«Tomar las rotondas en bici en Reus es un peligro, nadie sabe qué hacer»

Ciclistas y usuarios del patinete ven bien el ‘boom’ de carriles bici, pero constatan riesgos en las glorietas, incivismo y falta de aparcamientos. El Ayuntamiento estudiará posibles mejoras técnicas

La construcción de carriles bici en la que Reus lleva meses inmersa está suponiendo una auténtica revolución para la movilidad. La implantación de nuevos tramos teje, por fin, la red ciclable históricamente inconexa. Pero la forma en que se lleva a cabo ha despertado ciertas inquietudes.

Ciclistas y usuarios del patinete consideran necesaria y positiva la expansión de vías por las que circular y aplauden que el municipio entre de lleno en ella. Sin embargo, detectan peligro en las rotondas y dificultades para salvar las plataformas del autobús y con los separadores en la calzada. Lamentan el «incivismo» y el «desconocimiento de las normas», y piden más aparcamientos. El gobierno municipal estudiará mejoras técnicas.

«Es bueno que haya carriles, pero deben estar bien habilitados», valora Raúl Ezquerro, que este jueves pedaleaba por el entorno de los paseos junto a su familia. Y es que «hasta el momento, los teníamos inconexos y los hay hasta con árboles en medio»; y los que se están haciendo «pasan por encima de las plataformas de bus y entre mucho tráfico, obligan a parar y el sistema de las rotondas es muy peligroso. Ir con los niños es delicado».

Configuraciones como las que indica Ezquerro pueden verse, por ejemplo, en la avenida de la Salle. Allí, las plataformas elevadas de las paradas del bus se han incrustado en el trazado del carril bici y, al llegar a ellas, este afronta una rampa de subida y se transforma en un damero blanco y negro que visibiliza la convivencia entre ciclistas y peatones, antes de volver a descender para seguir sobre llano.

Sobre la percepción de riesgo en las rotondas, prácticamente no hay debate: todos detectan inseguridad. «En las glorietas, nadie sabe qué tiene que hacer ni por dónde tiene que ir. Aunque no debería ser así, nadie conoce las normas. Y, en bici, si te dan un golpe te hacen daño», opina Francesc Huguet, que añade que «falta pedagogía».

Pese a que la prioridad del ciclista rige, ni en Reus ni en sus alrededores existían carriles de este tipo hasta hace pocos meses y su irrupción ha traído desconcierto especialmente en las salidas, donde los coches se cruzan y atraviesan el espacio de bicicletas y patinetes.

En una entrevista concedida a este rotativo antes de la investidura, la alcaldesa, Sandra Guaita, apuntó que «apostamos por los carriles bici, pero hay puntos donde generan inseguridad al peatón, al ciclista, al que va en patinete y a los vehículos. Repensaremos algunos. Ya hemos hablado con ayuntamientos que tienen salidas de las rotondas de otra forma».

Consultadas al respecto, fuentes municipales precisaron ahora que «el gobierno analizará los diferentes proyectos de carril bici desde un punto de vista técnico para evaluar la posibilidad de introducir mejoras».

Huguet, vecino de Castellvell, emplea con su bici eléctrica la nueva vía que une Reus con el municipio. Celebra que, en general, «se respeta bastante al ciclista y yo no he tenido ningún susto», pero pide civismo a los patinetes «que van por donde quieren» y «más aparcamientos para no tener que atar la bici con un candado a un poste».

Plataformas y separadores viales

Para Andrés Moya, que pedalea con su mujer, los problemas del boom de vías ciclables se focalizan también en «las paradas de bus, que fuerzan a girar el manillar para poder subir las rampas tan empinadas y más de uno se ha caído», y en «los separadores que apartan los carriles bici de los coches: no tienen función, para eso están las líneas pintadas, y cualquiera puede pisarlos y desestabilizarse».

En Bellissens, hubo que sustituir varias de estas piezas de PVC después de que el tráfico rodado las reventara y el Ayuntamiento explicó que sufrían defectos de fábrica. Moya da un consejo: «Para salir en bici, la parte de los Ploms parece la más cómoda».

«En los carriles que se construyeron en las aceras, cada dos por tres entran peatones y hay que ir con mucho cuidado, frenando y apartándose. Y por la calzada, en las rotondas, normalmente señalizo los movimientos con las manos porque son peligrosas», relata Lluís Capdevila. Conoce bien la red ciclable porque alterna bici y patinete, y constata que hay puntos concretos que producen inseguridad.

Igual que él, Jenny Espinoza también se desplaza en patinete. En su caso, le resulta útil porque «trabajo lejos y, a veces, no tengo en qué ir». Por eso, señala que «convendría que hicieran carriles también hacia fuera de Reus, no solamente en la parte urbana. Pienso que mucha gente les sacaría rendimiento». Dentro, de nuevo, «habría que arreglar las rotondas porque los coches se le tiran a uno encima. Me da miedo y en alguna ocasión he preferido no coger el patinete para evitarlo», comenta Espinoza.

Coincide con ella Raymon Villar, que, con su patinete, ha comprobado que «en las glorietas, los coches no paran y se te pegan». «Es un gran avance que hagan más carriles porque cada vez más personas van en bici o en patinete, pero si no son seguros no sirven», subraya. Y se pone también en el lugar de los conductores: «Para que las bicis pasen se ha quitado aparcamiento y es más difícil estacionar».

El despliegue de carriles, millonario e impulsado por los Next Generation, continúa adelante y recientemente se dieron por finalizadas las obras que se ejecutaban en Bellissens.

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