La estación de autobuses de Tarragona y la avenida de Roma, colapsadas
La parada improvisada de autobuses dirección Sant Vicenç de Calders deja inoperativo un carril de circulación. Los autobuses tienen dificultades para salir de la estación
Colapso circulatorio esta mañana en la estación de autobuses de Tarragona, durante el primer día de corte de vías de trenes. La parada improvisada de los autobuses que iban dirección a Sant Vicenç de Calders ha obligado a dejar inutilizado uno de los carriles de circulación de la avenida de Roma. Esto ha generado colas interminables de vehículos a media mañana, que no dejaban salir a los autobuses de la estación. Los buses se acumulaban a la salida. Algunos pitaban. A todo esto caos se sumaba las obras del intercambiado de Battestini. Un caos difícil de gestionar.
Desde las seis hasta las diez de la mañana, el funcionamiento de la estación y de su entorno era más o menos normal. Los autobuses que iban dirección a Sant Vicenç de Calders paraban en la avenida de Roma, justo delante del Hotel SB Ciutat de Tarragona. Mientras no había tráfico, todo iba bien.
A las diez de la mañana, la circulación se animaba y el caos se hacía presente. Un vigilante de seguridad indicaba a los vehículos que ocupaban el carril de los autobuses –en la avenida de Roma– que tenía que salir de allí. Era un espacio reservado para buses. Solo estaba operativo un carril de la avenida, lo que ha hecho que se generasen importantes colas de coches. Estos vehículos, además, obstaculizaban la salida de los autobuses de la estación.
Algunos conductores, cansados de pitar, se han visto obligados a bajar del autobús y pedir a los coches que dejaran espacio libre para que pudieran salir. «La gente no respeta nada. Hay una señal horizontal que marca que en la salida de la estación no pueden pararse coches. Sino, nos cortan el paso», explicaba, desesperado, un conductor.
A toda este caos, se sumaron las obras del intercambiador de Battestini. Los trabajadores, como podían, cruzaban la calle con su maquinaria y transportando material de obra. Algunos operarios, incluso, se han visto obligados a controlar el tráfico.
Ni rastro de Guàrdia Urbana ni de Mossos. «Esperemos que, a partir de mañana, alguien se ocupe del tráfico en este punto. Este caos no puede repetirse», explicaba un trabajador de la estación de autobuses.