«Los mayores vienen a pedir ayuda al CAP y no oímos ni nos entendemos»

Trabajadores del CAP Llibertat recogen firmas para que se resuelva la acústica del centro. Apuntan que «tenemos que hablar a gritos» y que eso «trae malestar al paciente y falta de intimidad»

Sanitarios del CAP Llibertat de Reus han iniciado una recogida de firmas para pedir que «se solucionen los problemas de atención a los pacientes que nos ocasiona el espacio acústicamente mal diseñado». Denuncian que las medidas de prevención necesarias por la Covid-19 han agravado una situación que «ya venía de lejos» y que diariamente «trae malestar», pero también «errores en la programación de pruebas» y «no nos permite respetar la intimidad de los usuarios, ni la protección de datos» porque «tenemos que hablarnos a gritos».

«Tras el mostrador, somos tres o cuatro personas trabajando y no oímos a los pacientes, ellos no nos oyen a nosotros, acabamos todos levantando la voz y se genera un ruido tremendo y algunos malentendidos», explica al Diari Josep Ramon Pallejà, auxiliar administrativo y delegado del sindicato USITAC, que subraya que «la mala acústica es un obstáculo para todos pero es incluso más grave para los mayores: ahora se les enfoca hacia internet, hacia la e-consulta, ellos no saben usar herramientas digitales, ya de entrada no oyen bien y, cuando vienen aquí en busca de ayuda, no sacan nada en claro». «Acabamos teniendo que levantarnos, dar la vuelta al mostrador y ayudarlos cara a cara», comenta.

A través de los folios donde los profesionales y pacientes firman –solamente en los primeros quince días en marcha, Pallejà sostiene que ya se han acumulado «alrededor de 200» rúbricas–, estos manifiestan que «la gestión que he venido a realizar en el mostrador del CAP Llibertat ha resultado ser incómoda y sumamente dificultosa en cuanto a la comunicación con el personal de atención al público» y que «hay que hablar a gritos, de tal manera que se crea una contaminación acústica ambiental que prácticamente hace inviable comunicarse en las condiciones que cabría esperar en un centro de salud». Además, tal como continúa el formulario, quienes aportan su firma también manifiestan «falta de intimidad y de confidencialidad».

Agresiones al personal

«La gente se nos asoma por los laterales de las mamparas con tal de hacerse entender. Suben el volumen, nosotros también lo tenemos que subir y acabamos a gritos todos», lamenta Pallejà, que dice que «las dificultades para comunicarnos, a veces, causan desesperación» y que «ha habido alguna agresión» a personal del CAP que guardaría relación con esto. Incluso «tras un puñetazo en una mampara, pusieron un guardia de seguridad durante un tiempo; esperar entre el ruido y no poder explicarse convierte a la gente en agresiva».

La plantilla pide que se apliquen en el CAP Llibertat sistemas como, por ejemplo, los que se implantaron en el CAP Sant Pere, con mesas separadas para ofrecer atención, o «que lo solucionen de la manera que sea más útil y que resulte efectiva». «No puede ser que alguien tenga que pedir una analítica para una ETS a voces delante de todos», apunta Pallejà.

«Siempre hemos tenido el apoyo moral de la empresa, nos han dicho que esto se tiene que arreglar, pero no ha pasado de una declaración de buenas intenciones», añade el auxiliar, que dice que «últimamente nos comentan que se hará una reforma pero no nos responden ni cuándo ni cómo, y, si la cosa ya está difícil, nos tememos que lo estará aún más cuando empiecen las obras, si es que no habilitan otros espacios y tenemos que convivir con ellas».

El secretario general de USITAC, Josep Tutusaus, asegura que trabajadores que se han embarcado en la recogida de firmas para la mejora de la acústica «han recibido presiones» y por eso exige «respeto y una respuesta a la reclamación». Tutusaus destaca que «la iniciativa ha salido tanto de los profesionales como de los pacientes, que quieren que se actúe».

El sindicato aporta documentos de propuestas de mejora dirigidos a prevención de riesgos del Institut Català de la Salut (ICS) con fecha de 2021 donde ya se dejaba constancia de «problemas acústicos que al final de la jornada ocasionan dolores de cabeza y estrés al personal» y se pedía que sujetasen las mamparas. Pallejà también indica que el acceso al centro de atención primaria «es demasiado estrecho y las personas tienen dificultades para pasar».

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