Reus se llena, por el Puente de la Purísima, de grupos turísticos interesados en el patrimonio arquitectónico

Otra sesión de la ‘Ruta del Modernisme’ se ha realizado este viernes 8 de diciembre, la cual aborda la huella de Domènech i Montaner

Siguiendo la huella que dejó el arquitecto Lluís Domènech i Montaner en Reus, se llevó a cabo ayer otra sesión de la Ruta del Modernisme, enmarcada, además, en la programación navideña de la ciudad. El recorrido comenzó en la Estació Enològica, con la asistencia de una treintena de personas. La jornada, en pleno puente, acogió en el casco antiguo más de una visita guiada al patrimonio arquitectónico. Y es que, aparte de la que nos ocupa, hubo otros grupos turísticos observando fachadas, buscando toda la información que estas podían ofrecerle.

Dicho esto, y de la mano de Jaume Grau, quien condujo la ruta modernista –acompañado de un maletín con materiales gráfico y de consulta– los visitantes repasaron los elementos decorativos de la fachada de la Estació Enològica. Motivos como el escudo central, racimos de uvas y ramas de olivo pusieron de manifiesto tanto la función y lo que albergó el edificio, así como de la actividad económica del Reus del momento, basada en la producción de vino y aceite. El responsable de la visita aprovechó a mostrar un par de fotografías de Domènech i Montaner y del que fue arquitecto municipal, Pere Caselles, ambos relevantes en la construcción de edificios patrimonialmente fundamentales en la ciudad.

«Entre los años 1880 y 1910, Reus fue muy importante, estaba por detrás de Barcelona. Todo lo que rodeaba a la Estació Enològica era, además, campo y la ciudad, por entonces, más reducida», apuntó Grau. En este sentido, introdujo la importancia que llegó a tener la producción del vermut: «Aunque antiguamente no era muy conocida, dicha bebida, pues antes lo eran el vino y el aguardiente».

Reus también fue un lugar de proyectos ambiciosos. Grau destacó, ya en el Passeig Sunyer, que se quiso realizar un ensanche, «algo que quedó en papel mojado». La industria textil y la relativa a la fabricación de ladrillo, «también fueron relevantes y nos posicionaron».

La ruta contó, por otro lado, con la participación del grupo turístico. Grau lo interpeló para que contara cuántas estaciones de tren veía en Reus en un mapa que les fue facilitado y cuya realidad expuesta rozaba los 100 años. «Miren y enumeren cuántas estaciones había entonces», solicitó el conductor de la ruta modernista. Tres fue la respuesta correcta. Tal cantidad «es una demostración del tipo de ciudad que era Reus». Ya pasado el Passeig, los visitantes analizaron las fachadas de la Casa Gasull y la Casa Rull. Grau describió los elementos de las fachadas y las historias de sus propietarios, un fabricante de aceite y un notario, respectivamente. La ruta finalizó en la plaza del Mercadal.

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