Vino y avellanas narran la historia de Reus
La Estació Enològica se deja recorrer en visitas guiadas maridadas con productos del territorio dos domingos al mes
Entre vino, avellanas, aceite y vermut. Así conocieron ayer algunos la Estació Enològica. El complejo del Passeig Sunyer, levantado hacia 1905 tras la crisis de la filoxera, ofrece recorridos guiados con maridaje el segundo y el cuarto domingo del mes. Desvela, en ellos, los secretos de sus rincones pero también los de los productos con DO del territorio y estrechamente vinculados a Reus.
Al llegar, los visitantes recibieron una bolsa con artículos que fueron descubriendo durante la ruta. Lo primero que usaron ayer, en pleno mediodía de este bochornoso agosto, fue una copa en la que se les sirvió vino de la DO Catalunya. Cargado de provisiones, el grupo emprendió el paseo por el recinto, con apuntes históricos y gastronómicos de Jordi Salvadó.
«Cuando se construyó la Estació Enològica, su función se centraba en la investigación y la divulgación» de todo lo relacionado con el vino «en un momento en el que la transmisión del conocimiento de padres a hijos ya no era suficiente», explicó el guía. Se trataba de articular «una manera de salir adelante» después de la plaga que afectó gravemente a las principales zonas vitivinícolas. Por aquel entonces, dirigida por Claudi Oliveres, la Estació era la más grande de España y estaba equipada con tecnología punta. Entre sus dependencias se encontraba «una estación meteorológica y hasta dos hectáreas de viña experimental», así como «un servicio de laboratorios donde se realizaban análisis».
El conjunto también disponía de una aula de conferencias y «semanalmente se ofrecían charlas». Además, allí «se podían cursar estudios de enología, a partir de los 16 años y con una duración de tres, para obtener el título de enólogo, aprendiendo la elaboración de vinos y destilados».
Obra de Pere Caselles, el edificio de la Estació Enològica es también une muestra de modernismo industrial. Y está repleto de guiños a la finalidad para la que fue concebido, como racimos de uvas, olivos o avellanas en la fachada. Y es que, justamente a partir de la incidencia de la filoxera, se extendió el cultivo de este fruto seco.
Para ver si valió la pena, los visitantes llevaban avellanas DO Reus. Salvadó les invitó a oler el paquete y les contó algunas curiosidades. Todas tienen un tamaño similar porque son seleccionadas, y no están completamente peladas. Dentro, «el corazón de la avellana está más tostado» y triturándola y calentándola en la mano «emana aromas en los que los expertos huelen leña seca o caramelo».
¿Y el aceite?. La DOP Siurana agrupa a más de 30 productores que emplean mayoritariamente la arbequina. «Nada que ver con lo que uno puede comprar en el supermercado y que se distingue por suave o intenso», detalló el guía al grupo. El vermut de Reus puso el broche.
La Estació Enològica, una de las joyas del patrimonio reusense, ha vivido mejoras este verano coincidiendo con la campaña turística GaudíReus. Incluye pantallas y audiovisuales vinculados con el vermut para acercar a todos este pedazo de la historia local.