Incendios de Cabacés y Porrera: miradas al cielo y el fuego de 1982 en la mente
Las llamas han inquietado a los vecinos con el miedo de que se repitiera una situación como la de hace 40 años. Este viernes, ya respiraban más tranquilos
En las últimas horas, los municipios de Cabacés y Porrera, en el Priorat, han tenido la mirada puesta en el cielo, desde que la tarde de este jueves se declararon ambos incendios. Este viernes, 13 de septiembre, la jornada empezaba ya mucho más tranquila, con el fuego de Porrera ya perimetrado, y las tareas de Cabacés avanzando a buen ritmo.
«Respiramos más tranquilos», admitía el alcalde, Jaume Pujals, a primera hora de la mañana. Y es que en la mente de muchos vecinos de la zona había el temor de que se repitiera un incendio como el de 1982, uno de los más graves que ha vivido esta zona de Montsant, con más de mil hectáreas quemadas. «En esa ocasión, el fuego bajó por esta ladera de enfrente», recordaba Paco, vecino de Cabacés.
En el pueblo, muchos seguían con atención el movimiento continuo de helicópteros e hidroaviones. El fuego no se veía desde el municipio, pero se encontraba justo detrás de la montaña y los efectivos aéreos no paraban de descargar agua justo delante de sus miradas. Allí es donde se ubicaba el flanco izquierdo, la única zona del incendio que esta mañana aún tenía un comportamiento de libre propagación, y donde «los medios aéreos están trabajando de forma intensa», explicaba el jefe de intervención del incendio, Joan Rovira, desde el centro de mando, ubicado en el polideportivo de La Vilella Baixa. A la vez, iban entrando las unidades terrestres.
Desde la terraza del bar de Cabacés, muchos seguían de cerca las tareas de extinción y comentaban la situación. «Ayer estábamos más preocupados, se llegaron a ver llamas», decían algunos, y también se aprovechaba para hacer crítica de la «falta de gestión de los bosques», comentaban Ricard y Joel: «No limpian nada. Que nos dejen hacer de pastores», reivindicaban.
Maria, desde el balcón de su casa, en la calle del Mig, también seguía todo lo que sucedía. «Desde ayer por la tarde que hay todo este movimiento de helicópteros», contaba, mientras cruzaba la calle y se apoyaba en la barandilla de la plaza de enfrente de su casa para ver mejor las tareas de extinción. «Mira, por allí se ve un poco de humo», y señalaba con el dedo.
No es la primera vez que ve un incendio en esa zona. Más allá de lo sucedido en 1982, Paco, Ricard y Joel también recuerdan que hace apenas dos años se prendió fuego en la ladera por un chispazo en una línea eléctrica. «Por suerte, se extinguió rápido y no fue a más», añaden. Y la misma situación se vivió, también, en Porrera, según comenta el alcalde de este municipio, Joan Carles Garcia.
En los dos incendios actuales, el foco también sería una incidencia en una línea eléctrica. Según cuenta Garcia, este jueves a primera hora de la tarde, un payés que estaba vendimiando habría oído el ruido de un chispazo. Después, empezó a ver humo y llamó al 112. También el alcalde de Porrera llamó al teléfono de emergencias. A las 18 h, tuvieron que confinarse por el humo, pero a las 22 h se levantó la orden.
«Hacía mucho viento, y las llamas se propagaron rápido», recuerda Joan Carles Garcia. No obstante, «la zona está muy limitada por cultivos». Aunque todavía no se ha hecho una evaluación, el alcalde de Porrera calcula que puede haber cierta afectación entre algunas viñas, «pero no de forma directa, sino por el efecto del calor de las llamas». También le consta que en una finca el fuego sí que habría llegado, aunque todavía desconocía el alcance exacto.
En el caso de Cabacés, las llamas estuvieron a pocos metros de Mas Roger, donde Vitec (Centre Tecnològic del Vi) cuenta con una finca experimental de viticultura sostenible. El director general de Vitec, Sergi de Lamo, estaba ayer por la mañana preocupado por si el fuego había llegado a parcelas experimentales.
El jueves por la noche, se acercó a la zona con el fin de aportar agua de la finca a los bomberos, y se percató de que «el fuego estaba muy cerca», señalaba ayer. Estaba a la espera de que le dejaran acercarse de nuevo a Mas Roger para hacer comprobaciones. Finalmente, «las llamas no han llegado a la finca», explicaba tras poder acceder a la zona.
Sensibles ante la falta de agua
Ante la situación de sequía estructural en la que está inmersa la comarca del Priorat, Bombers ha sido «sensible». El jefe de intervención del incendio, Joan Rovira, ha explicado que municipios, como Cabacés, pidieron evitar utilizar los hidrantes, al tratarse de agua de boca, «y hemos buscado recursos alternativos».
Concretamente, Bombers han activado vehículos nodriza, que «nos permite situarlos a pie de carretera y hacer de punto de avituallamiento de agua en los vehículos que tenemos en el interior haciendo la extinción del incendio». En cuanto a los hidroaviones, recargan en el embalse de Flix. «Hemos tenido la capacidad de minimizar el consumo de agua frente a la situación de sequía», ha recalcado Rovira.