Pantanos catalanes: en estado de emergencia
Riudecanyes y Siurana se hallan al 2,70% y al 3,10% de su capacidad
Las escasas lluvias de hace apenas unas semanas se vislumbraban como un foco de esperanza para aumentar el volumen de los embalses de las cuencas internas catalanas e intentar paliar el estado de emergencia por sequía que el Govern de la Generalitat declaró el pasado 1 de febrero.
Todo un espejismo porque el 7 de marzo el Govern anunció el cambio de escenario del embalse de Darnius Boadella, que abastece a 12 a municipios del Alt Empordà, que pasaba del escenario de emergencia 1, alcanzado en septiembre de 2023, al escenario de emergencia 2. Cabe recordar que este estadio se declara cuando las reservas llegan a los 67 hm3 (10,95%) y provoca que haya restricciones de consumo más extremas: el consumo se limita a 160 litros por habitante y día.
Tarragona quedaba fuera de esta grave situación (siendo Barcelona y Girona las provincias más afectadas) por el buen estado del río Ebre del que dependen 70 municipios por el trasvase que se llevó a cabo en los años 80. Pero, lamentablemente, hay otras poblaciones que no gozan de este escenario algo más benevolente: Riudecanyes y Duesaigües ya hace más de medio año que mantienen en vigor el estadio de emergencia por sequía, sin que haya ningún atisbo de mejora.
Cifras de contrastes
La Agència Catalana de l’Aigua (ACA) mantiene la información del estado de los pantanos actualizada diariamente y algunos datos no pueden ser más estremecedores: Riudecanyes (Baix Camp) se encuentra al 2,70% de su capacidad, con un volumen de 0,14 hm3 cuando su capacidad total es de 5,32 hm3. En lo que respecta a Siurana (Priorat), está al 3,10% de su total, con un volumen de 0,37 hm3 de los 12,22 hm3 que podría almacenar.
En contraste de estos dos embalses se encuentra el de Riba-roja (Ribera d’Ebre), que está a un 94% de su capacidad y el de Mequinenza, también conocido como el Mar de Aragón, a un 96%.
El Pla de sequera es la herramienta aprobada por el Govern de la Generalitat a través de la ACA, para gestionar los episodios de escasez de agua en el territorio de los ríos catalanes que acaban desembocando en el Mediterráneo. El plan, que divide el territorio de las cuencas internas en 18 unidades de explotación, hace posible que la gestión de los episodios de sequía se puedan realizar de forma anticipada y localizada.