1). Si se cruzan los datos con el censo, Tarragona es la quinta provincia con más operaciones por población y la séptima si se tienen en cuenta los detenidos por número de habitantes.
Hay que tener en cuenta que el suceso más grave fueron los atentados de 2017. La célula operaba en Alcanar y perpetró el ataque en Cambrils.