Donde tratan el manjar como una obra de arte
Gran servicio. En ‘Las Brasas de Salou’ te sientes como en casa. Los ágapes que se ofrecen son para recordarlos durante mucho tiempo
Las Brasas de Salou’ es un lugar donde tratan el manjar como si de una obra de arte fuera, en el que se dejan estar de florituras y las recetas cogen la recta de lo tradicional para no salirse y ofrecer al comensal un ágape del que se acordará durante días, semanas y meses.
Gestionado por el matrimonio formado por Alícia y Carlos, dos profesionales como la copa de un pino que ya llevan años a sus espaldas. Concretamente veintiocho primaveras desde que Carlos aparcara su profesión lejos de Burgos su tierra natal y decidiera abrir un restaurante en Salou en la calle Barbastro. Aunque justo hace cuatro años decidieron cambiar de zona para instalarse en una espectacular casa ubicada en la Vía Augusta que reformaron íntegramente. Al llegar y contemplar el restaurante ya te sientes como en casa.
Nada más sentarnos Alícia nos ofrece una carta en la que disponemos de una gran variedad de platos y menús. Hay uno disponible todos los mediodías de la semana por veintiún euros que nos brinda una amplia selección de los mejores platos de la casa, en el que hay que escoger de entre más de treinta opciones. En el menú diario no se incluye la bebida.
Existen dos posibilidades más por ochenta euros, unos menús a compartir (cuarenta euros por persona) más completos y abundantes en los que la bebida sí que está incluida. Uno de estos fue el escogido por un servidor.
De entrada un aperitivo cortesía de la casa, toda una declaración de intenciones: morcilla de Burgos, chorizo y torreznos de Soria; escoltados por unos pimientos del padrón. Vamos, cocina sin ‘collonades’. Dos entrantes a compartir: una ensalada como Dios manda, de lechuga variada, atún, pepino, tomate, cebolla, zanahoria y huevo; y el segundo de los entrantes, una morcilla de Burgos, plato en el que Carlos barre para casa y rinde homenaje a sus orígenes.
Y de plato principal una oda a la cocina más tradicional, un cordero lechal con denominación de orígen de Castilla y León, asado al horno y servido en su cazuela de barro típica castellana, una magnífica pieza guisada en su propio jugo y que se deshace en la boca. Comentar que este plato tiene sus propias jornadas gastronómicas durante algunas semanas de verano en el propio restaurante.
Y por último, como todo en las Brasas, unos postres caseros que hacen las delicias de los más golosos, una crema catalana y un coulant de chocolate ideales para compartir.
Ir a ‘Las Brasas de Salou’ es hacerlo con el convencimiento de que estarás como en casa, donde Alícia te dispensará el mejor servicio y donde Carlos solo cocinará las mejores piezas. Ideal tanto para comidas en familia, de empresa o en grupo ya que dispone de reservados privados en los que estar más tranquilos.