Carlos Ferrer: «Afganistán es un país bastante seguro para viajar»
Este tarraconense ha visitado ochenta países. Esta tarde presenta el libro ‘El mundo a través de mis ojos’, en el que recopila algunas de sus anécdotas
Carlos Ferrer es un viajero incansable que, hasta el momento, ha visitado ochenta países. Se desplaza solo y convive con la población local para adentrarse en sus costumbres y su cultura. En una de sus paradas, este tarraconense ayudó a abandonar Afganistán a la única mujer guía del país, en días previos a la salida de las tropas estadounidenses y la entrada de los talibán. Antes de volver a coger la mochila, Ferrer se ha tomado un tiempo para inmortalizar algunas de sus anécdotas en el libro El mundo a través de mis ojos, que presentará esta tarde en el Hotel Lauria de Tarragona, a las 20 horas.
Hace tres años le quedaban pendientes de visitar algunos países de Oriente Medio. ¿Ha conseguido ir?
No he vuelto. Es una zona que, de momento, hay que dejarla tranquila.
¿Qué opina de viajar a lugares de riesgo, tras el atentado en Afganistán en el que murieron tres turistas españoles?
Es un tema del que se está hablando mucho. Encuentro injusto cómo lo ha tratado la prensa. Solo he podido leer un par de artículos que lo que vienen a decir es que cada uno es libre de hacer su vida. Cuando hay gente que a los 80 años sube el Everest, ¿por qué los alabamos? Es muy peligroso. Me extraña que en un país donde corremos delante de los toros, que es algo que choca mucho en otras culturas, nos metamos con los demás. Yo sigo defendiendo que Afganistán es un país bastante seguro. Y cuando digo esto, también ha habido atentados en Barcelona, en Madrid o en París donde ha muerto mucha más gente de la que ha fallecido en este trágico accidente que se dio hace unas semanas.
Cuando viaja, ¿tiene en cuenta las recomendaciones del gobierno?
Siempre decimos que si te miras las restricciones te quedarías en casa viendo la tele. Encuentro bien que el gobierno se quiera curar en salud, pero luego cada uno tiene el derecho de hacer lo que quiera, con un seguro.
El libro recoge anécdotas. ¿Con cuál se queda?
Cuenta 12 anécdotas de los 80 países que he visitado. Me quedaría con la primera, mi primer gran viaje, que fue en 2007. Yo era profesor en EEUU, donde llevaba 16 años viviendo. Decidí dejarlo todo, venderlo todo y con lo que tenía compré una mochila, un saco de dormir y un billete de avión a Buenos Aires, sin conocer a nadie no solo en el país, sino tampoco en el continente. Mi lengua era el inglés, por lo que apenas hablaba castellano. Entonces, aterricé con 100 euros en el bolsillo, no tenía billete de vuelta, viví un año allí, crucé Argentina haciendo autoestop y llegué a Bolivia, donde estuve viviendo en un orfanato. También explico todo lo que sucede, la razón por la que tuve que volver a España. Pasaron más cosas como que cogí la fiebre tifoidea, de la que yo estaba vacunado.
¿En Bolivia?
Sí, por la comida que comían los niños en el orfanato, que era lo mismo que comía yo. Estuve dos meses KO, en cama y acabé pesando 50 kilos. Pero cuando volví, cuando gané peso, me di cuenta de que era capaz, de que no hay límites, de que vas a sobrevivir.
¿Ha tenido algún problema en su periplo viajero?
No, nunca y eso que he ido a países bastante extremos como Afganistán, Irak o Somalia.
¿Qué es lo que busca?
Creo que los viajeros que vamos a estos países buscamos ver algo diferente, encontrarnos con culturas que no hemos podido ver quizás en libros, de las que no podemos tener información.
No se refiere a monumentos.
No. Lo que me gusta es conocer a la gente, sentarme a tomar un té con alguien y que me explique cómo es su vida. Me fascina. Ver cómo vive la gente en su poblado perdido de Mauritania, por ejemplo.
Lo que ha hecho hasta hoy, ¿podría haberlo hecho si fuera una mujer?
Tengo amigas que lo han hecho y que llevan grupos de mujeres, por ejemplo a Irak o a Omán. Creo que sí, pero sin duda es más difícil. Siempre lo tendrán más difícil de lo que lo tiene un hombre, eso está claro. Hace poco escuchábamos un caso de una violación a una española en la India. Según en qué países hay que ir con mucho cuidado.
Viajar solo ¿es mejor o peor?
Necesito viajar solo. Me he dado cuenta de que cuando viajo solo, la gente se me acerca más, me invitan a sus casas, me cuentan historias. Pero si vas en pareja o en grupo es más difícil que se te acerque la población local. Definitivamente, he hecho el 99% de viajes por mi cuenta y voy a seguir haciéndolo así.
Acostumbra a dormir en casas de los locales...
Sí. Cuento en el libro una historia que me ocurrió en Tanzania. El avión iba de Barcelona a Estambul, donde subían más pasajeros, entre ellos una chica a la que vi muy estresada con su móvil y me acuerdo de que le pregunté si tenía algún problema. Me dijo que quería enviar un mensaje a su familia, en Tanzania, pero vivían en una isla. Le dejé escribir el mensaje desde mi móvil. Durante aquel vuelo, que fueron siete horas, desde Estambul a Addis Abeba, no paramos de hablar y eso que yo tenía planeado hacer una siesta. Me invitó a su isla y, aunque tenía otros planes, los recorté para poder visitarla.
¿No le da miedo quedarse sin lugar donde dormir?
Si me ocurre en alguna ocasión, duermo en un albergue. Voy sobre la marcha. Mi truco consiste en, a las 5 o 6 de la tarde, empezar a mirar dónde voy a dormir esa noche, hasta entonces no.
¿No es un poco estresante?
Para mí es relajante porque me da mucha libertad para poder moverme y no tener que pensar que no me puedo desplazar a otro lugar porque he hecho una reserva.
¿Qué no falta nunca en su maleta?
Esto lo aprendí hace poco. En Nepal, a mitad de un trekking, me puse enfermo por la comida, estaba deshidratado y lo que necesitaba eran sobres de suero, que contienen todo lo que necesitas. Esto me ha pasado en más de una ocasión.
Los alimentos como lo más peligroso.
Sí. Me pasó en Camboya o Laos, en Mauritania, en Nepal y en Bolivia. Ahora es una de las cosas que siempre pongo en la maleta y, aunque no necesito nada, también me llevo sobres de café soluble, que contienen azúcar, leche y café. Parece una tontería, pero voy a muchos países donde solo venden té.
Entonces, ¿un país para comer?
Perú. Aunque en Turquía disfruto mucho con la comida y los dulces y en todos los países de Oriente Medio.
Tras sus viajes, cuando llega a Tarragona, ¿la encuentra aburrida?
No. Tarragona no es aburrida. Me sirve para desconectar, para descansar, para salir con mis amigos.
La portada del libro, ¿dónde es?
La foto de la portada está hecha en Bangladesh. Acababa de aterrizar hacía dos horas, me fui al centro de la ciudad y había una ceremonia donde la gente estaba bailando, no había ningún turista, yo era el único blanco allí. Me invitaron a bailar con ellos, me dieron instrumentos, los platillos y alguien me hizo una foto. Y luego me invitaron a una boda, donde iban los músicos. Es mi manera de viajar, me apunto a todo y quiero aprender y vivir otras culturas.