Reus no tiene playa ni falta que le hace

Las piscinas del Parc dels Capellans han reutilizado este año, excepcionalmente, el agua de 2023 tras aplicarle un tratamiento específico. Alcanzan los 800 bañistas diarios

Francesc Amorós tiene 81 años y no se pierde ni un día de la temporada en las piscinas municipales de Reus junto a su mujer, Montserrat Roca, de 77. Se maneja con soltura de un lado a otro, conoce a todos, saluda a los socorristas y se saca brillo en uno de los bancos de la entrada.

Sigue una rutina fija: «Me meto en el jacuzzi, hago un poco de piscina y salgo y me pongo a leer. Cuando el calor aprieta, me voy a las duchas y uso las cuatro para ir aprovechando las que están templadas hasta llegar a las más frías. Y vuelvo a lo mismo. Me traigo un termo con agua fresca. Y paso la mañana, hasta que pica el sol», explica. Es uno entre los cerca de 800 bañistas que pasan cada día por las instalaciones, abiertas hasta el 8 de septiembre.

La pareja era habitual de la playa de la Llosa pero dejó de frecuentarla porque «cerraron las duchas y los lavapiés». Y, al final, ambos se han quedado finalmente en las piscinas, una «opción que está cerca de casa y nos viene muy bien. Uno se mete en el agua y se olvida de todo el bochorno».

¿Lo que más les gusta? «La limpieza y el desnivel de la orilla, que da efecto de playa», añade Amorós. A veces traen a la familia. Y saborean esta etapa de la vida en que «nos toca disfrutar de todo y pasárnoslo bien».

Míriam Castells, de 40 años, es otra usuaria, con su marido y sus hijos. «Vengo unas cuantas veces al año, por proximidad, principalmente, y porque no tenemos piscina comunitaria en casa», comenta. Lo combina con la playa. «Los niños también se lo pasan muy bien aquí» y «siempre lo encontramos todo muy limpio y muy correcto», especifica. «Es una muy buena forma de pasar este calor», concluye.

También hay casales que acuden a las piscinas. Maria Rodríguez y Fátima Naranjo son monitoras de uno de ocio con personas con necesidades especiales, el Gripau Blau. Desde Cambrils, se desplazan un par de días por semana hasta Reus «a pasar el día en las piscinas».

«Hace mucho que venimos y el recinto está muy bien adaptado en cuanto a rampas para bajar al agua, grúas, vestuarios o lavabos. En el caso de personas con movilidad reducida, solas no podrían bañarse y quizá hay familias que no tienen ni los recursos ni el tiempo ni la energía para acompañarlas. Así que es una manera de aproximarlas a actividades lúdicas, de verano, que aligeren el calor y ayuden a socializar», explican.

Iris Torrente, por su lado, pilota el casal de la Escola de Taekwondo Laissa. «Venimos a refrescarnos, a pasar un rato de recreo», señala.

Una salida en tiempos de sequía

El agua que se utiliza en el complejo del Parc dels Capellans este verano es prácticamente la misma –salvo la compensación de la evaporación– que se empleó duranta la campaña de baño de 2023. Desde Reus Esport i Lleure (Rellsa), la sociedad municipal que maneja las instalaciones, indican que se aplicó un tratamiento de conservación que ha permitido un gran ahorro de recursos en estos tiempos de sequía, y que está permitido una vez cada dos años.

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