¿Cómo descubrieron los Mossos el cadáver descompuesto de Botarell abandonado por el cártel de Sinaloa?
La Policía Autonómica reconstruyó los viajes del coche de la víctima desde Italia, su punto de partida. El turismo fue aparcado en Barcelona tras abandonar primero la víctima en un bosque de Tarragona
La piedra angular del crimen de Botarell que se ha conocido este fin de semana se llama Pablo, un hombre postrado en una silla de ruedas pero que ello no le impide gestionar en Catalunya las operaciones del cártel de Sinaloa.
A Pablo no permite traición, ni errores. Si se cometen una de las dos, la muerte es el precio a pagar. Y en esta tesitura, un ciudadano kosovar de 46 años perdía la vida este verano en la localidad barcelonesa de Sant Andreu de Llavaneres (es la hipótesis que contemplan los Mossos, según explica Rebeca Carranco en El País) y terminaba abandonado en un bosque a 133 kilómetros en línea recta, en Botarell.
La víctima, afincado en Italia con su mujer, perdió una partida de droga del cártel. Perdió «una sustancia líquida que se pasa a sólida», como se puede leer en la causa que lleva el Juzgado de Instrucción número 2 de Reus.
Esa sustancia líquida era metanfetamina que tras un elaborado proceso en un laboratorio escondido en Sant Andreu de Llavaneres, donde vivía Pablo y su familia y otros integrantes de esta banda criminal, terminaba distribuida en Europa.
El coche de alquiler y el GPS
La víctima viajó en coche desde Italia a Barcelona porque debía rendir cuentas con el capo. Solo llegar, le dieron una paliza de campeonato, y se preparó el secuestro y la petición de un rescate.
Se estima que todo era una cortina de humo para recuperar el dinero que habría perdido con el traslado fallido de la metanfetamina. La ejecución ya estaba prevista.
La información del secuestro y el rescate llegó a Madrid y Barcelona por vías diferentes. Padre y mujer de la víctima alertaron de la desaparición de la víctima por dos canales. Y Policía Nacional y Mossos terminaron haciendo tándem para poder resolver el caso.
El coche que conducía desde Italia tenía GPS y través de una reconstrucción tecnológica de geolocalización, los investigadores lograron reconstruir el viaje y el desplazamiento a Botarell.
Se estima que el cadáver viajó desde Sant Andreu de Llavaneres hasta la localidad del Baix Camp y luego se abandonó el turismo en una calle de Barcelona, donde terminó el el depósito municipal de la Ciudad Condal.
La localización del cadáver se mantuvo en secreto. Los investigadores y el juez acordaron hacerlo de esta forma por si había una nueva petición de rescate.... y cuando esta se activó, se procedió al operativo para desmantelar a la organización. Las detenciones se llevaron a cabo el 22 de octubre: 11 hombres y 3 mujeres terminaron esposados. Se localizó el laboratorio de metanfetamina y se cerró una de las operaciones más complejas contra este cártel de la droga mexicano.