Hay interés de particulares y empresas de Reus de quitar el amianto, pero «aún hay pocas intervenciones»
La inversión que implica retirar una cubierta con este material perjudicial para la salud y poner otra se considera «una gran inversión», que puede llegar a costar 300.000 euros
Particulares y empresas muestran interés en retirar cubiertas y otros elementos con amianto al ser perjudicial para la salud, pero «hay pocas intervenciones todavía», corrobora el presidente del Gremi de la Construcció de Reus i Baix Camp, Antoni Sentís.
Por su parte, el gerente de la Cambra de Comerç de Reus, Jaume Llosas, expresa que muchas de las empresas a las que hacen de paraguas y que asesoran en este tema (a la hora de pedir subvenciones para suprimir amianto) piden presupuestos y «hay precios de todo tipo»: la erradicación puede costar 40.000 €, pero también subir hasta 300.000, «todo depende del lineal de superficie de la cubierta».
Desde la Associació de Poligons Industrials de Reus (APIR), su presidente, Vincenç Ferré, cuenta, a su vez, que en la agrupación, hay empresas que trasladan su preocupación con el tema: retirar una cubierta con fibrocemento y sustituirlo, les parece «una gran inversión».
Las fechas límite
El amianto fue un material muy usado por la construcción entre los años 60 y 80, momento en que la población creció rápido en todas partes y, a día de hoy, hay directrices europeas que ponen fecha límite a la supresión de este material tan extendido. Las instalaciones y equipamientos públicos con amianto tendrán que retirarlo antes de 2028 y los actores privados tendrán hasta 2032 para hacerlo. Así lo indica el dictamen del Consejo Europeo sobre la erradicación de este componente en la Unión Europea. En Catalunya, la administración pública tiene activo el Pla Nacional per a l’erradicació de l’amiant a Catalunya (2023-2032), una hoja de ruta que marca dichas actuaciones.
Sentís, del Gremi de la Construcció, declara que las empresas especializadas en la retirada de amianto en la entidad no han crecido, aunque entre los agremiados afirma que hay interés por especializarse, puesto que retirar amianto se convertirá en una «asignatura obligatoria» y, por tanto, será un nicho de mercado, con lo que «vemos que hay quien asiste a cursos relacionados con el tema». Los trabajos actuales solicitados, aun así, «son aún tímidos y no acaban de arrancar». Entre particulares «vemos interés, se dirigen a nosotros para resolver dudas, pero la gente espera; hay que recordar que lo que tiene aprobado la Generalitat es un proyecto de ley para erradicar el amianto». En obra pública, en cambio, «el ritmo es otro, hay más trabajo».
«Sea como sea la intervención, siempre será costosa, pues los protocolos son especiales y hay que avisar incluso a un técnico de la Generalitat para que mida si hay partículas en suspensión del material, es complejo», asegura Sentís. Que la supresión del amianto no acabe de arrancar –señala el portavoz del gremio– puede que sea, en parte, porque este año «aún no han convocado ayudas de la Generalitat (de la Agència de Residus de Catalunya)».
En este sentido, Vicenç Ferré, de la APIR, expresa que, incluso con una subvención para la eliminación del amianto, las empresas de la agrupación siguen considerando el coste «elevado» y, en algunos casos, incluso las obras futuras, «inviables». «Tarde o temprano nos enfrentaremos a la fecha límite, pero no sabemos si llegaremos a tiempo, hay mucha cubierta», reconoce Ferré.
Según el portal de la Generalitat, aunque el censo no es exacto, habría alrededor de 1.189 elementos de fibrocemento en Reus, entre edificios públicos y privados. Una cifra que podría sería más alta, al menos según se dijo el pasado 29 de julio en una comparecencia sobre el anuncio de mejoras en los polígonos de Reus, en la que se mencionó que habría detectadas, en total, unas 1.273 cubiertas con este material.
«Cambiar la cubierta –tercia Jaume Llosas, de la Cambra– puede no verse como una inversión para el negocio, pero el Projecte Estratègic ‘Amiant per plaques’, impulsado por el Departament d’Acció Climàtica, subvenciona la sustitución de cubiertas con amianto por placas fotovoltaicas, algo que según los consumos que se tengan en una empresa, por ejemplo, si se generara excedente, quizá pudiera compartirse y conseguir así ganancias».
Planificar las actuaciones en varias fases
Una de los puntos destacados por el gerente de la Cambra de Comerç de Reus, Jaume Llosas, en materia de eliminación de amianto, es que, durante las obras, una empresa, por poner un caso, puede optar por una planificación de los trabajos por fases. «Nos hemos encontrado con algún ejemplo en el que, por no pausar la actividad de una empresa y dejar de producir, esta ha organizado los trabajos en varias fases. Esta sería una opción para seguir adelante», subraya. Vicenç Ferré, presidente de la APIR, también recalca que la inversión no necesariamente se verá traducida en ganancias para el negocio, con lo que «esta se tienen se tendrá que organizar siendo asesorado».