Las consultas de personas ‘trans’ se disparan en la provincia
Las primeras visitas a la Unitat de Trànsit del ICS, en el CAP Sant Pere de Reus, se han multiplicado por siete desde su creación. Su objetivo es mejorar la accesibilidad de la atención a las personas ‘trans’
«Tengo 20 años y, aunque biológicamente nací niño, siempre me sentí una niña». Estas son las primeras palabras del relato que, muy amable y valientemente, Kara ha ofrecido al Diari para visibilizar y poner nombre a una experiencia vital por la que pasan muchos y muchas jóvenes de nuestra provincia que se identifican con un género diferente al que le asignaron al nacer.
La tramitación parlamentaria de la ‘ley trans’ por parte del Gobierno central –a la espera de que finalice el periodo de alegaciones para su aprobación definitiva– ha puesto de actualidad una realidad hasta hace unos años oculta, pero que poco a poco se está visibilizando más. Así lo demuestran los datos facilitados por el Departament de Salut: la Unitat de Trànsit del Camp de Tarragona i Terres de l’Ebre, que puso en marcha el Institut Català de la Salut hace cuatro años en el CAP Sant Pere de Reus, ha multiplicado por siete el número de primeras visitas desde 2018, pasando de las 11 del primer año a las 68 que lleva durante este 2022.
Acompañamiento psicológico
Esta unidad, entre las diferentes perspectivas desde las que ayuda a la persona ‘trans’, ofrece acompañamiento psicológico a quien lo solicite. Y es que, tal y como explica Kara desde su propia experiencia, las personas que pasan por este proceso no lo tienen nada fácil desde un punto de vista psicológico. «Cuando llegué al instituto fue una bomba. Me hicieron ‘bullying’ por mi aspecto y, aunque no lo demostraba abiertamente, estaba claro que no era igual que los otros niños», comenta esta joven, quien añade que «fue un momento crítico en mi vida, con un intento de suicidio, depresiones, etc.».
Sobre el acompañamiento psicológico de estas personas, el decano del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, Guillermo Mattioli, tiene muy claro que «es fundamental y debe estar presente en cualquier etapa del proceso de transición. No se trata en absoluto de patologizar, ni tampoco de oponerse a las percepciones que tienen las personas que nos consultan sobre sí mismas. Porque la buena práctica psicoterapéutica no incluye la aversión, conversión o contracondicionamiento de las transiciones, así como la modificación de la orientación o identidad sexual o expresión de género de las personas».
¿Y qué aporta un profesional de la psicología a un joven que puede estar sufriendo negativamente este periodo de transición? Mattioli concreta que «los y las profesionales de la psicología, eso sí, acogemos y contenemos las angustias, dialogamos y ayudamos a generar las preguntas que a las personas que nos consultan a veces les cuesta plantearse, siempre con el objetivo consensuado con ellas de esclarecer los temas o los conflictos que les generan sufrimiento».
Afortunadamente, Kara empezó a estudiar un ciclo de informática y «salí de mi zona de confort. Conocí a gente con la que me sentía a gusto y aproveché para indagar en mí misma y me di cuenta de que era bisexual. También conocí a mi pareja actual, un chico trans que me enseñó mucho sobre identidad, género, etc.». A partir de ese momento, Kara hizo un ‘click’ en su vida: «Me di cuenta de que llevaba 19 años viviendo en una mentira y fue el momento de tomar dos decisiones: primero, explicárselo a mi familia y, segundo, empezar un tratamiento médico».
Estas dos decisiones tan valientes han valido la pena, aunque el camino no está siendo fácil. «Hablé con mi familia y fue genial. La reacción tanto de mis padres como de mi hermano y mi abuela fue espectacular. El problema lo tuve con los amigos, que muchos no lo aceptaron», explica Kara, quien añade que «ahora estoy en pleno proceso de hormonación (llevo 8 meses) y en trámite de cambio de género. Estoy muy contenta, aunque ha habido momentos difíciles y de duelo, tanto por los amigos que te dejan de lado como contigo misma, porque notas que en el pasado eras una persona que ya no eres». No obstante, esta joven insiste en que «lo mejor de todo es que puedo mostrarme al mundo como quiero y esto me permite saber quién quiere estar conmigo de verdad».
Una unidad que cumple 4 años
Todos aquellos jóvenes –o no tan jóvenes– que estén pasando por lo mismo que ha pasado Kara y no sepan a quién acudir, cuentan desde 2018 con la Unitat de Trànsit del Camp de Tarragona i Terres de l’Ebre, una unidad que forma parte del Servei Trànsit que estaba centralizado en Barcelona, pero que en 2017 inició un proceso de despliegue por todo el territorio catalán, con el objetivo de mejorar la accesibilidad a la atención a las personas trans.
Se trata de una unidad con una base de atención que parte de la premisa de que las personas ‘trans’, por esta condición, no sufren ninguna alteración o patología, sino que forman parte de la diversidad humana en la que participa todo el mundo.
En este sentido, la Unitat de Trànsit ofrece acompañamiento y atención a las personas ‘trans’ desde una perspectiva biopsicosocial, que incluye atención médica, quirúrgica, psicológica y social específica, si lo solicitan. También es importante que esta misma ayuda se traslada, si es necesario, a las familias de las personas ‘trans’, una parte importante en el proceso de transición de género.