Vecinos de la Urbanització Pàmies de Reus reclaman restringir el acceso de coches

Denuncian el estado «lamentable» de las aceras, que «son mínimas y obligan a ir por la carretera». Piden peatonalizar

La Urbanització Pàmies quiere poner fin a sus aceras estrechas y llenas de baches. Pide restringir el acceso de coches desde la avenida de Salou y priorizar al peatón en esta zona, en que el vecindario formado en buena parte por mayores coincide con diversos equipamientos orientados a la tercera edad. «La gente sale a pasear con la silla de ruedas, con el carro de la compra o el del niño, y se tiene que bajar a la calzada porque no puede pasar», denuncia el responsable vecinal Lorenzo Montull. «Ya fuimos al Ayuntamiento hace siete años a pedir que el área fuera peatonal o, si no se podía, que se hallara alguna solución, pero está igual», critica.

Montull ve una cosa clara: «La normativa marca que las aceras deben medir, al menos, un metro, y aquí no pasan de los 60 centímetros», dice. «Los bordillos están deshechos, faltan baldosas, no hay tramos rebajados para subir y bajar... todo está mal; tenemos muchos inconvenientes y muy pocas ganas por parte del Ayuntamiento», añade. Y, por eso, «pensamos que debería peatonalizarse». La urbanización no cuenta con asociación de vecinos, pero «en su momento ya recogimos firmas en este sentido, alrededor de un centenar».

La zona queda encajada entre la avenida de Salou y la calle Astorga, y comprende las calles Antiquaris, Escultor Sunyol, Vicaria y Condesito, con la travesía del Jardín de los Poetas y la calle de la Papallona. En ese radio «tenemos tres residencias de ancianos, además del CAP Marià Fortuny, y esto no favorece a nadie», destaca el responsable vecinal. Montull lamenta que el gobierno municipal «solamente mira el centro de la ciudad» y «planea reformas en el entorno de la plaza de la Llibertat o el paseo Mata, arregla los arrabales para que sean peatonales, pero aquí parece que solamente cobra impuestos».

Fuentes del Ayuntamiento consultadas al respecto responden que, en el último mandato, el consistorio «ha dedicado cerca 800.000 euros del plan director de aceras a esta zona». El importe, según especifican, se reparte entre «unos 380.000 euros adjudicados entre 2020 y 2021 y otros 400.000 presupuestados».

Con el carro o en la silla de ruedas

El entorno de la urbanización era, la mañana de este martes, un ir y venir de personas que, efectivamente, se topaban con obstáculos derivados de las dimensiones de las aceras y la circulación de vehículos. «Es cierto que son muy estrechas y yo, por ejemplo, con el carricoche, me veo obligada a ir por la carretera», explicaba Jeni Ledesma. «Y si a eso se le suma que hay muchas rotondas...», destacaba. Sin embargo, la posibilidad de peatonalizar le generaba dudas. «Aparcar en esta parte es difícil; cada uno tiene su punto de vista y yo arreglaría las aceras», precisaba.

Para Encarna Cruz, «además de las aceras, se añade que los semáforos duran muy poco y la gente mayor tiene problemas para cruzar porque no le da tiempo». «Yo no tengo coche y la verdad es que no me iría mal que lo hicieran peatonal», indicaba. Otra transeúnte, Johana Faría, admitía también que «al vivir aquí, cada día me encuentro con estas aceras pequeñas» y «cuando vienen los abuelos con las sillas de ruedas, es imposible pasar y tienen que bajarse a la carretera». «En esta zona hay mucha residencia de ancianos y población envejecida y no sería mala idea, para mí, peatonalizarla», opinaba.

Y a Guadalupe, lo que le ayudaba en el camino a casa es «el bastón que llevo para apoyarme». «Voy agarrada para que no me pase nada», comentaba. Y constataba que «el suelo está muy estropeado, faltan baldosas por todos los sitios, ando con el carro de la compra y lo paso fatal». «Si, al menos, no pasaran coches, yo podría ir por el medio de la calle con calma, pero ahora tampoco eso se puede», decía.

«¿A qué esperan para arreglar todo esto?», se pregunta Montull. Pero no es lo único. «Tenemos postes de la luz en medio de las aceras, donde también hay señales», destaca. El cableado aéreo dispuesto sobre postes irrumpe en medio del paso de las personas que, una vez más, tienen que bajar a la carretera para seguir el recorrido. «Y si, como mínimo, hubiese rampas para ello, pues aún, pero tampoco las hay», advierte el responsable vecinal.

Ampliar las aceras podría parecer la opción más sencilla pero, entonces «se comerían la calzada y el espacio de los coches». De ahí que «la peatonalización sea una opción». Montull relata que «hay una circulación tremenda entre la avenida de Salou y la calle Astorga» y dice que «pasan por aquí par ahorrarse salir por Sant Bernat Calbó y la plaza del Canal». Por eso, una de las propuestas sería restringir el tráfico desde la avenida de Salou y que la Urbanització Pàmies «quedara ordenada con plataforma única y una sola entrada por delante y otra por detrás» mientras que «los vecinos pudieran acceder, circulando por dentro del área y aparcando con normalidad como, por ejemplo, quienes vienen a las residencias; no es cerrar del todo el tráfico sino reducir la circulación».

«Las aceras se tienen que arreglar por narices, por norma, pero lo que queremos es que se estudie la peatonalización», precisa Montull, que dice que «habría que hacer un proyecto, buscar maneras de resolver la movilidad y que la gente pudiera opinar y estuviera contenta».

La parada de autobús Urbanització Pàmies 2 es otro punto conflictivo. «Hace mucho que está aprobada pero no se pone al día, no tiene marquesina ni plataforma como debería porque nos dicen que los coches corren mucho y que no puede ser», detalla el responsable vecinal. E incide en que «es lo mismo que con el resto: la gente no la puede utilizar con seguridad».

«Hay falta de mantenimiento en todos los aspectos»

Las quejas de la Urbanització Pàmies no se limitan a la movilidad. El responsable vecinal Lorenzo Montull denuncia que «hemos llegado a esto por una falta de mantenimiento persistente en el tiempo» que afecta también «a muchos otros aspectos, desde la iluminación a la poda de los árboles». «Pagamos nuestros impuestos, no entendemos por qué no nos hacen caso y, de hecho, tienen la obligación de responder», apunta Montull.

Otros vecinos mantienen que en los parques de alrededor «falta limpieza y hemos llegado a encontrar heces de personas o tampones usados» y algunos expresan que «al haber menos vigilancia, mucha gente no recoge los excrementos de los perros». Coinciden en que «pasa porque no somos el centro».

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