Las palomas siguen ‘invadiendo’ las terrazas de bares y restaurantes de Reus
El Ayuntamiento dispensa pienso esterilizante desde hace tres años, pero con efectos a largo plazo
La plaza Prim, Mercadal, El Pallol y la plaza de la Llibertat son los principales puntos de Reus donde las palomas suponen un engorro para restauradores y clientes. «Incluso hemos hecho fotos para llevarlas al Ayuntamiento», comenta una trabajadora del Viena, en la plaza de Prim. Hace ya tres años que el consistorio empezó a dispensar pienso esterilizante con el fin de controlar y reducir la población de palomas. Un sistema más ético que la captura pero con efectos a largo plazo. De hecho, todavía no se han valorado públicamente sus efectos y los restauradores del centro no saben decir si han notado algo. «Son un problema», aseguran desde Cafè Flaqué.
Los camareros de las zonas más afectadas intentan limpiar lo más rápido posible las mesas para evitar que las palomas se abalancen. Pasan de la una del mediodía y, con el calor que hace, prácticamente no hay nadie en las terrazas de la plaza Prim, pero sí que hay decenas de palomas. Algunas picoteando por el suelo, otras están encima de las mesas a la espera de que haya movimiento.
En la terraza de Cafè Flaqué hay una familia que acaba de sentarse y, de repente, tres palomas revolotean hasta situarse en el respaldo de las sillas más cercanas a su mesa. El padre se levanta y empieza a mover los brazos para asustarlas y, finalmente, las tres aves se apartan. De mientras, una camarera barre el suelo para eliminar las miajas que hayan podido caer al suelo. «Son un problema. Cuando se levanta alguien de una mesa, tenemos que salir rápido a limpiar. Además, lo llenan todo de excrementos...», dice una empleada. En la misma plaza de Prim hay la terraza del Viena y los comentarios son parecidos. Una trabajadora está recogiendo la bandeja de algún cliente que ya se ha ido. Explica que intentan hacerlo rápido. En realidad, el establecimiento dispone de contenedores y una estantería para que el mismo cliente recoja su bandeja. «Pero muy pocos lo hacen», por lo que los trabajadores tienen que estar atentos para avanzarse a las palomas. «Tiran por el suelo vasos y platos. Lo rompen todo», detalla esta empleada. «Han perdido la vergüenza», exclama un cliente. Y es que, según cuenta, estando sentado en las terrazas de la planta baja de El Pallol, «suben a la mesa habiendo gente sentada y, si te descuidas, te quitan la comida de las manos», relata.
En la plaza del Mercadal, el ambiente parece estar algo más tranquilo. Hay también palomas por la zona, pero no parecen tan numerosas como en Prim. De hecho, justo en la azotea del ayuntamiento es donde se ubicó uno de los seis dispensadores distribuidos en abril de 2019 por varios puntos de la ciudad. Los otros son el edificio del antiguo hospital, la Estació Enològica, la zona de La Palma, la sede de Aigües de Reus y en la calle Balmes. Se trata de las zonas con mayor concentración de palomas, según un estudio previo y es por ello que empezó a actuarse en estos puntos.
En cuanto a las capturas, fuentes municipales consultadas explican que es un método a corto plazo que se sigue aplicando pero que, ahora mismo, no se está llevando a cabo. El motivo es que la normativa ha cambiado recientemente y, ahora, Generalitat pide un permiso previo que «de momento no se ha concedido y, por lo tanto, no se están realizando, a la espera de este permiso», detallan. Como recuerdan, las palomas, una vez capturadas, son trasladadas a un centro colaborador de la Generalitat para su gestión.
Con estas dos medidas, Reus intenta controlar la población de palomas, unas aves urbanas consideradas como plaga. Complementariamente, cabe recordar que está prohibido darles de comer, una acción que está sancionada a través de la ordenanza de civismo. En esta línea se han realizado, en los últimos años, varias campañas, incluso con adhesivos en las mesas de las terrazas pidiendo no alimentarlas. Sobre este punto, hizo especial hincapié el concejal de Medi Ambient, Daniel Rubio, cuando se inició la prueba piloto del pienso anticonceptivo. Y es que, al tratarse de aves rutinarias, el objetivo es que las palomas de las zonas identificadas con mayor población se alimenten, exclusivamente, de dichos dispensadores para conseguir la máxima eficiencia posible.
Prohibido dar de comer
La ordenanza de civismo de Reus prohíbe alimentar animales en la vía pública y, especialmente, los salvajes urbanos, como es el caso de las palomas.