El juez de Reus pedirá un estudio toxicológico de los restos de Cipriano Martos
El director general de Memòria Democràtica, Alfons Aragoneses, apunta que «nos gustaría que abriese una investigación para aclarar los hechos y fijar el relato de lo que pasó» con el militante antifranquista
Los restos hallados el 10 de enero en una fosa del cementerio de Reus corresponden a los del militante antifranquista Cipriano Martos. Así lo han confirmado los análisis de ADN, después de que un primer estudio arrojase ya indicios vinculados al sexo, la edad y la posición del cuerpo, así como muestras de una lesión que el activista padeció en vida y una autopsia practicada en el momento del fallecimiento.
El director general de Memòria Democràtica, Alfons Aragoneses, apuntó ayer en una comparecencia en Sabadell que «al encontrar un cuerpo compatible, se lo comunicamos al juzgado de Reus tal como es obligación» y «hemos comunicado también la confirmación de la identidad, y nos hemos puesto a su disposición de cara a la posible petición de análisis y el retorno de los restos». Esa entrega probablemente deberá contar con la autorización del juzgado y se asume, por ello, «un retraso que esperamos que sea breve».
Preguntado por si se abrirá una investigación sobre la responsabilidad de la Guardia Civil en los hechos, Aragoneses indicó que «lo desconozco» y precisó que «el juzgado de Reus nos ha pedido ya información, ha anunciado que pedirá un estudio toxicológico que nosotros ya hemos solicitado al Instituto Nacional de Toxicología y nos gustaría que iniciase una investigación para aclarar los hechos y fijar el relato de lo que pasó con Cipriano Martos». Los nombres de los agentes presentes en los interrogatorios al activista «pueden determinarse mirando los archivos, si el juzgado decide investigar».
Cipriano Martos Jiménez (Maldonadillo, Granada, 1942 - Reus, 1973) había sido enterrado en secreto en el camposanto reusense tras morir por la ingesta de ácido cáustico durante los interrogatorios a los que fue sometido por la Guardia Civil, detenido mientras repartía propaganda contra el régimen. Su familia, con su hermano Antonio Martos al frente, llevaba 50 años buscándolo sin tener siquiera la plena certeza de que estuviera en Reus.
Antonio Martos lamentó ayer que a Cipriano «lo metieron en una ratonera, lo torturaron y le dieron veneno sin ni siquiera darle oportunidad ninguna». «Él no había matado a nadie y no había usado ningún arma, solo había tirado cuatro papeles pidiendo un poco de libertad y justicia antes los salarios míseros que se pagaban por tantas horas de trabajo», añadió.
Sobre la reinhumación, dijo que hubiese querido que «la financiación llegase hasta el cementerio de Huétor-Tájar» y que «pensaba que nos entregarían los restos en el pueblo». Recuperar el cuerpo «me alegra un montón».