Los tambores de Calanda rompen el silencio de la Processó de l’Amargura en Reus
Por segundo año consecutivo, la procesión del Martes Santo de Reus arrancó conjuntamente desde la iglesia de Sant Joan y no hubo el tradicional encuentro en la plaza Prim. El motivo fueron las obras del arrabal de Santa Anna
Si los tambores suelen ser indicativo de que se acerca una procesión, el sonido del de L’Amargura de Reus es amplificado y, además, inconfundible. La asistencia de una representación de tamborileros de Calanda es ya toda una tradición de esta procesión del Martes Santo, y este martes no fue la excepción.
Lo que sí fue excepcional fue vivir L’Amargura sin el tradicional encuentro en la plaza de Prim del paso El Petó de Judes y la Mare de Déu de l’Amargura. Y es ya el segundo año consecutivo que sucede. Ayer, ambos pasos partieron conjuntamente desde la iglesia de Sant Joan a raíz de las obras de peatonalización del arrabal de Santa Anna, que ahora se concentran en el tramo entre la calle Santa Anna y la plaza de Catalunya.
Esto impedía que la Confraria de Sant Tomàs d’Aquino saliera del templo de la Puríssima Sang, travesando el arrabal hasta llegar a la plaza de Prim, por lo que se tomó la decisión de hacerlo de forma conjunta desde Sant Joan, el punto de partida habitual de la Confraria de la Verge de l’Amargura. El año pasado ya se tuvo que usar esta fórmula, también por las obras de peatonalización del arrabal de Santa Anna, aunque en ese momento por la ejecución de la primera fase, es decir, el tramo entre plaza Prim y calle Santa Anna.
A pesar de no haber este tradicional aliciente, la plaza Prim fue, de todos modos, el punto del recorrido con mayor aglomeración de gente. La procesión, coorganizada por la Confraria de Sant Tomàs d’Aquino, Els Estudiants y la Confraria de la Verge de l’Amargura, arrancó puntualmente a las 20.15 h y empezó a avanzar por Prat de la Riba y calle Llovera dirección plaza de Prim. Abrían paso los Armats de la Reial Congregació de la Puríssima Sang, que iban anunciando su llega. «¡Ya se oyen!», exclamaban desde la plaza Prim cuando los Armats empezaban a bajar por la calle Llovera.
Quien estaba boquiabierto era un niño que llevaba colgado en su cintura un pequeño tambor. Iba repicando con sus baquetas y paraba de forma intermitente para fijarse cómo lo hacían los mayores, muchos de los cuales le regalaban sonrisas al verlo con tanto entusiasmo e insistencia.
Detrás de los Armats, se abría paso la Confraria de Sant Tomàs d’Aquino y el paso El Petó de Judes, seguido por la Confraria de la Verge de l’Amargura y su imagen. Por detrás, un gran estruendo rompía el ‘silencio’. Decenas y decenas de tamborileros de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno de la ciudad de Calanda repicaban tambores y bombos, con toda su energía y, a la vez delicadeza, sonando al unisón.
Levantaron curiosidad, un año más, entre los asistentes a la Processó de l’Amargura. También al niño del pequeño tambor de la calle Llovera, que su madre lo animaba a tocar. Muchos tamborileros sonreían al verlo.
Este es uno de los grandes alicientes de la Processó de l’Amargura, e incluso algunos se acercan expresamente a la capital del Baix Camp para presenciarlo. «Aunque lo que es espectacular es ir a la Rompida de la Hora» en Calanda, aseguran algunos.
Cambios en el Sant Enterrament
Las obras de peatonalización del arrabal de Santa Anna también afectarán el recorrido de la Processó del Sant Enterrament, que finalmente será: Prioral de Sant Pere, plaza de Sant Pere, calle Major, Mercadal, Monterols, plaza Prim, arrabales de Jesús, de Martí Folguera, de Robuster y de Sant Pere y plaza de la Puríssima Sang.