El Priorat espera terminar el verano sin restricciones de agua
El bombeo de agua desde Riudecanyes ha garantizado el riego en el Baix Camp, pero piden medidas a largo plazo
Superar el verano sin tener que aplicar restricciones de agua. En eso confían en el Priorat. El inicio de la vendimia y la puesta en marcha de las bodegas a finales de mes, principios de septiembre, será otro reto a superar, «pero de momento, hemos ido trampeando como hemos podido», dice el alcalde de Poboleda, Josep Maria Díaz.
Pero poder superar el verano no es pasar página. «El pantano está cada vez más vacío y, como no llueva de forma abundante en breve, no sé qué haremos», cuenta. Algo que también preocupa a la payesía de la comarca vecina del Baix Camp que, a través de la Comunitat de Regants del Pantà de Riudecanyes (al 28,66% de su capacidad), se abastecen con agua procedente del Siurana (a sólo el 9,57%).
«Sí que hemos salvado las dos semanas que nos quedaban de riego, gracias a las obras de bombeo del pantano de Riudecanyes, pero nos preocupa ya el próximo año. ¿Va a llover a partir de septiembre?», se pregunta Josep Z. Ferré, responsable del agua del Baix Camp del sindicato Unió de Pagesos, quien exige tomar medidas a todos los actores implicados ante una situación climática cada vez más alarmante. Es decir, hacer una mejor gestión del agua, algo que hace años que se reclama desde la comarca del Priorat. «Tenemos el compromiso de que la reutilización del agua de la depuradora de Reus será una realidad. Queremos que se ejecute y, así, hacer una mejor gestión de recursos y garantizar el riego», añade Ferré.
Poboleda es uno de los cuatro municipios del Priorat que forman parte de la mancomunidad del Topograpo (Torroja del Priorat, Poboleda, Gratallops y Porrera). Aunque «poca agua estamos cogiendo del pantano a estas alturas», relata el alcalde Josep M. Díaz. Y es que se abastecen, en parte, a través de pozos que tienen que ir racionando para no agotar recursos.
Hay dos pozos que utilizan durante medio día tras dos jornadas de ‘descanso’ «para que recuperen los niveles», dice el alcalde. Ahora, también cuentan con un tercer pozo, después de realizar prospecciones a principios de verano en busca de nuevas fuentes de abastecimiento.
Entre pozos y Topograpo, el municipio está saliendo adelante, con agua algo turbia, «pero está dentro de los parámetros», añade por su lado el acalde de Torroja del Priorat, Joan Sentís. En este núcleo tampoco han sido necesarias las restricciones y lo que han hecho este verano es una purga de agua «por una cuestión de manganeso», explica.
El riego es otra de las cuestiones que, de momento, ha podido salir adelante, aunque planean las dudas de futuro. «Las dos semanas que quedaban de temporada se han salvado y, por lo tanto, la avellana saldrá adelante, pero esperamos que septiembre sea más lluvioso. Si no, peligra la cosecha de las aceitunas», alerta Josep Z. Ferré desde Unió de Pagesos.
Por un lado, recuerda que los miembros de la Comunitat de Regants del Pantà de Riudecanyes empezaron la temporada con derecho a uso del 40% del agua que vendría ser habitual. Posteriormente, el 5 de agosto, el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural comunicaba que, a raíz de la sequía, no autorizaba el trasvase de 0,6 hectómetros cúbicos desde el pantano de Siurana a Riudecanyes. Unos días más tarde, la Comunitat de Regants de Riudecanyes, conjuntamente con Serveis Territorials de Tarragona del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, iniciaron obras para bombear agua desde el embalse, con lo que se ha evitado suspender el riego. «Pero no olvidemos que en muchos municipios, más de montaña, no tienen riego y muchos payeses han perdido toda la cosecha», recuerda Ferré.
Medioambientalmente, la situación está afectando a la fauna. En el caso de Siurana, el grupo ecologista GEPEC-EdC, ha presentado denuncia a Agents Rurals por el hallazgo de varios ejemplares muertos de especies autóctonas. «Seguimos revisando tramos del río. Se trata de peces, pero al final, la situación afecta a todo el ecosistema», señala Santi Borràs, miembro del GEPEC. Recuerda que hace años que alertan de la precaria situación y de la necesidad de tomar medidas cuando los embalses están llenos, «pero nadie nos hizo caso y, actuar ahora, es tarde».
Las actividades acuáticas que se llevan a cabo en embalses han salido también muy perjudicadas de los bajos niveles de agua. En algunos casos, han tenido que cesar la actividad. No obstante, desde Canoa Kayac Siurana cuentan que siguen y seguirán abiertos hasta finalizar la temporada. Aun así, los niveles bajísimos del embalse están repercutiendo negativamente sobre el negocio. Y es que la excursión con canoa que podría llegar a durar entre dos y dos horas y media, ahora apenas es de una. «La imagen que presenta el pantano tampoco presta y hemos perdido a mucha clientela», añaden.