Polémica por la futura reforma de la calle Ample de Reus
Será de plataforma única y el paso de coches se reducirá con cambios de circulación, algo que no convence
La calle Ample y la plaza del Pintor Fortuny, más conocida popularmente como el Condesito, será el siguiente eje de Reus en pacificarse: más espacio para el peatón (63%) y menos para el coche (27%). Ahora, las obras se han licitado por 2,7 millones de euros, con previsión que empiecen a principios de 2025 y se alarguen 14 meses.
No será una peatonalización completa, como Llovera y Monterols, pero sí que la presencia de vehículos se verá reducida y comerciantes de la zona se muestran reticentes. Las plazas de aparcamiento serán eliminadas y habrá cambios de circulación, por lo que temen que se reduzca el flujo de gente y perjudique en las ventas. Concretamente, desde la plaza de la Llibertat no se podrá acceder en coche ni a calle Ample ni a Prat de la Riba, mientras que el tramo entre Passeig Mata y calle Gaudí, será de bajada (ver mapa).
La reforma seguirá la estela de la calle Llovera y plaza del Mercadal, en 2006. Anteriormente, habían pasado por el mismo proceso otras calles, como Monterols o Jesús y, más recientemente, lo ha hecho el arrabal de Santa Anna. En este último caso, la calle está abierta a la circulación de 02 a 11 h y, el resto de día, solo tienen acceso vehículos de vecinos y servicios.
«Es casi una obligación eliminar circulación para ganar espacio para el peatón», expone el presidente de la Associació de Veïns Reus Nord, Josep Ramon Ferré. Como recuerda, «es algo que ya se ha probado en otros puntos» y opina que «ganaremos en tranquilidad».
Pero todo ello no saca que un cambio así genere reticencias. Sucedió con la peatonalización de la calle Llovera y la plaza del Mercadal, hace casi 20 años, que se llevó a cabo ante la preocupada mirada de los comerciantes. También recientemente en el arrabal de Santa Anna. Y sucede, ahora, en la zona de la calle Ample y plaza Pintor Fortuny donde, además, los afectados se quejan de que «nadie nos ha preguntado».
«La mayoría de nuestros clientes vienen a comprar en coche», exponen desde el Celler Vicava. Y es que, como añaden desde la pastelería La Rocher, «en esta zona vivimos de los vecinos, pero también de gente de otros municipios». Exponen que «no es una zona de paseo, como lo es Llovera y Monterols, sino que los clientes vienen expresamente», por lo que defienden que «se necesitan aparcamientos» para facilitar el acceso de la clientela. De lo contrario, «la restricción de coches nos acabará perjudicando», opinan del Celler Vicava.
También desde la Braberia Rius se ve con cierta reticencia la transformación, sobre todo, por los 14 meses que tienen que durar las obras «y ya sabemos que estas cosas se acaban alargando». La propietaria recuerda que las aceras ya fueron renovadas hace unos 15 años, «y están bien. Hay otras zonas de Reus que realmente sí que necesitan un lavado de cara». Y defiende que «si quieren pacificar el tráfico, solo es necesario que suban el nivel de la calzada y coloquen un bolardo en la entrada de la calle. No es necesario que hagan una inversión tan grande ni estar tantos meses en obras». No obstante, no duda que «a la larga, será un buen cambio», pero con un largo periodo de obras que puede afectar a los negocios.
También el propietario del bar restaurante El Racó d’En Cugat cree que la reforma puede vitalizar aún más la calle Ample, «dando continuidad al eje Monterols-Llovera». Remarca que es una zona muy transitada, al dar acceso a la estación de tren y la pacificación «puede ayudar a mejorar».
«Es normal que haya quejas», expone el presidente vecinal, Josep Ramon Ferré, que cree que, en todo caso, «son circunstanciales». De hecho, señala los resultados de la pacificación ya llevada a cabo en la plaza del Víctor, aunque también expone dos quejas: la falta de papeleras y de respaldos en los bancos, que «son incómodos».
El Condesito, peatonal
Las obras suponen actuar en tres puntos: el Condesito, la calle Ample y en la calle Alt de Sant Josep (entre plaza del Víctor y calle Castellvell). Sobre el Condesito, se elimina el acceso en coche de plaza Llibertat hacia calle Ample y Prat de la Riba y se peatonaliza todo este ámbito (se mantiene la conexión entre Amargura y Prat de la Riba). La estatua será reubicada y en esta parte de plaza Llibertat habrá una zona de juegos y de estada.
La calle Ample será, en su totalidad, de plataforma única y cambia el sentido de circulación entre Passeig Mata y calle Gaudí. Se eliminarán las plazas de parking y su espacio será destinado a otros usos: aparcamientos para bicis o zonas de estada. También se plantará nuevo arbolado y se hará un aprovechamiento del agua de lluvia que, en vez de ir a las alcantarillas, se dirigirá al subsuelo para ayudar a recargar los acuíferos.
¿Menos coches en Prat de la Riba?
La reforma de la calle Ample y la plaza del Pintor Fortuny (Condesito) supondrá un cambio en la circulación de este tramo final de la plaza de la Llibertat. Los coches solo podrán circular hasta la calle del Doctor Joan Abelló (donde está el Roslena), y dar la vuelta por un carril de la plaza de la Llibertat que actualmente está inhabilitado, o subir hacia la calle Gaudí. Ello impedirá que desde la Llibertat se pueda circular ni hacia la calle Ample ni avenida Prat de la Riba, calle donde solo se podrá llegar en coche a través de Amargura.
De entrada, este escenario tendría que contribuir a reducir el tráfico que accede a Prat de la Riba y, en cierto modo, ir en la línea de lo que reclaman las familias de la Escola Prat de la Riba: la pacificación de esta calle. Cabe recordar que padres y madres se manifestaron las últimas semanas de escuela, cortando la circulación e incluso movilizándose hasta la plaza del Mercadal. Lo que piden es ganar en seguridad en las entradas y salidas de los escolares. Para ellos, el escenario óptimo sería que el entorno del centro fuera peatonal o, sino, que el tráfico quedara cortado en las entradas y salidas, desviando la circulación. La reivindicación no es nueva. De hecho, ya consiguieron que el Ayuntamiento colocara una valla de seguridad. Pero el detonante final fue un accidente con el que un coche volcó delante de la escuela el pasado 30 de abril.