Archivan la investigación a raíz de los malos olores en la fuga de nafta de Asesa
La Fiscalía asegura que no hubo una grave afectación al medio ambiente ni a las personas, por lo que no hay delito
La Fiscalia de Tarragona ha archivado las diligencias de investigación abiertas a raíz de la fuga de entre 150 metros cúbicos de nafta de la empresa Asesa, situada en el polígono petroquímico sur de Tarragona, hecho ocurrido el 26 de septiembre del pasado año.
El Ministerio Público considera que los hechos no son constitutivos de un delito contra el medio ambiente ya que no supuso un «riesgo grave» para el mismo ni para la salud de las personas.
En el decreto, de cuatro páginas y firmado por la propia fiscal jefe María José Osuna, se recuerda que alrededor de las dos de la tarde de aquel 26 de septiembre empezó a detectarse un fuerte olor en la ciudad, sobre todo en la Part Baixa. Ante la preocupación de la población, Protecció Civil informó de los hechos en un tuit, donde afirmaba: «Aquesta matinada s’ha produït una fuita de nafta a l’empresa Asesa del Polígon Químic Sud, sense que hagi sortit a l’exterior».
La empresa informó que había habido una fuga de entre 100 y 300 metros cúbicos de nafta. Se trata de un hidrocarburo «que no era tóxico ni peligroso para las personas».
El informe de la Guardia Civil
Dos días después, la Fiscalía abrió de oficio unas diligencias de investigación. El mismo día pidió al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil que informara si había iniciado alguna actuación en relación al episodio de fuertes olores y molestias a los vecinos así como del traslado de un bombero del Parc Químic al Hospital Joan XXIII de Tarragona.
La Guardia Civil contestó en sentido negativo. Ante ello, la fiscal le indicó que «practicaran cuantas diligencias fueran precisas para la averiguación de los hechos y la trascendencia medioambiental de lo acontecido».
El atestado de la Guardia Civil, de fecha 11 de noviembre, indica que a las dos de la madrugada del 26 de septiembre se produjo el derrame de 150 m3 de nafta, un derivado del petróleo, que se almacenaba en el tanque de contención número 71 de la planta de Asesa en Tarragona. Dicho tanque es cilíndrico, de 20 metros de altura y con una capacidad de 6.000 m3.
El día de los hechos, el tanque tenía almacenados 3.000 m3 de nafta y la tapa estaba a mitad del receptáculo, lo que dejaba casi 10 metros de altura entre la tapa flotante y el borde superior.
La lluvia caída
Al llover intensamente, la acumulación de agua fue cuantiosa (en la zona del Complex Educatiu cayeron hasta 130 litros por metro cuadrado) y el exceso de peso provocado por la acumulación de agua hizo que se desestabilizase el techo flotante, haciéndole perder la horizontalidad y, por lo tanto, la estanqueidad. Ello permitió que una parte del producto de su interior escapase por encima de la tapa y, junto con el agua, acabase en el conducto central de evacuación de pluviales. No pudo evacuar más líquidos al estar el anillo de contención y los racks anegados por la lluvia.
La Guardia Civil subraya que la fuga «no produjo ninguna contaminación del medio marino ni de las instalaciones portuarias, ni hubo afectación al medio ambiente».
Por lo que respecta al accidente laboral del bombero –que se hallaba colaborando en las tareas de espumar el área afectada–, consta que inhaló algún compuesto orgánico volátil, que le produjo picazón ocular y escozor, por lo que fue evacuado al hospital. Horas más tarde se reincorporó a su puesto de trabajo.
Afectación a las personas
La nafta es un término que se utiliza para describir una clase de mezclas de hidrocarburos obtenidas a partir de la destilación de petróleo o del alquitrán en hulla. Esta sustancia química aparece entre las extremadamente peligrosas para la salud ya que es inflamable.
La sustancia puede afectar a las personas al inhalarla o a través del contacto con la piel, que la puede irritar, y quemar piel y ojos. Su respiración puede irritar la nariz y garganta. Y la exposición puede causar dolor de cabeza, mareo, nauseas y vómitos.
Una exposición a largo plazo puede causar sequedad y agrietamiento de la piel. Y una exposición repetida podría provocar daño al sistema nervioso y afectar al riñón.
En el presente caso, solo consta que se produjo un episodio de malos olores y la afectación leve al bombero.
El Código Penal
En el decreto, la fiscal Osuna recuerda que el artículo 325 del Código Penal exige, para que exista un delito contra el medio ambiente, que el hecho «cause o pueda causar daños sustanciales a la calidad del aire, del suelo o de las aguas, o a animales o plantas». La pena se agrava en el caso de que las conductas puedan perjudicar gravemente el equilibrio de los sistemas naturales o de la salud de las personas. Y recalca que el peligro debe ser grave o sustancial.
Pero en este caso, asegura la representante del Ministerio Público, no hubo riesgo grave para el medio ambiente ni para las personas. «La cantidad de nafta vertidas, el lugar donde se produjo –sin salida al exterior–, las características de la sustancia, la rápida limpieza de la zona, hacen que no se produjera un riesgo de daños sustanciales a la calidad del aire, del suelo o de las aguas o a animales o plantas, ni a la salud de las personas».