Reus: Las familias avanzan la visita al cementerio por el mal tiempo
La afluencia ha sido alta a primera hora del día. «Tots Sants es especial, aunque son muchos días los que nos acordamos de los que no están», explican quienes se han ido acercando al camposanto
Enorme afluencia la que ha registrado esta mañana el cementerio general de Reus: muchas familias han avanzado la visita ante la amenaza de mal tiempo. En los accesos al camposanto se han formado largas colas de vehículos y, hacia las 12 horas, las primeras gotas han generado colapso en las salidas del recinto y de los parkings habilitados para este 1 de noviembre.
«Venimos cada año. Limpiamos los nichos y ponemos flores. Es un día especial, pero no es el único: no hace falta que sea Tots Sants para acordarnos de los que no están», explicaba Inés de regreso al coche bajo la lluvia.
Uno de los espacios muy visitados, el dedicado al duelo perinatal, que se creó justo el año pasado con alas de mariposa de espejo incrustadas en uno de los cipreses más antiguos del cementerio. Padres y también abuelos han ido depositando allí peluches, ramos y mensajes en los que podía leerse «siempre estarás con nosotros» para los bebés fallecidos durante la gestación o a los pocos días del nacimiento.
El gobierno municipal ha realizado, a las 11 horas, la simbólica ofrenda floral en el Panteó dels Fills Il·lustres, que rinde homenaje a todas las personas enterradas en la ciudad. Los Fills Il·lustres que descansan en Reus son Ceferí Olivé, Romà Perpinyà y Albert Vilalta, en el Panteó dels Fills Il·lustres; y Joan Rebull, Antoni Pedrol Rius, Carles Martí Massagué, Josep Andreu Abelló, Joan Busquets Crusat, Josep Laporte y Xavier Amorós en otras zonas.
Arreglos florales y elementos singulares
La circulación de personas acicalando las sepulturas, sirviéndose de los puntos de agua o accediendo a las plantas superiores a través de las escaleras ha sido intensa durante la primera mitad del día.
Algunas tumbas han quedado completamente cubiertas de arreglos florales y hasta de otros elementos singulares y cargados de un cariño especial. Como la de Diego el Vasco, cuya familia se ha reunido en el cementerio y ha colocado sobre la lápida un coche electrónico que giraba sobre sí mismo: «Hemos venido todos, es el primer año. Diego era vendedor de coches, le gustaban mucho, y falleció mientras trabajaba, muy joven».
En el cementerio hay música con instrumentos de cuerda. Se han habilitado aparcamientos y autobuses de apoyo. Y el recinto, que ofrece horario ampliado, no cierra al mediodía.