CEPTA: la historia se repite
La patronal de los empresarios vive su tercera gran crisis desde 2007. La votación del día 8 decidirá si es la última
La Confederació Empresarial de la Província de Tarragona (CEPTA) vive uno de sus momentos más complicados. Con una deuda económica de 583.086 euros, la patronal tarraconense votará el próximo 8 de mayo si desaparece o si, en cambio, aprueba seguir adelante para intentar reconducir la situación.
Según un informe interno avanzado este pasado martes por este periódico, la Agència Tributària de Catalunya tiene seis expedientes abiertos contra la patronal tarraconense, a la que le ha revocado varias subvenciones otorgadas entre 2015 y 2016 por el Consorci per a la Formació Contínua de Catalunya, al no haber justificado completamente su cobro.
Pese a que los dirigentes de la CEPTA, liderados por el presidente Xavier Rigau, están «buscando vías» para evitar el peor escenario, el documento al que ha tenido acceso el Diari asegura que «hoy por hoy la CEPTA no es viable, no tiene capacidad para pagar el día a día y, por lo tanto, tampoco de proceder a la total devolución de la deuda actual», por lo que «nos encontramos ante dos escenarios: la continuidad de la entidad o la liquidación».
‘Tsunamis’ desde el 2007
Lo cierto es que se trata de la tercera gran crisis que vive la entidad en los últimos 17 años. La primera trascendió en noviembre del 2007, cuando un contundente informe de gerencia alertaba que el organismo «arrastra unas pérdidas muy importantes, la mayor parte de las cuales no han sido detectadas y no figuran en los balances», y que provocan «una situación para la tesorería de la casa muy deficitaria, que ha provocado que hoy el endeudamiento externo a corto y largo plazo represente cuatro veces los fondos propios de la Confederación y tres veces el inmovilizado».
Poco después, los 29 empleados firmaron una carta de apoyo a la gerente contra el presidente, Sebastià Cabré, que por entonces cobraba 9.000 euros brutos al mes y que pasó a percibir 5.000. El entonces máximo mandatario denunció que «la administración nos debe 1,3 millones de euros», una cifra que fue desmentida por el Departament de Treball de la Generalitat, que cifró la deuda en 170.000 euros.
Cabré dejó la presidencia y una comisión gestora pasó a comandar la patronal, que en mayo del 2008 cifró el agujero económico en los 450.644 euros. Ya en noviembre del 2008 dos expresidentes de la CEPTA –Joaquín Oliva y Paco Llevat– llevaron ante la Fiscalía las supuestas irregularidades detectadas entre 2004 y 2007. El Ministerio Fiscal vio entonces indicios de delito, pero en marzo del 2013 el juez decidió archivar la denuncia contra la antigua directiva, ya que tras investigar el caso afirmó que «no se desprenden irregularidades en la actuación de los imputados», ya que «las cuentas han sido aprobadas por la mayoría de socios», por lo que «no existe perjuicio para la entidad», apuntó el juez.
2018: media plantilla despedida
Pese a la resolución judicial, lo cierto es que las aguas no se calmaron en la confederación. En abril del 2018, la CEPTA despidió a la mitad de su plantilla a raíz de la crisis económica que arrastraba. En ese momento, la entidad presidida por Josep Antoni Belmonte rescindió el contrato de siete de sus 14 trabajadores, al arrastrar varios ejercicios con pérdidas.
Solo en 2017, la patronal registró un balance negativo de 200.000 euros. Cabe resaltar que en 2016 la entidad aplicó un ERE a siete trabajadores y que, además, a principios de 2018 pasó toda su actividad a la Rambla Nova para poner a la venta o en alquiler su inmueble de la avenida Roma, que está valorado en 154.000 euros.
En 2018, la CEPTA denunciaba que las corporaciones públicas le debían 700.000 euros. «La situación es insostenible, hace años que tenemos que avanzar dinero sin tener ningún ingreso a cambio», lamentaba su presidente hace seis años.
Ahora, poco más de un lustro después, la situación, ni de lejos, ha mejorado. Solo este 2024 la entidad ha previsto un presupuesto con unas pérdidas de más de 48.000 euros. Fundada en 1977, la patronal afrontará el próximo 8 de mayo el examen más trascendental de sus 47 años de historia: intentar salvar su continuidad o echar el cierre tras casi medio siglo de vida.