Cómo afectan a Tarragona las elecciones europeas
El nuevo Parlamento que salga de las urnas tiene plena repercusión en nuestras vidas
Las elecciones de este domingo al Parlamento Europeo no nos son ajenas, aunque pueda parecer un tópico. Las decisiones que tome el nuevo hemiciclo salido de las urnas tienen consecuencias directas sobre los Estados miembros de la Unión Europea y, por ende, sobre sus ciudadanos, es decir, sobre todos los tarraconenses. Decisiones que tienen que ver con la descarbonización de las empresas, liderada por el polo petroquímico de Tarragona; con la implantación de las energías renovables; con las bajas emisiones que deben reducir la movilidad de los vehículos; con la pesca y la agricultura, con su normativa, el relevo generacional del sector primario y en qué condiciones; con el transporte y su eficiencia; con los cupos de inmigración y la política fiscal, que incide directamente en el bolsillo y que amenaza con volver a la austeridad de los años 90. Lo que votamos este domingo es nuestra vida diaria.
Europa necesita conexiones de transporte eficientes para impulsar las empresas, el crecimiento y el empleo, para el turismo y el ocio y para conectar a las personas. El transporte es un eje esencial, especialmente en nuestro territorio por todas las incidencias diarias que sufre. El Corredor del Mediterráneo es otra de las piedras angulares que se debe desencallar.
La Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025 tiene por objetivo combatir los estereotipos. Sin embargo, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores peor remunerados, infrarrepresentadas en los puestos de toma de decisiones y en toda la UE ganan, por término medio, un 13% menos que los hombres. La violencia de género y el acoso están ampliamente extendidos.
Los agricultores han vuelto estos días a las tractoradas como respuesta a algunas medidas de la Política Agraria Común (PAC) y para recordarles a los miembros del nuevo Parlamento Europeo que deberán tenerlos en cuenta. Entre sus principales demandas se encuentran unos precios justos, regular las diferencias entre el precio de los alimentos desde el campo a la cesta de la compra; disminuir la burocracia a la que están sometidos; ayudas para paliar los efectos de la sequía; frenar la competencia desleal exterior y flexibilizar la normativa de bienestar animal, así como la de los fertilizantes.
La normativa europea marca también las directrices en el mar, donde se propone fomentar la explotación responsable y sostenible. La política pesquera común y la marítima se financiarán con cargo al Fondo Europeo Marítimo de Pesca y de Agricultura que, a la espera de su aprobación final, prestará una atención especial al apoyo a la pesca costera artesanal. Pero mientras, estos pescadores expresan su malestar por la situación que viven. En Tarragona, se unieron a agricultores y ganaderos en sus protestas, ya que consideran que pueden salir a faenar muy pocos días, por lo que no es rentable. Otra de las reivindicaciones tiene que ver con la «estricta» normativa y las sanciones «desmesuradas». El futuro del sector está en manos de Bruselas.
El reto principal es paliar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la escasez de recursos. La política medioambiental de la UE da apoyo al Pacto Verde Europeo a la hora de ser eficientes en el uso de los recursos y regenerativa, que devuelva al planeta más de lo que toma de él. El pasado febrero el Parlamento Europeo aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, por la que los Estados miembros deben restaurar al menos el 30% de los hábitats, para que pasen de un estado deficiente a otro bueno en 2030. Mientras, el nuevo Plan de Acción de la UE para la Economía Circular, uno de los bloques principales del Pacto Verde, tiene como objetivo hacer que los productos sostenibles sean la norma. El Plan se centra en la electrónica, las baterías, los coches, los productos textiles, la construcción y la alimentación. En relación con los envases de plástico, la política es que sean reutilizables o reciclables de aquí a 2030, al tiempo que se dictan normas para regular los plásticos de un solo uso.
La UE se ha comprometido a llegar a ser climáticamente neutra de aquí a 2050 y ha fijado el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en, al menos, un 55% con respecto a los niveles de 1990 de aquí a 2030. Sin embargo, actualmente, más de tres cuartas partes de la demanda eléctrica de Catalunya sigue cubierta por los combustibles fósiles y nucleares. El hidrógeno verde es una fuente de energía limpia en la que están puestos todos los esfuerzos para llevar a cabo la descarbonización de la sociedad y el papel de Tarragona podría ser decisivo con la Vall de l’Hidroden. Tarragona y Reus también deberán implementar zonas de bajas emisiones (ZBE), por las que los coches más contaminantes verán reducido su movimiento. Se implantarán a partir de enero de 2025, aunque de forma progresiva. Ambas ciudades trabajan en la señalización y la adquisición de los dispositivos para controlar las partículas contaminantes y las matrículas de los vehículos.
La Unión Europea defiende que sus Estados miembros están intensificando sus iniciativas para establecer una política europea de migración eficaz, humanitaria y segura. Al mismo tiempo, las negociaciones endurecen el acceso de las personas que tratan de llegar de manera irregular. Cada Estado tiene una cuota de refugiados, aunque hay una petición por parte de 15 países, que quieren enviar fuera de la UE a los migrantes rescatados en el mar.
La próxima legislatura será la del regreso a las reglas fiscales, la de los objetivos de déficit y deuda pública que pretenden evitar que los Estados lleguen a una situación financiera insostenible. Tras tres años y medio de «barra libre» para aplacar los efectos de la pandemia sobre la economía, las instituciones acordaron nuevos límites. El objetivo de consenso es avanzar en autonomía estratégica y competitividad ante China y Estados Unidos.
La industria de la UE es crucial para las transiciones ecológica y digital. Debe ser más sostenible, resiliente y competitiva. Contribuirá al desarrollo de nuevas tecnologías, productos, servicios, mercados y modelos de negocio y configurará nuevos tipos de empleos que requerirán otras capacidades. Este paso supone la transformación del complejo petroquímico de Tarragona, en la que ya está trabajando.