Reus dobla las atenciones por LGTBI+fobia en cuatro años
En 2022 pasaron 37 personas por el punto, cada vez más conocido en la ciudad, y cinco acabaron denunciando
El Punt d’Atenció a la Diversitat Sexual de Reus atendió en 2022 a 37 usuarios. Son personas del colectivo LGTBI+, y también familiares, que se acercaron a este servicio municipal para informarse, recibir orientación y asesoramiento tras sufrir, o estar en riesgo de sufrir, discriminación o violencia por orientación sexual, identidad o expresión de género. Con estas 37 personas, los técnicos y profesionales del servicio acabaron realizando un total de 66 atenciones y fueron cinco los casos que acabaron derivando en denuncia ante los Mossos por LGTBI+fobia, según fuentes municipales consultadas.
Son más del doble de personas atendidas en 2018, la primera anualidad completa que Reus prestó el servicio, tras ponerse en marcha en mayo de 2017. En ese momento fueron 14 los usuarios que se acercaron al Punt d’Atenció a la Diversitat Sexual y 28 las atenciones totales realizadas.
«La cifra ha aumentado porque cada vez se conoce más el servicio», subraya la concejala de Participació del Ayuntamiento de Reus, Montserrat Flores. Recuerda que se trata de un espacio de apoyo para personas LGTBI+ o familiares, pero donde no se tramitan denuncias. Este paso siempre tiene que hacerse mediante los Mossos d’Esquadra, mientras que el servicio municipal ofrece acompañamiento en todas las fases del procedimiento de forma coordinada con el cuerpo policial y la Direcció General de Polítiques Públiques LGTBI+ de la Generalitat.
También son atendidas aquellas denuncias por discriminación, pero que la persona no quiere o no puede denunciar por vía judicial. En estos casos, también se ofrece acompañamiento para tramitarlo a través de un formulario de la Generalitat de Catalunya.
«Damos a conocer sus derechos, reflexionar sobre lo que han vivido, qué es una vulneración...», describe Flores. Y es que, como señala, «hay muchas dudas de en qué momento han sido vulnerados sus derechos, precisamente, porque la LGTBI+fobia está muy normalizada en nuestro día a día, lo que genera mucha confusión», argumenta la concejala.
El Punt d’Atenció a la Diversitat Sexual de Reus está ubicado en las dependencias del Casal de les Dones, en la plaza de la Patacada número 9, y cuenta con la colaboración del colectivo reusense h2o, Col·lectiu Gai, Lesbià, Bisexual i Transsexual (GLBT) del Camp de Tarragona. La presidenta de la asociación, Berta Mascaró, relata que «hablamos de temas tabús», y, poco a poco, vamos aumentando la atención con más talleres».
Ve esencial descentralizar el servicio, llegando a nuevos espacios para, así, ganar visibilidad. Mascaró admite que es difícil que se acerque al servicio alguien que, previamente, no haya tenido algún tipo de contacto previo. «Por ejemplo, muchos nos conocen a través del Casal de Joves, de cuando van a hacerse la Targeta Jove. Si no, partiendo de cero, es complicado que alguien se acerque», señala, por lo que considera necesario hacer difusión.
También ve esencial trabajar más a nivel escolar. Ahora, hacen talleres en cursos de 3º y 4º de ESO sobre LGTBI+ y sobre sexualidad «pero a esas edades ya llegamos tarde. Lo tenemos que trabajar en etapas más tempranas, aunque cuesta mucho entrar en las escuelas», relata la presidenta del colectivo h2o. Además, ve insuficiente dos horas de talleres «y a veces los profesores tampoco tienen las herramientas suficientes» para afrontar las situaciones.
Sobre las personas atendidas, suelen ser, en su mayoría, mujeres. Como relata Mascaró, sobre los hombres «hay mucha presión», por lo que «les cuesta mucho preguntar», habitualmente por una cuestión de barrera emocional. Como señala la presidenta de h2o, «falta hablar de emociones». También detectan muchas dudas que surgen alrededor de las primeras veces y la hipersexualización.
Sobre específicamente el colectivo LGTBI+, cuenta que cada vez se encuentran a más jóvenes que se acercan al servicio acompañados por sus familias. Aunque se avanza en la normalización, subraya, no obstante, que todavía falta mucho trabajo.
Isaac Sosa es vecino de Prades y, a la vez, da vida a Gala Rouge cuando se viste de Drag Queen. Dice que en el pueblo se siente a gusto, «a veces oyes algún comentario, sin más», relata. Pero tres años atrás vivió un desagradable episodio cuando recibió una serie de cartas anónimas con amenazas e insultos homófobos y transfóbicos. Entre otras cosas, le pedían que se comportara «como una persona normal» o que «dejara de actuar como una aberración enfermiza por el pueblo». También decían que se fuera de Prades y que «no te lo volveremos a repetir más. Ya verás lo que pasará si no haces caso».
El joven, que ahora tiene 33 años, no dudó en denunciar los hechos ante los Mossos d’Esquadra. El cuerpo policial abrió una investigación, que quedó archivada porque «no se pudo dar con los autores». No obstante, recuerda que su objetivo era dejar constancia de los hechos «por si había alguna agresión física». Un extremo que, por suerte, no sucedió aunque «las palabras hacen también mucho daño». No fue una situación nada agradable, pero en Isaac nada ha cambiado porque «no dejaré que me destrocen la vida». Y es que tiene muy claro que «no tienes que dejar que nadie te cambie».
Cuando sucedió todo, Isaac desconocía a qué servicios podía dirigirse para recibir apoyo y acompañamiento. «Sabía que algo había, pero no exactamente qué, ni dónde ni cómo contactar», relata. «Quizás son servicios más conocidos en las ciudades, pero al mundo rural no llega esta información», alerta, por lo que pide mayor difusión.
Tenía muy claro que tenía que denunciar, «pero haber contado con el apoyo de personas especializadas hubiera sido positivo. Me podrían haber guiado ante la pregunta ‘¿y ahora qué?’». Con la repercusión mediática que tuvo su caso, fueron entonces las mismas administraciones las que se pusieron en contacto con él. Le ofrecieron apoyo psicológico, aunque no lo requirió porque «la vida me ha hecho fuerte».