Las bibliotecas municipales de Reus ganan cerca de 1.000 usuarios nuevos cada año
La Xavier Amorós y la Pere Anguera sumaban 71.780 carnés en 2021 y el número ha seguido creciendo. Los préstamos repuntan tras una tendencia a la baja
Las bibliotecas municipales de Reus no paran de crecer en usuarios. Y así lo demuestra el número de carnés: si en 2017 había 66.235, en 2021 ya eran 71.784. De media, cada año se suman un millar de socios, e incluso con la irrupción de la pandemia, crecieron. «En 2020, estando encerrados en casa, expedimos unos 800 carnés nuevos», recuerda la directora de las Biblioteques Municipals de Reus, Cristina Garreta.
Para el concejal de Cultura, Daniel Recasens, la clave del éxito es la transformación de las bibliotecas en equipamientos «embajadores de la cultura». Es decir, las actividades desarrolladas en estos espacios «van más allá del depósito de libros y se convierten cada vez más en espacios sociales, culturales, de relación...». Lo hacen a través de propuestas variadas durante todo el año que incluso a veces traspasan la propia biblioteca. «Toda una acción que va hacia afuera y vuelve, llegando a las escuelas, acercándose a los lectores más jóvenes. El objetivo final es la lectura, pero podemos llegar a través de muchas vías», resume Recasens.
Para participar de las actividades no es necesario el carné. «Pero el hecho de ir acercándose cada vez más a las bibliotecas, lleva a esta relación natural», dice el concejal. Y si el número crece «es porque formar parte del club es visto como algo interesante». Por su parte, el carné aporta ventajas, como el préstamo o el uso de ordenadores.
Esta tendencia al alza se da al mismo tiempo que en la sociedad se producen cambios en el consumo cultural. «Antes, para consultar cualquier cosa tenías que ir a una biblioteca», señala Garreta, por lo que disponer de un carné de usuario era más que esencial. Pero Internet lo ha cambiado todo y los canales de información se han multiplicado. De hecho, los préstamos sí que han experimentado una fuerte caída. A modo de ejemplo, en 2014 se hicieron en la Biblioteca Xavier Amorós 141.791 operaciones de este tipo, mientras que el año pasado fueron 67.374. Menos de la mitad respecto siete años atrás.
No obstante, la directora de las Biblioteques Municipals de Reus remarca un dato: dentro de esta tendencia a la baja, el año pasado hubo un repunte en el número de préstamos «que nos sitúa a cifras similares a 2019». Cabrá esperar si la recuperación se mantiene en el tiempo, pero, de momento, es visto como una buena noticia. «Hay muchos factores que influyen en la cantidad de préstamos», puntualiza la directora. Enumera la actualización de los fondos, tener en cuenta las necesidades de los usuarios... «Si, por ejemplo, hay una demanda muy grande de novela, la biblioteca tendrá que estar muy al día de las novedades, y siempre hacerlo con cualidad y prescripción», relata Cristina Garreta, para quien es esencial esta conexión con la realidad.
También ha habido una adaptación a las nuevas tendencias, con el préstamo de documentos digitales, y también han aumentado las operaciones entre las familias, con libros de 0 a 2 años, «lo que muestra su confianza con las bibliotecas», subraya Daniel Recasens.
En este crecimiento de usuarios destaca el trabajo realizado para llegar a nuevos públicos, pero sin olvidar a los usuarios del día a día. Como detalla el concejal de Cultura, las bibliotecas participan en proyectos «muy transversales», como programas de salud mental, salud pública, juventud, educación... Forman parte, por ejemplo, del Passaport Cultural, presente en doce centros educativos de la ciudad. A través de los pasaportes de aprendizaje, los alumnos pueden participar en actividades abiertas fuera de la escuela en distintos equipamientos, entre los cuales, las bibliotecas. Otro proyecto es Lecxit, que acerca la lectura a los alumnos, a través de parejas de niños de 4º y 5º de Primaria y una persona adulta que actúa de mentor.
Otra línea de trabajo son las visitas didácticas, dirigidas a los centros escolares e institutos. Es una forma de llegar a los más pequeños «y aunque evidentemente no todos vuelven, sí que muchos lo hacen», explica Garreta. De hecho, el carné de usuario no se hace en masa, «sino que siempre pedimos que vuelvan después, porque queremos que el compromiso sea de las familias, que vuelvan y que lo hagan de forma habitual».
Marta es una de las usuarias que llegó a las Biblioteques de Reus a través de este canal. Ahora tiene 29 años, pero recuerda muy bien la decisión de hacerse el carné cuando tenía 12. Conoció la opción a través de la escuela. «Como que siempre me ha gustado leer, lo comenté en casa y un día fui con mi padre y mi hermana a darme de alta», relata. Desde entonces, es usuaria habitual: «Voy a menudo a la Xavier Amorós, sobre todo en verano, y reservo muchos libros». A la Pere Anguera, solo en casos puntuales para leer y curiosear. Recuerda que antes también hacía uso del préstamo de DVD y CDs de música, además de buscar información para algún trabajo del instituto.
Marta valora que las bibliotecas de Reus sean dinámicas, con muchas actividades programadas y clubes de lecturas para todas las edades. «Todo esto atrae a nuevos lectores y futuros socios», remarca el concejal, Daniel Recasens. También destaca la mejora en las políticas comunicativas, intensificando la presencia en redes, explicando todo las actividades realizadas. «Normalmente, llenamos, así que tenemos muchos fieles», valora. Garreta hace una última observación: «Si pensamos que Reus es una ciudad de poco más de 100.000 habitantes, más de 70.000 carnés no está nada mal». Hay usuarios que no son de Reus, lo que muestra la capitalidad, teniendo también en cuenta que la Xavier Amorós es muy joven, con solo 20 años de vida.
La Biblioteca Pere Anguera empezó a funcionar a finales de 2015, sumándose a la Biblioteca Central Xavier Amorós, que tiene dos décadas de vida. ¿Reus necesitaría una tercera biblioteca municipal? «No es una emergencia, pero sí una prioridad», aclara el concejal de Cultura, Daniel Recasens. No esconde que otras cuestiones de ciudad han pasado por delante, teniendo en cuenta que ha habido una pandemia. «Pero está claro que en el marco del mapa bibliotecario nos conviene una biblioteca más. Está encima de la mesa», asegura. Así mismo, recuerda el papel destacado que juega la biblioteca del Centre de Lectura. «También hay que poner en valor otras bibliotecas, como las escolares o incluso las particulares», subraya.