Apuntalan de forma preventiva un tramo de arcos de la calle Merceria

El Ayuntamiento de Tarragona asegura que no tiene nada que ver con los problemas estructurales del edificio de Ca l’Ardiaca

Dos de las bóvedas de la calle Merceria han sido apuntaladas. Se trata del tramo más próximo a la Plaça de les Cols, anexo al edificio de Ca l’Ardiaca, por lo que en un primer momento se activaron las alarmas que hacían temer que los problemas estructurales del palacete medieval del Pla de la Seu podrían estar afectando a los edificios colindantes.

El Ayuntamiento de Tarragona niega que haya una correlación entre ambos episodios. Según se especifica, los arcos han sido apuntalados de forma preventiva por el refuerzo de uno de los pilares sobre el cual se sustenta el inmueble, ubicado en la parte de arriba. Hasta hace unos meses este era propiedad del Arzobispado de Tarragona. No obstante, desde el Pla de Palau se asegura que esta institución lo vendió el pasado mes de enero.

Los nuevos propietarios habrían solicitado la licencia para llevar a cabo las obras, y ha sido en esta fase preliminar cuando se ha decidido apuntalar este tramo del acceso a los porches.

El edificio está en un avanzado estado de deterioro y toda la fachada está cubierta por una malla para evitar desprendimientos. Asimismo, varios vecinos confirman durante mucho tiempo estas viviendas han sufrido filtraciones de agua y la presencia de plagas, a causa del avanzado estado de deterioro del inmueble propiedad de la empresa Desarrollos Arbe SL. «Al final, es un foco que genera un efecto dominó», lamenta el presidente de la Associació de Veïns del Carrer Merceria i voltants, Sergi Carrillo.

Carrillo recuerda que esta entidad vecinal ya denunció el mal estado de conservación del número 2 de la calle Merceria. «Había pérdidas de agua porque las cañerías estaban pudridas y rotas. Al final, tuvimos que llamar para que vinieran a arreglarlo», recuerda. Desde hace algunos años el inmueble está abandonado, así como también lo está el local de la parte de abajo, en el que hubo una de las barberías del barrio de las de toda la vida.

Una situación «complicada»

Carrillo lamenta que la falta de mantenimiento de estos propietarios está «afectando a una bóveda de cientos de años», que representa una de las imágenes más emblemáticas del núcleo histórico. Este representante vecinal considera que «debería hacerse una revisión» de la situación de los edificios del barrio, ya que «no podemos hablar de ninguna calle sin que, como mínimo, podamos hablar de uno o dos edificios en una situación muy complicada».

«Estamos hartos, porque al final siempre acabamos con la misma historia, que son de particulares y que no puede hacerse nada, y al final lo único que vemos es que cuando se arregla un edificio es para pisos turísticos. Queremos vivir al barrio y que este sea de la ciudad, no tan solo para los turistas», indica el presidente de la Associació de Veïns del carrer Merceria i voltants.