Los primeros ascensores exteriores de Reus: con galería y doble acceso
Ocho comunidades de vecinos del barrio Fortuny se preparan para encajar los elevadores en sus fachadas. Darán lugar a nuevos volúmenes con espacio añadido y amplios ventanales
Los vecinos de ocho comunidades del barrio Fortuny tienen en sus manos, desde principios de agosto, los proyectos de los ascensores con los que se equiparán sus bloques, hasta ahora sin ellos. Los suyos serán los primeros ascensores exteriores que se instalarán en Reus. Y presentarán algunas singularidades.
El Ayuntamiento detalla que los elevadores quedarán rodeados por «nuevas galerías» que se encajarán en las fachadas de los edificios. Los ascensores se colocarán justo en el centro, de tal manera que puedan «abrirse a un lado u otro» según la vivienda a la que el usuario se disponga a acceder.
Las galerías, en las imágenes que el consistorio distribuyó y que recrean la forma que tomarán los inmuebles tras las obras, tienen amplios ventanales por donde entra la luz.
La presidenta de la Associació de Veïns del Barri Fortuny, Cori Balanyà, se muestra muy satisfecha con la propuesta, en la que ya «llevamos dos años colaborando, desde el primer minuto». «Será un cambio maravilloso y algo muy importante para el barrio», destaca.
Balanyà incide en que los proyectos pueden dar un giro positivo al futuro de esta zona de la ciudad. Y apunta que alguna comunidades que, de inicio, aún pensaban si sumarse o no, han visto con muy buenos ojos lo que se ha dado a conocer en las últimas semanas. «Nos parece algo muy bueno y esperamos que salga adelante cuanto antes mejor porque serán beneficio grande», incide.
«Por lo que hemos podido ver, parece que la cosa tiene buen aspecto. Falta observar ahora cómo se ajustará a cada caso y cómo quedará una vez que se hagan los trabajos», opina la presidenta de la Associació d’Amics del Barri Fortuny, Pepita Roig.
Antonio Cortés, vecino de uno de los bloques, exponía hace pocos días que «hemos decidido que esto se haga realidad y estamos todos muy contentos. Aunque yo vivo en el primero, he entendido que poner ascensor sirve a los de más arriba y revaloriza los pisos e incluso el mismo entorno. Cambiar un poco el barrio será bueno para todo el mundo».
Eficiencia energética
Además de los ascensores, estas ocho comunidades y una más esperan mejoras ligadas a la eficiencia energética. Se centrarán en las envolventes –conservando el aspecto exterior original– y, con ellas, el objetivo es alcanzar mejoras que oscilen entre el 30 y el 45%.
Dado el perfil socioeconómico detectado en la población del barrio, para poder impulsar el proyecto, el Ayuntamiento actuará como agente rehabilitador. Como tal, el consistorio intervendrá por delegación de los propietarios y asumirá la gestión de las subvenciones, la contratación y ejecución de las obras, y el grueso del gasto.
Los propietarios participarán en una proporción reducida de la financiación y, en todo caso, adaptada a ese perfil socioeconómico de la población.
Los proyectos ejecutivos definen un presupuesto de ejecución de las obras para las nueve comunidades de 3.759.735 euros: 1.872.744 correspondientes a la fase de eficiencia energética y 1.886.991 correspondientes a la fase de accesibilidad, es decir, los ascensores.
La previsión es que, teniendo en cuenta la subvención Next Generation que se aplicará y también la aportación del propio Ayuntamiento, los dueños de cada vivienda que ejecuten solamente la fase 1 –la de la eficiencia energética–, deberán hacerse cargo de entre 1.440 y 1.650 euros; mientras que los propietarios que ejecuten las dos fases –eficiencia energética y ascensores– asumirán entre 3.600 y 4.200 euros.
Para facilitar el pago, se ha previsto el fraccionamiento de estos importes en cuotas mensuales en un periodo de entre cinco y siete años, en función del importe. Es posible que más comunidades tengan oportunidad de sumarse a la iniciativa en el futuro.
Una gran transformación
El proyecto prevé intervenir en la rehabilitación de viviendas como palanca para contribuir a revertir la situación urbanística y social del barrio Fortuny, marcada, según el gobierno municipal, por la falta de mantenimiento de las viviendas durante muchos años, la poca calidad de los materiales utilizados, la ausencia de ascensores, el envejecimiento de la población y profundos cambios demográficos.
El proyecto se concibe, así, como la primera piedra de la transformación a largo plazo del barrio.