Un café para luchar contra la exclusión social
La cafetería del Centre Social El Roser de Reus quiere ser un lugar de convivencia entre los usuarios del equipamiento y el resto de la ciudadanía. Los beneficios se reinvertirán en la atención
«Aunque todavía no se llena, sí que se va notando el movimiento y en un día normal pueden venir unas 20 o 30 personas», explica, sobre la nueva cafetería del Centre Social El Roser, una de las trabajadoras del equipamiento. El espacio para tomar algo «apenas lleva poco más de un mes abierto» y ya se ha ganado sus primeros clientes fijos.
La cafetería opera como una más de las que hay en Reus: ofrece todo tipo de bebidas –excepto las alcohólicas–, bocadillos calientes y fríos, brioches y aperitivos variados en horario de las 7.45 y las 11.45h. Atiende a cualquier persona. Pero, además de eso, tiene un trasfondo humanitario.
Por un lado, los beneficios de desayunar en ella se reinvierten en la UTE formada por empresas de inserción laboral y expertas en acción social que se hace cargo del servicio de alimentación del Roser. Así, repercuten en un mejor acompañamiento para los usuarios de este recurso social. Y por el otro, el Ayuntamiento quiere que la cafetería resulte un lugar compartido precisamente entre esos usuarios y el resto de la ciudadanía, en especial los estudiantes y el equipo docente del Institut Gabriel Ferrater. La idea es, en definitiva, que tomarse en ella un cortado o un refresco sea también una forma de luchar contra la exclusión.
Justo eso hacía este lunes por la mañana Rocío. Desde su mesa, en la terraza de la cafetería del Centre Social El Roser explicaba, preguntada sobre qué ha aportado la puesta en marcha del establecimiento a esa zona de Reus, que «me cae cerca y me va bien, y en la atención todos son muy amables». Respecto a la proximidad con el instituto, «algunos alumnos y profesores sí vienen».
Lo constataba también la trabajadora del Roser, que indicaba que «nos suelen venir alumnos del instituto, gente de los juzgados o bien personas que pasan por delante y que se sientan», y precisaba, en cuanto a los estudiantes, que «el patio es hacia las 11h. y entonces pueden aprovechar porque en ese momento la cafetería también está abierta a todo el público en general». Pese a todo, al llevar poco tiempo en marcha «hay gente que a lo mejor no ha entrado porque no sabe que esto está abierto a todo el mundo» y también «los hay que han venido a preguntarnos cómo va».
Comida, despensa y alojamiento
Un cortado cuesta 1,10 euros, lo mismo que un cruasán, y hay promociones de café o refresco más bocadillo. A partir de las 11.45h, el espacio se cierra al público y entonces se reserva para El Centre Social El Roser, ya que asume las funciones de comedor social.
El de cafetería es uno más de los servicios que presta el centro, que mantiene abiertos otros dos de carácter social para sus usuarios: el comedor –con menús para tomar de manera presencial o llevarse– y la despensa –un punto de distribución de alimentos y complementos–. Queda el de alojamiento, que comenzará a funcionar a finales de año. El Roser está hallando todavía su encaje en la zona, abordando algunos roces que surgen con su entorno.