1 de cada 5 adolescentes de TGN consume ansiolíticos
Una encuesta muestra que la pandemia ha profundizado el malestar emocional entre los jóvenes, especialmente entre las chicas. Aumentan, además, los pensamientos suicidas
El 19% de los adolescentes de la ciudad consume ansiolíticos con o sin receta. La cifra es especialmente significativa en las chicas, entre quienes el consumo llega al 23%. Son 10 puntos porcentuales más que hace apenas cinco años.
Estos son algunos de los datos que revela la encuesta de condiciones de vida adolescente de Tarragona realizada durante el curso 2020-2021 encargada por el Servei de Prevenció de les Adiccions de Conselleria de Salut Pública de l’Ajuntament de Tarragona.
La URV, por su parte, se ha encargado del análisis de los datos y de compararlos con las encuestas que se habían realizado previamente, en los cursos 2015-2016 y 2018-2019. Uno de los resultados es que el consumo de ansiolíticos es apenas la punta del iceberg en una realidad evidente: la pandemia ha profundizado el malestar emocional de los adolescentes. En la última encuesta (que se aplicó a 1.419 alumnos de cuarto de ESO y primero de bachillerato), cuando se preguntaba a los adolescentes si en la última semana habían sufrido nerviosismo, el 68,7% de las chicas y el 37% de los chicos decía que sí; el 67% de ellas y el 34% de ellos se sintió triste, el 62% de ellas y el 38% de ellos no tenía energía y el 57% de ellas y el 34% de ellos tuvo problemas para dormir, entre otros.
Los datos fueron presentados por el director de la Càtedra d’Inclusió Social de la URV, Ángel Belzunegui, coordinador del proyecto de investigación en la jornada ‘Parlem de salut mental’, organizada por el Ayuntamiento ayer en el Palau de Congressos para profesionales que trabajan con adolescentes. La sala (en la que había docentes, monitores, psicólogos, trabajadores sociales, representantes políticos, miembros de asociaciones...) casi se queda pequeña para los 154 inscritos. Otras 25 personas lo siguieron por internet. La asistencia era una muestra, como reconocía la concejal de salud del ayuntamiento, Cinta Pastó, de que se trata de un tema «por el que estamos muy preocupados».
Pensamientos suicidas
Entre los indicadores de malestar emocional también se preguntaba a los adolescentes si en la última semana habían pensado en suicidarse. Un 15,5% de las chicas y un 10,7% de los chicos dijeron que sí. Aunque Belzunegui advertía que hace falta investigar más sobre este resultado, explicaba que los datos no están muy alejados de otros estudios similares realizados en Catalunya.
Los datos de Tarragona, además, han empeorado claramente. En el caso de las chicas el porcentaje que respondía que sí en el curso 2015-2016 era del 11,4%, cuatro puntos menos.
El estudio también relacionó las respuestas de los adolescentes con ideación suicida con otras variables como por ejemplo el control parental, la autoestima o el hecho de haber sufrido abuso sexual. Se encontró, por ejemplo, que los chicos cuyos padres ejercían menos control parental (entendido como estar pendientes de dónde se encuentran los chicos, sus amigos o intereses) tenían 2,6 veces más posibilidades de tener ideación suicida. Los que tenían malestar emocional multiplicaban la posibilidad de ideación en 5 veces. Haber sufrido abuso sexual aumentaba la posibilidad en 2,7 y tener una baja autoestima, en otras 2,7.
Actualmente se están estudiando otras variables para ver cómo influyen en el malestar emocional otros aspectos sobre los que también se preguntó a los jóvenes, como su relación con la familia, los amigos o con el instituto.
El objetivo principal del estudio era avaluar el consumo de drogas y otras sustancias. En este sentido, el titular general es que el consumo de alcohol se ha reducido en general. No obstante, queda claro que los jóvenes con malestar emocional consumen más sustancias. De hecho, sufrir malestar es uno de los factores de riesgo para consumo de cigarrillos, alcohol y cannabis.
Por contra, entre los factores ‘protectores’ frente al consumo se encuentra la implicación de los padres o tener una buena autoestima, mientras que entre los factores de riesgo se encuentra el tener un mejor amigo o amiga que consume.
Eso sí, no hay que perder de vista, explicaba Belzunegui, que la encuesta se hizo en un momento todavía marcado por las restricciones que imponía la pandemia.
De hecho, durante la jornada se presentó también el estudio realizado por el Institut Municipal de Serveis Socials de Tarragona para medir el impacto de la pandemia en la población de la ciudad.
Jessica Cantos, autora del estudio, que se hizo entrevistando a las mismas personas en dos fases de la pandemia, encontró que aunque los mayores eran los más vulnerables, los jóvenes también resultaron, objetivamente, muy afectados: fueron los que más perdieron su empleo (37%) o sus actividades de ocio (13%).
Los jóvenes, igual que el conjunto de la población, vieron como cambió su grado de satisfacción con la vida, y si antes de la pandemia la puntuaban con un 8,2 sobre 10, al terminar la misma la situaban en 5,8.