Las últimas horas de La Illeta de Reus: «Sin este lugar, muchos se verán en la calle»

ARSU y usuarios del espacio de abordaje de daños de la droga piden su continuidad. «El ahorro en salud será gasto en justicia», avisan

El espacio de reducción de daños y riesgos del consumo de drogas La Illeta cerrará mañana definitivamente sus puertas. La parte de atención social del programa, pionero hace 25 años y que había empezado a desmantelarse con el paso de la gestión del Hospital Sant Joan a manos de la Generalitat y la separación de su vertiente sanitaria, la prestará a partir de ahora el Ayuntamiento a través del equipo de sinhogarismo del Centre Social El Roser.

Miembros de la Associació Reus Som Útils (ARSU) y usuarios de La Illeta mostraron este 8 de agosto, a la entrada del número 7 de President Companys, su oposición al cambio. «La gente se verá en la calle», lamentó Quim Gómez, presidente de ARSU.

«Lo que se ahorra Salut lo pagará Justicia. Y, con eso, quizá habría suficiente presupuesto para mantener en funcionamiento La Illeta», añadió el representante de la entidad. Habló de «políticas agresivas del Ayuntamiento», con el que señaló que no ha habido acercamiento, e incidió en «las prisas» en la materialización del paso al nuevo modelo y el cierre del actual espacio.

«El Ayuntamiento dice que este es un tema complejo y que lo hará mejor, sin haber empezado», criticó Gómez. Y perfiló un escenario de futuro duro: «Si la gente no tiene ropa, imagino que la cogerá de las cajas de la calle; y si no tiene comida, irá a las papeleras». Destacó también el de hoy como el día en que «se rompen los vínculos entre los usuarios y los trabajadores», que pertenecen a la Fundació Educativa i Social (FES) y serán reubicados.

Una voluntaria con 17 años de trayectoria, Dely, también intervino: «Es injusto que se clausure este sitio, que no era solamente para desayunar o ducharse sino un lugar para que las personas charlasen e intercambiasen ideas», afirmó. Y enumeró proyectos europeos que cuentan con «el pleno apoyo de sus gobiernos».

De entre el colectivo de usuarios –son unos 200 al año–, Magdalena expresó que tras cada persona que acude a La Illeta «hay muchos dramas: violencia, abusos, problemas de salud mental... Muchas cosas que no solo son adicciones. Y esto nos ayudaba de multitud de formas, pero unilateralmente el Ayuntamiento nos dejará tirados».

Tre Borràs, miembro de ARSU, recordó que se habían creado «sinergias» que serán «complicados de reconstruir». «El Roser es un muy buen servicio, pero no es para esto», precisó.

Desde la CUP, el concejal Arnau Martí fue muy crítico: «El Ayuntamiento deja perder otro servicio más. La falta de cuidado de las personas más vulnerables en Reus es evidente. Todo empezó la legislatura anterior y ahora ha sido la puntilla». El gobierno defiende que la transformación de la atención social que quedaba en La Illeta, a partir de mañana, favorecerá a todos.

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