Nueve años de prisión por intentar matar a su esposa en Tarragona
No aceptaba que ella quisiese divorciarse y le dijo que si no era de él no sería de nadie
Un vecino de Bonavista que no aceptaba que su esposa quisiera el divorcio intentó matarla por la noche. Solo ha actuación de uno de sus hijos evitó males mayores.
La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona lo ha condenado a nueve años de prisión por un delito de homicidio intentado –con la agravante de parentesco– , nueve de libertad vigilada y que durante once no pueda comunicarse ni acercarse a menos de 500 metros de la víctima.
Y fija la responsabilidad civil en 9.600 euros por las lesiones, 4.650 por las secuelas y 9.000 por el daño moral. Pero, además, ha sido sentenciado por un segundo delito: amenazas no condicionales. Se le ha impuesto 16 meses de prisión y tres años más de orden de alejamiento. Y tendrá que pagar las costas del juicio, incluso las de la acusación particular.
El fiscal solicitaba 10 años por el primer delito y dos por el segundo, mientras que la acusación particular era de 10 por la tentativa de homicidio, cinco por las lesiones y dos por las amenazas. La defensa pedía la absolución.
Los hechos
El acusado estaba casado con una mujer. Fruto de la unión tenían dos hijos menores de edad y vivían en un domicilio de Bonavista. Dos o tres días antes del 1 de julio de 2022, se produjo una discusión entre la pareja en el domicilio familiar, porque ella había tomado la firme decisión de divorciarse y el encausado no lo aceptaba.
En un momento dado, el procesado, «con ánimo de amedrentar a su mujer, y en presencia de su hijo de 10 años», cogió un cuchillo de cocina y se lo exhibió, mientras le decía: «Si te separas de mí, yo te mato». Ello motivó que la mujer pidiese a su hijo que llamase a la Policía y el encausado se fue.
En este marco conflictivo porque él se negaba a divorciarse, el 1 de julio se produjo de nuevo una fuerte discusión porque ella no le daba otra alternativa al encausado que no fuera el divorcio. Él acabó marchándose de casa.
Durmiendo
La mujer acostó a los niños y se fue a dormir. Él la llamó por teléfono pero ella no quería hablar porque estaba durmiendo. Sobre las cuatro de la madrugada, mientras ella dormía, el acusado regresó a casa. «Con ánimo de terminar con la vida de su esposa», entró en la habitación empuñando un cuchillo en la mano (sujeto mediante un pañuelo) y con otro cuchillo guardado en la cintura. Abrió la luz de la habitación y despertó a su esposa, dándole un puñetazo en la cara».
En este momento, la mujer vio a su esposo junto a ella blandiendo un cuchillo y se puso de pie rápidamente. Puso contra la pared al hombre y le agarró la mano en la que llevaba el cuchillo.
En ese momento entró uno de los niños a la habitación –dormía en una que estaba al lado– y dijo: «¿Quieres matar a mi madre?». Su madre le dijo que saliera a pedir ayuda. Pero el encausado se había quedado con el móvil que la mujer había dejado a los pies de la cama.
El niño fue a pedir ayuda a casa de un vecino. El agresor pisó un pie a su mujer, que cayó al suelo, y la empezó a dar múltiples golpes por la zona del cuello, la cara y la cabeza. Mientras, con el cuchillo trataba de alcanzarle el cuello y la mujer le agarraba la mano en la que llevaba el cuchillo y con el otro brazo le separaba el cuerpo, a la vez que con las piernas le empujaba y se iba arrastrando por el suelo.
«Te voy a matar»
El acusado gritaba de forma reiterada: «Te voy a matar, te voy a matar, si no eres para mi no eres para nadie». La hija de seis años salió de su habitación. El agresor la vio y le gritó que saliera de la casa. La víctima logró salir rápidamente de la pequeña habitación arrastrándose. El vecino entró y el encausado tiró el cuchillo que llevaba en la cintura y salió huyendo.
La Policía llamó por teléfono al agresor durante los días 2 y 3 de julio para tratar de localizarlo. Finalmente, a las 14.30 horas del día 3 manifestó dónde se encontraba y acabó detenido.
La víctima sufrió lesiones consistentes en una fractura de huesos y dos heridas, además de un cuadro de ansiedad, cervicalgia y cefaleas. El tiempo de curación fue de 96 días. Le han quedado cuatro cicatrices.