Baja la segregación escolar en Reus pero todavía hay 15 centros de máxima complejidad
Reus ha implementado medidas como la reducción de alumnos por clase o la adscripción única en secundaria, donde más disminuye la concentración de escolares extranjeros
Los índices de segregación escolar en Reus han empezado a disminuir, aunque todavía de forma tímida. De hecho, la ciudad sigue manteniendo un total de 15 centros cualificados como de máxima complejidad. Once son de primaria y cuatro institutos. Esto supone un alto porcentaje respecto el resto de municipios del Camp de Tarragona donde, en total, hay 26 escuelas con máxima complejidad (el 42% se encuentran en Reus) y once institutos (más del 36%, en la capital del Baix Camp).
Algunos de estos centros se concentran en barrios como el Fortuny, Gaudí o Mas Abelló, zonas que el informe de evaluación y propuestas educativas para disminuir el absentismo escolar en la ciudad de Reus indica como de mayor riesgo de segregación. También se indica el distrito 8 (principalmente Sol i Vista y Juncosa) con cierto riesgo, pero en este caso por cuestiones territoriales, dada su lejanía con el centro.
«Lo importante es que estamos trabajando y empieza a notarse», subraya el concejal de Educació, Daniel Recasens, quien destaca que se trata de un camino de largo recorrido. «Pero también es bueno fijar la mirada a corto plazo, porque permite fiscalizar», añade. Así pues, el consistorio y la comunidad educativa ha tomado nota del informe de seguimiento que hace el Síndic de Greuges de Catalunya, tras el Pacte Contra la Segregació Escolar firmado en 2019. En él consta que las cifras mejoran en la capital del Baix Camp y, especialmente, en los centros de Secundaria. En los institutos, el índice era en el curso 2018/2019 del 0,32 y, ahora, ha bajado casi diez puntos (0,23). Es decir, un 23% de alumnos de Secundaria tendría que cambiar de centro para conseguir una distribución totalmente equitativa (en Tarragona sería el 37%). En cambio, en primaria, la cifra se dispara este curso en Reus hasta el 40% (en Tarragona se sitúa en un 47%).
«Los niveles siguen siendo muy preocupantes», valora la jefe de proyectos de la Fundació Bofill, Maria Segurola. Para ella, que el índice sea superior a un 20% en ESO y un 30% en Primaria «es muy elevado», y ambos porcentajes son superados en la ciudad de Reus.
El concejal Daniel Recasens reconoce que en primaria los resultados de mejora son, todavía, «muy tímidos», mientras que en la ESO ya son más visibles. ¿Cuál sería el motivo? «En la secundaria hay un itinerario muy marcado que ayuda», expone Recasens, refiriéndose a la adscripción única, que empezó a implementarse en Reus en el curso 2021/2022. Desde entonces, cada escuela tiene un único instituto de referencia, mientras que antes eran dos.
«Es una medida que ha ayudado», valora Maria Horra, representante de la Xarxa d’Escoles Públiques de Reus y también directora de la Escola La Vitxeta. No obstante, Segurola recuerda que hay un reto: «Dos escuelas de máxima complejidad están adscritas en un solo instituto», algo que «no se da en demasiados municipios» y que «comporta un riesgo».
Nuevos alumnos a mitad de curso
Sobre el mayor índice de segregación escolar en primaria, Horra recuerda que la ciudad tiene un gran hándicap: «Una matrícula viva muy constante y voluminosa». Es decir, hay un número importante de alumnos que llegan o se trasladan de centro una vez empezado el curso y, éstos, suelen tener un perfil vulnerable.
El fenómeno se da, básicamente, en primaria. Y, por lo general, «hay la tendencia de derivar estos alumnos a centros de máxima complejidad, ya sea porque es donde hay más plazas vacantes, como porque son escuelas más acostumbradas» a esta situación, dice Maria Segurola. Esto acaba teniendo un impacto muy directo sobre la segregación escolar, dado que los centros que suelen tener más plazas disponibles son las de mayor complejidad. Para evitar desequilibrios, «es importante ajustar la oferta y esto Reus lo ha hecho muy bien», subraya la jefe de proyectos de la Fundació Bofill.
En este contexto, Reus ha ido reduciendo la ratio de alumnos por clase, es decir, el número de escolares por aula. Si el curso 2019-2020 empezaba en la capital del Baix Camp con una ratio de partida de 25, al año siguiente se rebajaba a 23 (21 plazas de ordinarias y dos de necesidades educativas especiales).
El concejal de Educació, Daniel Recasens, recuerda que el curso pasado se redujo a 20 y, si todo va sobre lo previsto, el próximo será de 19. El objetivo es, más allá de permitir una mejor gestión de las aulas, favorecer una distribución más equitativa del alumnado.
«Puede haber un barrio o una zona con mayor complejidad, pero cerca de una escuela con alta complejidad suele haber una que no lo es», puntualiza Maria Segurola, que añade: «La escuela tiene que servir para romper las barreras de la segregación social».