El Mercat Central de Reus cumple 75 años con imagen renovada «y buen pronóstico»

El mercado abrió puertas por Sant Pere de 1949. Actualmente cuenta con 40 negocios y muchos se han reformado

El Mercat Central de Reus alcanza sus 75 años de vida en un momento dulce de su historia, con la reciente reforma de la fachada principal del edificio –por la calle Sant Joan–, la apertura de nuevos negocios (con un total de 40 en activo), la modernización de paradas, la creación de áreas de degustación y nuevos horarios de apertura. Y, para celebrarlo, el Mercat está inmerso, este otoño, en una serie de actividades. El acto central: hoy mismo, viernes, con una merienda popular a las 17.30 h.

«El Mercat está vivo, nos hemos adaptado, entran clientes jóvenes, hay nuevas paradas y el Ayuntamiento está invirtiendo. Creo que funciona», valora el presidente de los paradistas, Ildefons Vidal, de Pesca Salada Vidal. La visión es compartida entre los paradistas más veteranos, como Montserrat Guinovart Bigorra, al frente de Carnisseria M. Bigorra y que lleva 50 años despachando. «El mercado ha cambiado mucho, y ha ido a mejor», dice. Recuerda cuando las paradas no tenían agua corriente, «y tenías que cogerla de una fuente que había en medio». Tampoco tenían neveras, «y el género estaba sobre mármol», y también recuerda cuando su madre cortaba todas las piezas de carne a mano, sin la ayuda de ninguna máquina, «y con una sierra cortaba los huesos». Ella empezó a trabajar con su madre a los 14 años, mientras estudiaba Secretariado con la idea clara de continuar con el negocio, «aunque mi padre no quería y quiso que me presentara a unas oposiciones para la Banca Sardà. No me hacía gracia y, evidentemente, no pasé», recuerda.

Montserrat Guinovart lleva 50 años detrás del mostrador de Carnisseria Bigorra, la actual parada más antigua del Mercat Central de Reus, desde 1949. FOTO: Alba Mariné

Dice que el mercado «engancha», sobre todo por el trato con la gente. Un trato familiar con el resto de paradistas y también con la clientela. Como subraya el concejal responsable dels Mercats Municipals, Josep Baiges, «los Mercats son mucho más que espacios comerciales. Se han convertido en lugares de cohesión social con un innegable sentimiento identitario vinculado a la ciudad y al territorio atendiendo a los productos que se despachan y las relaciones personales que se establecen».

«La gente confía en ti, en tus productos...», añade Liliana Martínez, otra paradista, que resume: «El mercado es muy sacrificado, pero muy gratificante». Liliana es de Uruguay, lleva más de 15 años trabajando en el Mercat Central, pero hace año y medio que emprendió un nuevo reto: coger el relevo de Aurora Yenes, de Can Ciurana. Ahora, la parada se llama La Xarcu del Mercat, sigue con el negocio de Aurora «y también he innovado con productos elaborados, como hamburguesas». El objetivo es llegar a clientes más jóvenes. Y es que como destaca Ildefons Vidal, ésta es una de las claves para sobrevivir el paso del tiempo: saberse adaptar. «Tenemos que tener el producto adecuado para el tipo de cliente, con las máximas calidades y de todas las gamas, desde comida preparada a la materia prima», resume Vidal.

Liliana Martínez hace año y medio que cogió el relevo de Aurora Yenes. Can Ciurana es ahora La Xarcu del Mercat. FOTO: Alba Mariné

«Es muy bonito estar en el mercado», exclama Carles Borrull, de Casa Borrull. Los orígenes del negocio se remontan a 1919, y la parada del Mercat Central la abrió Ramona –tía de Carles–, en 1959, «justo el año que nací», detalla. Sus primeros recuerdos en el mercado son de cuando tenía 13 años, «y los sábados por la mañana me llevaban allí». Pero no fue hasta los 15 que empezó a trabajar en la parada, mientras estudiaba Administración de Empresas, pensando en dar continuidad al negocio.

Fanny i Trini, en la parada de Casa Borrull del Mercat Central, que abrió en 1959. FOTO: Alba Mariné

Carles, igual que Montserrat Guinovart, recuerda cuando las paradas no tenían agua, o del intenso frío que hacía los inviernos anteriores a la reforma de 1991, «con el techo de uralita y las puertas abiertas». Ahora, con las últimas renovaciones de paradas, «el mercado ha ganado una imagen más moderna», valora.

75 años después de ese 1949, el Mercat Central está «en un punto de maduración óptimo que permite vislumbrar un horizonte sólido», concluye Josep Baiges, con un «buen pronóstico», añade Liliana.

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