Casi un año de prisión por huir de un control de los Mossos durante las pandemia
Los Mossos d’Esquadra fueron detrás de él por la carretera T-11 y las autovías A-27 y A-7
Un hombre que en plenas restricciones por la pandemia de la Covid se saltó un control de los Mossos d’Esquadra y protagonizó una persecución por varias vías ha sido ahora condenado por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona.
Le ha impuesto una pena de diez meses y medio de prisión y la retirada de un año y medio del carnet de conducir por un delito de conducción temeraria.
Inicialmente, la pena que había fijado el Juzgado de lo Penal 3 de Tarragona era de diez meses y medio de prisión y 18 meses de retirada del carnet. Pero añadía un segundo delito revocado ahora por la Audiencia Provincial, que era el de desobediencia, fijando una pena de multa de 900 euros.
El acusado, de 39 años y con antecedentes penales, sobre las 12 del mediodía del 23 de marzo de 2020 conducía un vehículo Volkswagen Golf por la carretera T-11, de Reus a Tarragona. Al llegar al punto kilómetro 18, al final de dicha carretera, en la rotonda denominada Plaça d’Europa, observó que habían diversas patrullas de los Mossos d’Esquadra. Estaban realizando un control de movimiento a raíz de la Covid-19, un control «señalizado de manera visible con conos y vehículos policiales logotipados».
El acusado, «con la intención de evadir dicho control», giró de manera brusca hacia la izquierda, pasando por encima de una isleta, obligando a otro vehículo que salía de la rotonda a frenar bruscamente para evitar una colisión.
Al observar dicha maniobra, dos dotaciones policiales iniciaron la persecución del acusado. Este avanzaba indiscriminadamente por la izquierda y la derecha a gran velocidad, sin mantener la distancia de seguridad con el resto de los vehículos.
Obligaba al resto de vehículos a desviarse de su trayectoria y hacía caso omiso a las señales luminosas y acústicas de los vehículos policiales. La persecución transcurrió por la carretera T-11, y las autovías A-27 y A-7. Finalmente, a la altura del punto kilométrico 1.160,500 de esta última vía –a la altura del puente sobre el Francolí– pudo ser interceptado.
El acusado, en su recurso, manifestaba que su acción no era penal sino una mera infracción administrativa. Y ponía una excusa a su manera de actuar: su intención era no perder el tiempo habida cuenta de que se dirigía a recoger a su novia embarazada para llevarla al hospital, y que lo único que pretendía era ganar tiempo ante la retención de vehículos ocasionada por el control.
Y añadía que no había consumido alcohol ni sustancias tóxicas, que toda la documentación estaba en regla. Sobre la persecución, dijo que como no había cometido ninguna infracción no se preocupaba por si le perseguía la policía, por lo que no se dio cuenta de las patrullas hasta el momento en que fue interceptado.
Pero este argumentario no ha convencido tampoco a los magistrados de la Audiencia Provincial. Recuerdan que, según declararon testigos –otros conductores–, tuvieron que desviar su trayectoria para evitar colisionar con el vehículo conducido por el acusado. Una persecución que se hizo por tres vías, adelantando el acusado por la derecha y la izquierda.
Pero la Sala señala que con su relato el acusado admite, indirectamente, que se saltó el control. Dijo que lo hacía por razones de urgencia médica, que en ningún caso lo ha acreditado.