Casi 6.000 cruceristas invaden Tarragona en el arranque de temporada
El dispositivo desplegado en la ciudad hace que la afluencia se concentre en el ámbito de la Via Augusta y el Portal del Roser, lo que genera problemas de movilidad por las colas de autobuses
La nueva temporada de cruceros ya está en marcha. De hecho, esta arrancó oficialmente el pasado 7 de abril con una embarcación de pequeñas dimensiones. No obstante, este viernes coincidían en el Port de Tarragona tres buques, con una capacidad para 5.972 personas, un bullicio que se palpaba en las calles más céntricas de la ciudad, que durante unas horas quedaron invadidas.
Alrededor de las 10 horas de la mañana, el tramo superior de la Via Agusta era un enjambre. Los primeros visitantes ya habían bajado del autobús e iniciaban mapa en mano su visita a la ciudad. Este lo habían conseguido en el punto de recepción del Patronat Municipal de Turisme de Tarragona ubicado en este eje. Allí los informadores les explicaban el recorrido que podían hacer para poder ver el Amfiteatre y continuar hacia la Part Alta, la Rambla y el Balcó del Mediterrani. No había tiempo para grandes explicaciones ni demasiados detalles, en poco más de veinte minutos habían parado hasta seis autocares y el ritmo era ininterrumpido.
«Genera un problema de movilidad en toda la Via Augusta que no veo normal. ¿Realmente deja dinero esa gente? La sensación es que utilizan Tarragona como un patio», decía Fran, que se encontró en medio de la movida de forma inesperada.
Los primeros grupos empezaban las visitas, mientras otros decidían subirse al trenecito, que registró largas colas durante toda la mañana. Mientras tanto, algunos de los restaurantes de la Part Alta empezaban a montar la terraza un poco más temprano de lo habitual. «Seguro que uno que otro acabará viniendo, el problema es que después quieren comer todos de golpe», decía Betty, del restaurante Gure Toki, en la Plaça del Rei.
Los comerciantes mantienen opiniones dispares. «Siempre acaban comprando alguna cosilla, aunque sea el típico imán o una camiseta», decía Matilde, de una de las tiendas de souvenirs. En cambio, el propietario de uno de los establecimientos más históricos de la ciudad mostraba su disconformidad. «Es un tema del que no quiero hablar, porque no dejan dinero. Entran, lo tocan todo y se van. No compran», decía.
Una artesana de la calle Merceria aseguraba no tener «ninguna expectativa» en cuanto a las ventas. «Vienen como una oleada, pasean, lo destrozan todo y se van. Supongo que hacen gasto en algún sitio, pero estamos más acostumbrados a las familias francesas, con unas expectativas culturales e históricas, que pasean tranquilamente», decía Carme Pérez.
El segundo punto de descarga que tienen los autobuses está en la Avinguda de Catalunya, para que puedan entrar por el Portal del Roser. Allí la cola con hasta seis vehículos estacionados era constante, mientras los free tours esperaban a si podían pillar algún cliente. Entre las recién llegadas Adriana, de Buenos Aires. En su primera vez de visita a Tarragona sus expectativas estaban situadas en «ir al Zara para devolver unas cosas que compré cuando paramos en Valencia». ¿Conoce algo de Tarragona? «Vi que hay un Pont del Diable y plazas con encanto, pero nada más».
Juan Miqueo y su esposa, de Uruguay, era la segunda vez que visitaban la ciudad, afirmaban que «la historia no nos gusta», por lo que ayer se habían propuesto visitar el Mercat Central y dar un paseo por el centro antes de volver temprano al barco. Los que dejaron las compras para el mediodía tuvieron poco para elegir, ya que los establecimientos de la calle Unió estaban mayoritariamente cerrados. Un elemento que el sector comercial deberá revisar, si quiere aprovechar que este año la naviera MSC ha programado para los viernes la escala de su buque Fantasia, que atracará en 28 ocasiones en la ciudad hasta el 26 de octubre. La apuesta de la compañía para el Port de Tarragona es notoria. Ayer otro de los cruceros también era suyo, el MSC Musica, con una capacidad para 2.550 pasajeros. Este año, Tarragona recibirá unos 115.000 cruceristas y la nueva temporada estará marcada por la inauguración de la nueva terminal del Moll de Balears.
mil cruceristas está previsto que lleguen esta temporada al Port de Tarragona, que estrenará terminal
meses se prolongará la temporada, que está previsto que finalice el 15 de noviembre