La imborrable huella de Carmina en Sol i Vista

Los jardines del barrio de Reus que fue hogar de la concejala llevarán su nombre. El vecindario le rinde así un homenaje eterno

«No seáis indiferentes, disfrutad de la vida, amad, intentad dejar un planeta mejor. Y, cuando os den una oportunidad de hablar, aprovechad los micros». Es el mensaje póstumo que Carmina Pozuelo, concejala socialista de Reus fallecida a finales de diciembre a los 49 años, quiso dedicar a Sol i Vista, el barrio que fue su hogar.

Su voz grabada se oyó esta mañana justo allí, durante la inauguración de los Jardins Carmina Pozuelo Blanco que el vecindario le ha dedicado para que «quede inmortalizada en esta plaza en la que tan bien lo pasó siempre».

El barrio entero se volcó en un sentido homenaje a esta mujer «inolvidable», que «amaba Sol i Vista con locura y ha dejado una huella muy grande aquí y en toda la ciudad», tal como la definió, emocionada, la presidenta de la asociación de vecinos, Ana Belén Castaño. Difícil encontrar, entre tanta gente, a alguien que no atesorase algún buen momento con ella.

La Banda de Cornetes i Tambors Verge de Misericòrdia tocó frente a la casa de la edil. El tramo entre el Raval y la calle Almirall Requesens se llenó de fotos de Carmina recientes y antiguas, con amigos, con la familia, ayudando a los demás, divirtiéndose en las fiestas o en casa. Allí se ha colocado una placa que reconoce «su compromiso cívico y su labor por los derechos de las personas, especialmente ligada al movimiento vecinal».

El marido de Carmina, Jordi, pronunció unas palabras. Explicó que este verano «se habrían cumplido 25 años desde que nos conocimos» y se refirió a ella como una persona «feminista, trabajadora, con conciencia de clase y sentido de la justicia».

Contó, en este aspecto, algunas anécdotas conmovedoras. «Los primeros regalos que me hizo fueron un delantal y un despertador. Quería mostrarme que era mi pareja de vida, pero que sus principios eran inamovibles», dijo. Y recordó que «hace cinco años, me dijo que estaba viviendo la etapa más feliz porque acababa de superar un cáncer y tenía una familia que lo era todo para ella. Solo tres meses después, vino el segundo cáncer. Estuvo a punto, a punto de vencerlo también, pero se complicó todo».

Carmina «decidió que quería mejorar el mundo allí por donde pasase» y, «para ella, ser concejala era una oportunidad de hacer cosas». «Nos ha dejado un recuerdo y un ejemplo», destacó su esposo.

También Castaño quiso subrayar la labor de ella en la Associació de Veïns de Sol i Vista, «la más antigua de Reus y en la que ya participaba desde pequeña». «Se propuso que hubiera una ludoteca y llamó a todas las puertas hasta que lo consiguió», la elogió. Y su tienda familiar, el ultramarinos del barrio, «fue un centro cívico o un CAP. Las personas entraban allí con un problema y ella se lo solucionaba».

Carmina «soñaba con que le tocase la lotería para crear una beca para los más necesitados», dijo Castaño. En su última intervención en el pleno, ya desde el hospital, defendió una moción por los niños robados. El alcalde, Carles Pellicer, alabó su trabajo y su entrega.

Allegados, compañeros de consistorio y de partido, y personas de todos los ámbitos con los que la concejala tuvo relación acudieron al estreno de los Jardins Carmina Pozuelo Blanco. «Le habíamos comentado que serían para ella y le hizo mucha ilusión», expresó Castaño, y dijo que «donde esté, va a estar con nosotros».

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