Los pasajeros reclaman más personal y reabrir locales vacíos en la estación de tren de Reus
La infraestructura acumula negocios vacantes y «está bastante muerta». Los usuarios señalan falta de atención y colas porque «los empleados no dan abasto». Piden un kiosco y comida para llevar
«Fui a la estación a buscar un billete porque la web no funcionaba y, al llegar, en dos de las tres taquillas había un cartel de ‘fuera de servicio’ y la tercera estaba vacía y con la luz apagada, aunque eran alrededor de las doce del mediodía. Volví a casa sin poderlo comprar», se queja Gemma Capella, que denuncia que «es grave que pase esto en una capital de comarca».
No es la única que se ha visto en esta situación. Pasajeros de la infraestructura lamentan que, en ocasiones, «no atiende nadie en ventanilla porque no hay suficiente personal» o «se forman colas que acaban haciendo que pierdas el tren». Piden más plantilla para prestar el servicio porque «no todo el mundo se aclara con las máquinas». Y reclaman, también, revitalizar las instalaciones que, «con el paso del tiempo, han quedado muertas». El vestíbulo acumula locales vacíos desde hace cerca de una década y el viajero solo dispone de una cafetería, un estanco y un punto de alquiler de coches. El proyecto de Bellissens, que dotará a la ciudad de una segunda estación, pone bajo el foco el estado precario de la del paseo Mata.
«Al menos ahora han colocado máquinas para sacar y validar al tique y eso está bien porque, antes, venías y a veces no había trabajadores, así que la gente subía al tren sin billete», apunta Adelaida Marcos, que pasa por el equipamiento a diario para acudir al trabajo en Barcelona. Y es que, «si preguntabas, te decían que igual el compañero había salido un momento, estaba en el aseo o era su descanso. Tenía que coincidirte y, si llamabas al teléfono, tampoco recibías ninguna respuesta, además de que la web suele tener muchos problemas», precisa.
Consultadas al respecto, fuentes de Renfe indican que el horario de ventanilla es de 6.30 a 22h. y que hay tres empleados, por turnos, destinados a ese puesto, de tal forma que «puede haber uno por la mañana y dos por la tarde o al revés». Especifican que «lógicamente, tienen sus descansos como corresponde» y que, por eso, es posible que puntualmente, según dicen, haya que esperar unos instantes.
Pero no es ese el único obstáculo con el que topan los pasajeros que se suben o se bajan en Reus. Marcos señala que «las horas de paso de los trenes tampoco están al día y hay convoyes que no vienen adaptados para personas con movilidad reducida». «La estación se ha quedado un poco muerta y la gente llega simplemente para coger el tren e irse, porque ya solo hay una cafetería que tampoco va sobrada de empleados y hacen lo que pueden», indica. Y dice que «ya que construirán una estación nueva, por lo menos que esta esté bien».
La percepción de otra usuaria, Aroa López, es similar. «Es verdad que la estación está como muy muerta», valora, y comenta que «he visto ambiente muy pocas veces, la gente está de paso». En los locales vacantes, «estaría bien que abrieran algo de comida y bebida para comprar porque, frecuentemente, los trenes se retrasan y la cafetería no siempre está activa», precisa esta pasajera que viaja a Barcelona los fines de semana. «Un kiosco también le vendría bien a mucha gente», opina. En el hall se ubican un par de máquinas de vending con refrescos y agua, y eso es lo único que hay más allá del bar.
Y para Anna Zaragoza, estudiante de Medicina en Reus y que regresa a Vinaròs los viernes, «la estación está bastante desangelada» y «cuando no existía el abono, sí que se formaba cola en las ventanillas, aunque ahora me parece que es más ágil».
Edgar Ardiz, de Vila-seca y que trabaja en Reus, lamenta que «no hay suficiente personal para dar información». «En mi caso, puedo ver la estación de destino de la línea pero no las paradas que programadas por el camino y, si me paro a preguntar, ya me ha pasado que no me da tiempo a coger el tren porque estoy haciendo cola», expresa, y destaca que «son cosas que hay que mejorar».
«Si voy a Riudecanyes, algunos trenes paran allí y otros no y, más de una vez, por no poderlo consultar, he acabado en Falset», recuerda. Para evitarse el desastre, «la única manera es guardar turno y preguntar, porque algún día hay un trabajador de información en los andenes, pero no da abasto para tantos pasajeros». Y «también me he encontrado las ventanillas cerradas y he tenido que buscar por internet o ir a la aventura», explica. «La sensación es que falta personal», detalla Ardiz, que opina que «es algo generalizado en la estación».
En cuanto a los locales vacíos, según la información que ofrece públicamente Adif, uno de ellos abarca 29 metros cuadrados en el vestíbulo y está orientado a actividades cotidianas; y existen otros dos frente a él cuyas dimensiones rondarían los 15 metros. En el exterior, encajado en la fachada, hay un espacio de cerca de 24 metros y también estarían libres tres muelles localizados al otro lado de las vías.
Anteriormente, la infraestructura había tenido puntos de venta de complementos para el teléfono móvil o chucherías. En el estanco número 6, uno de los tres establecimientos que sí están en marcha, admiten que «si hubiera más actividad en la estación, eso nos beneficiaría a todos porque la gente llama a gente».
Una zona a la espera de reformas
La plaza de la Estació, el Passeig Mata, la calle Ample y la plaza del Condesito afrontan una profunda transformación urbanística cuya ejecución íntegra se alargará diez años y persigue dar más protagonismo al peatón y a la bicicleta. Si, actualmente, cerca del 45% de este ámbito está reservado para la movilidad a pie o a pedales y el 55% restante lo copa el coche, el gobierno pretende que hasta el 80% pase a ser para el viandante y la bici. La intervención incluye un nuevo parking subterráneo de alta capacidad en el paseo. Así, el entorno de la estación perdería su función de estacionamiento y ganaría un kiss and ride, un acumulador de taxis, carga y descarga y carril bici.
Arreglar los accesos antes de crear el paso de Bellissens
A la espera de que empiece a materializarse el proyecto de la nueva estación de tren de Bellissens, que irá acompañado de la creación de un paso de ciudad bajo las vías, los vecinos de la zona sur de Reus piden que se ponga más empeño en el mantenimiento de los accesos ya existentes.
El presidente de la Associació de Veïns I de Maig, de Mas Pellicer, Eduardo Navas, recuerda que «hace semanas que avisamos de que se había caído un tramo de muro pegado a las vías cerca del puente que da al aparcamiento del campus de la URV, pero todavía no se ha reparado». Adif se comprometió a intervenir de manera inminente para solucionar la situación de la pared, pese a asegurar que no revestía peligro, y «pasé hace dos días y vi que sigue igual que estaba», denuncia Navas.
El líder vecinal ya ha reclamado en anteriores ocasiones que se mejore «como mínimo, la seguridad, la limpieza y la iluminación» de la media docena de túneles y pasarelas para atravesar el trazado ferroviario que se concentran en pocos kilómetros porque «estos ya los tenemos y no se les hace el mantenimiento que debería». Sobre el paso de ciudad de Bellissens, Navas valora que «tendrían que dedicar el presupuesto a fines sociales porque eso sí que hace falta de verdad, no como otro acceso».