El Mercat Central de Reus mantiene el horario ampliado pese al poco seguimiento entre paradistas
Tras una reunión con el Ayuntamiento, éste ha decidido seguir apostando por los mediodías y la tarde del jueves. Los paradistas querían un replanteamiento ante el poco éxito
El Mercat Central de Reus mantiene la ampliación horaria iniciada hace un año: lunes, martes, miércoles y sábados de 08 a 15.30 h; y jueves y viernes de 08 a 20h. Menos de un 20% de las paradas lo mantienen, pero así se decidió hace escasos días tras una reunión con el Ayuntamiento en la que se tenía que valorar el funcionamiento durante estos primeros 12 meses.
«Expusimos la situación y nuestro punto de vista. Decidieron seguir adelante con este mismo horario», explica el presidente de los paradistas, Ildefons Vidal. Recuerda que solo seis negocios, del total de una cuarentena, mantienen el horario iniciado en octubre de 2021. «Si no somos todos, no sé si tiene demasiado sentido permanecer abiertos», opina Vidal. Los paradistas apostaban por hacer un replanteamiento, pero de momento se mantendrá el mismo horario, como confirman fuentes municipales consultadas, a lo que no se quiere añadir nada más.
Por ahora, no se ha sancionado, y tampoco se estaría planteando hacerlo, a aquellos que no cumplen con las horas marcadas de apertura. De hecho, cada vez son más los que cierran «e incluso los negocios que más apostaban por el cambio, ya no abren», recalcan algunos paradistas. Así que el intento de ampliar el horario es visto como «un nuevo intento fallido» porque «no se sabe ni copiar lo que han hecho en otras ciudades», se queja Pere Margalef, de la parada de frutas y verduras Cal Pere. Bajo su punto de vista lo que es necesario es hacer una buena promoción, algo que cree que no se ha hecho. «Apuesto por abrir una tarde más, y la del jueves es una muy buena opción, pero si se hace, tiene que hacerse bien, explicarlo, llegar a todo el mundo, hacer difusión, y esto no se ha hecho como tendría que hacerse», opina.
Sabe bien de lo que habla, y es que estuvo durante años al frente de los paradistas y recuerda que ya ha habido otros intentos. En una ocasión no llegó a implementarse porque «se hizo una votación entre todos los paradistas, pero aunque algo más de la mitad estaban a favor, consideramos que no era una mayoría suficiente», recuerda.
Para Margalef, «no se nos escucha» y considera que sería necesario hablar con cada uno de ellos para saber exactamente qué opinan y qué posibilidades tienen. En este sentido, en muchos de los negocios que nunca han acabo implementando el nuevo horario solo trabaja una persona. Esto imposibilita el poder abrir las 12 horas seguidas que suponen los jueves y viernes, con horario ininterrumpido de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Además, cabe recordar que el horario adoptado no es el que habían acordado los paradistas, que sí que estaban de acuerdo en abrir el jueves por la tarde y alargar el resto de mediodías, pero hasta las dos y no las 15.30 h, que es lo que se acabó imponiendo.
Tras un año de experiencia, el día más flojo es el jueves por la tarde, según cuentan los paradistas. Dando una vuelta por el interior del mercado, prácticamente todas las paradas tienen echada la persiana, con muy poca actividad. Especialmente solitario se queda el equipamiento al mediodía. Y es que algunos de los que todavía abren por la tarde no hacen horario ininterrumpido, sino que hacen parón para ir a comer. A pesar de mantenerse en activo, admiten que el volumen de trabajo es muy escaso.
Lo que es difícil es determinar cuál es el motivo exacto del poco éxito: ¿va poca clientela y por eso cierran las paradas? ¿o hay pocos clientes porque las paradas están cerradas? «La gente se siente engañada», dice el presidente de los paradistas, Ildefons Vidal, en el sentido que «se les dice que hay un horario y lo que se encuentran es que prácticamente todo está cerrado».
Señala que el consistorio valora que, a pesar del bajo seguimiento, hay suficiente variedad de productos entre los que cumplen con el horario. «Pero no tienen en cuenta que el cliente del mercado quiere ir a su parada de siempre, con la que tiene más confianza», subraya Vidal. Otros paradistas también indican que el cliente del mercado ya tiene su propio horario.
En todo caso, los paradistas lo ven como un pez que se muerde la cola. En lo que coinciden es que el nuevo horario funcionó correctamente durante los primeros meses, entre octubre y febrero, aproximadamente, coincidiendo con la campaña navideña. A partir de entonces, el goteo de persianas cerradas el jueves por la tarde fue constante «y en verano fue ya el remate final», recuerdan. Al parecer, algunos de los negocios que hasta ese momento se mantenían, al volver de vacaciones se desentendieron definitivamente. Los viernes, en cambio, son distintos, pero porque con el anterior horario ya se abría por la tarde ese día.
Pere Margalef reflexiona sobre varias cuestiones. Por un lado, pone en valor la conciliación horaria que ofrecía el mercado. «Dicen que hay que abrir más horas porque es la tendencia. Se preguntan porqué hay gente que no va al mercado, pero uno tiene que preguntarse: la gente que viene ¿por qué lo hace», exclama. En este punto, remarca el valor del mercado: el de los productos ofrecidos en este espacio y también el de los profesionales. «Aquí todos somos profesionales y buscamos los mejores productos y la mejor atención», recalca. Es por ello que subraya la importancia de mantener estas cualidades diferenciadoras y transmitirlas a la ciudadanía. Al fin y al cabo, hacer valorar el mercado por lo que es. «¿A caso no cierran en la calle tiendas que hacen este horario que quiere que hagamos aquí?», pregunta.
Complementando la ampliación horaria, también entraron en funcionamiento, el otoño pasado, dos zonas de mesas que permiten a los clientes poder quedarse a comer en el mismo mercado. A la vez, se potenciaron los productos que pueden ser consumidos al instante. Una forma más de apostar por los mediodías.
Todo ello, a la vez que se llevó a cabo un importante lavado de cara: el aspecto se ha modernizado, con la renovación de muchas paradas, la ampliación de algunos negocios y también la apertura de nuevos, que aportan un nuevo surtido de productos que hasta el momento no había en el mercado. Es el caso de poké bowls o también un puesto de comida vegana.
En cuanto a la venta online, que triunfó especialmente durante la pandemia, dejó de ofrecerse a finales de junio tras la desaparición de Ulabox, la empresa que ofrecía el servicio.