Los usuarios de Reus, atrapados en el tren: Más de seis horas de ‘tiempo robado’ solo en retrasos
Los convoyes suman todas las mañanas entre treinta y sesenta minutos de demora, lo que está generando un desgaste enorme para la gente que tiene que entrar a trabajar
Salir de casa a las 7.30 horas de la mañana, para llegar de nuevo pasadas las diez de la noche, y el día siguiente vuelta a empezar. De forma simplificada así se resume ahora mismo la vida de Maria Teresa Cabré Domènech, una reusense que hace quince años que a diario coge el tren para ir a trabajar a Barcelona, y que ahora mismo asegura que «porque me gusta mi trabajo, pero llega un momento en el que te planteas dejarlo todo».
Para los usuarios de la capital del Baix Camp, el corte ferroviario entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders se está convirtiendo en un auténtico calvario. Si bien, en un primer momento, los viajeros de la R-15 pensaron que el hecho de no tener que hacer transbordos era una buena noticia, los problemas con los trenes y los retrasos que se han registrado desde el pasado día 1 de octubre están convirtiendo este desplazamiento en la historia del nunca acabar. «Si realmente funcionara bien sería un lujo», asegura esta viajera.
Pero de momento no ha funcionado bien. Desde el día 1 de octubre, Cabré Domènech acumula 368 minutos de ‘tiempo robado’ tan solo sumando los retrasos. Esto representa más de seis horas adicionales respecto al tiempo previsto de viaje, teniendo en cuenta que este ya se ha alargado entre 15 y 20 minutos para los usuarios reusenses, que ahora viajan a través de la vía de Valls.
Siempre tarde
Son minutos que ha pasado esperando en el andén o sentada, viendo como «el tren va parando sin saber muy bien qué pasa, excepto en las ocasiones en las que el maquinista o el revisor, que son víctimas como nosotros, nos informan de que tenemos que esperar a que se vacíe la vía».
La cifra solo tiene en cuenta los seis días laborales, desde que se inició el corte, hasta ayer al mediodía. Y es que, este miércoles por la tarde, el tren que esta usuaria coge todos los días para la vuelta, sumaba más de veinte minutos de demora en su salida prevista para las 19.54, desde Passeig de Gràcia.
«Pedí entrar una hora más tarde al trabajo y, a pesar de ello, estoy entrando entre treinta minutos y una hora más tarde de lo previsto», asegura esta reusense. Por la mañana es cuando se están registrando los principales retrasos. Los días en los que ha llegado más pronto, lo ha hecho treinta minutos más tarde, según lo previsto. En los que la situación se ha complicado más, el tren se ha demorado entre 56 y 58 minutos. «De momento, en el trabajo son comprensivos, pero me preocupa el día que llegue más de dos horas tarde, porque van a ser cinco meses así», dice.
Llegar a casa, cenar, dormir y vuelta a empezar. Cocinar ha quedado relegado para los fines de semana, mientras que aprovecha los ratos perdidos para mirar series y echar una cabezadita que engañe un cansancio que se hace más que evidente. «Llevo un estrés y una ansiedad, que incluso me ha salido un eccema en la piel», sigue contando esta usuaria.
Cabré Domènech asegura que se ha mirado la alternativa del autobús directo. Pese a ello, desde Reus a Barcelona tan solo hay dos frecuencias al día, que van a través de Valls y Vilafranca, con un tiempo de recorrido que supera las dos horas de viaje.