Fumar un puro, degustarlo con tranquilidad, «como un buen vino»

El espacio ‘Caliquenyo’ de El Círcol de Reus acogió este jueves una cata con la presencia del dominicano Abe Flores, propietario de PDR Cigars

El humo de una veintena de puros inundaba, la tarde de este jueves 26 de septiembre, el espacio de El Círcol conocido como ‘Caliquenyo’. Se conoce así por el club de fumadores privado El Caliquenyo, el primer club de fumadores del estado español (2011). Un espacio reservado para socios de la entidad que, este jueves, abría sus puertas para llevar a cabo una cata de puros, de la mano del dominicano Abe Flores, propietario de PDR Cigars, que ha pasado en Reus uno de sus seis días de estancia en Europa. También de Francisco Javier Martínez, propietario del estanco de la plaza del Nen de les Oques, todo en colaboración con El Círcol de Reus y la presencia de Club Cigar Reus.

Y sí, se trataba de una cata porque, como explica Martínez, el humo del puro no se traga, sino que se deja en boca «y se degusta». «Es como una cata de vino», comentaba, destacando que «el primer tercio del puro puede tener un sabor, y el segundo otro, y el tercero uno de distinto». Y es que el puro «es el arte del cultivo del tabaco», en el que se valora todo su proceso de creación, que es manual, con «hojas que pueden estar madurando entre cuatro o cinco años». «Es como el buen vino», añadía Martínez, resumiéndolo con el concepto de «la cultura del puro». Un consumo más pausado que el del cigarrillo, que «es el consumo de la nicotina», opinaba Martínez.

La cata empezó con unas palabras de la presidenta de El Círcol, Patricia Terradellas, recordando los inicios del club El Caliquenyo; y también del segundo teniente de alcaldesa, Josep Baiges, quien entregó a Abe Flores un libro sobre el Modernismo en Reus. A continuación, se repartieron entre los asistentes puros PDR, puestos al mercado hace tan solo 15 días, y el ambiente se volvía más distendido mientras se iba perfumando del humo de tabaco.

Al centro, Abe Flores, de PDR Cigars, y a su derecha, Francisco Javier Martínez. FOTO: Alba Mariné

«La capa de este puro es madura», explicaba Dídac Alcalà, lo que significaba que la capa externa se había sometido a un proceso de maduración y se traducía a un sabor menos amargo. La cata siguió durante aproximadamente una hora. Y es que fumar un puro da para eso y mucho más. Pero para el final, Francisco Javier Martínez da un consejo: «No apagar el puro como un cigarrillo, sino dejarlo en el cenicero hasta que se apague solo, en honor a todo el trabajo manual que hay detrás».

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