Un tranvía llamado deseo

Carta de la directora

Les confieso que la semana pasada quería escribir sobre la futura estación intermodal de Vila-seca. Incluso había empezado estas líneas con mi valoración sobre lo que puede suponer para el futuro de la movilidad en nuestras comarcas.

Pero finalmente desistí. Me faltaba una pieza del puzzle. Conocer cuándo y de qué manera se podría llegar a ella en transporte público desde diferentes ciudades, entre ellas, desde Tarragona, que seguirá siendo la única capital de provincia catalana sin estación de alta velocidad.

Casualidades de la vida o de la precampaña electoral, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, venía el miércoles a Tarragona a presentar su proyecto de tranvía para el Camp de Tarragona: 46 kilómetros de vías y 47 estaciones que se prevé unan los tres grandes municipios de la Costa Daurada (Cambrils, Salou y Vila-seca) en 2026 y éstos con Tarragona y Reus, en 2028.

Con esta parte de la ecuación despejada, ahora sí me atrevo a compartir algunas reflexiones. La primera, que la ubicación de la estación intermodal en Vila-seca, en la confluencia de la línea de tren convencional de Reus a Tarragona con el Corredor del Mediterrani València-Barcelona, es mejor opción que la anterior propuesta al sur del aeropuerto.

La segunda, que, pese a que se prevé un mejor acceso en transporte público a la actual estación del Camp, a los viajeros de Tarragona seguirá sin salirles a cuenta ir a Barcelona en alta velocidad: si tienen que ir a Vila-seca, se alejarán de su destino antes de iniciar el viaje. La tercera, que el tranvía sí puede revolucionar la movilidad y, de paso, cohesionar definitivamente la segunda gran área metropolitana de Catalunya.

El tranvía, además, permitirá unir el centro de Tarragona con los barrios de Ponent o los campus de la Universitat Rovira i Virgili (URV), el Hospital Sant Joan de Reus y el Joan XXIII de Tarragona, la petroquímica o el Aeropuerto. Y coser, por fin, un territorio partido por antiguas carreteras nacionales y en el que los centros de las principales ciudades y su periferia son como dos realidades paralelas.

Falta por ver si la Generalitat hace realidad la inversión anunciada, de 543 millones de euros, en apenas un lustro. Es un sueño tan esperado y hasta ahora tan lejano que la periodista del Diari especialista en infraestructuras, Núria Riu, bromeaba conmigo esta semana: «si el proyecto se cumple, ya me podré jubilar».

Científicos de primer nivel

A menudo nos lamentamos de la dificultad para captar y retener talento en Tarragona. La proximidad de Barcelona y la escasez de centros de decisión e investigación punteros hace que otras opciones resulten más atractivas para numerosos tarraconenses. Por eso es una buena noticia que algunos de nuestros investigadores reciban premios como los que esta semana han obtenido Josep Lluís Domingo, Emilio Palomares o Álex Arenas.

Josep Lluís Domingo, catedrático emérito de la URV, ha sido reconocido con el prestigioso Eurotox Merit Award, el galardón más importante en el ámbito de la toxicología a nivel europeo. Sus impulsores han valorado su larga carrera profesional, su extensa lista de publicaciones y su contribución a la investigación sobre los efectos de los contaminantes ambientales y alimentarios en la salud humana.

He hablado con él en alguna ocasión, especialmente durante la pandemia. Y si hay algo que lamenta es el escaso valor que da nuestra sociedad a la ciencia. El pasado diciembre, en una tribuna de opinión del Diari lo plasmaba así: «Si un brillantísimo científico lograse los premios Nobel, Princesa de Asturias y Rey Jaime I se llevaría unos 450.000 euros. El sueldo de Benzema es de 13,2 millones por temporada».

«Deberíamos reflexionar sobre lo que es esencial y lo superfluo», concluía. No puedo estar más de acuerdo. Me alegro que, al menos, su labor (está entre los investigadores más citados del mundo), sea reconocida en Europa.

Emilio Palomares, director del Institut Català d’Investigació Química desde 2020, ha sido galardonado con un Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación. Este reconocimiento se otorga a investigadores destacados y líderes con un historial consolidado de logros significativos en investigación en la última década, y financian, con hasta 2,5 millones de euros, proyectos de I+D de hasta cinco años.

No me atrevo a explicarles el alcance de su propuesta de investigación. Solo les diré que el título promete: Excited: Ingeniería de estados excitados, acoplamiento orbital y fenómenos de coherencia cuántica en dispositivos de conversión de energía fotoelectroquímica.

Por último, Àlex Arenas, el director de la Càtedra de Ciència i Humanisme de la URV y uno de los expertos de referencia durante la Covid, recibía el viernes el reconocimiento al mérito científico del Ayuntamiento de Tarragona. Recordado por muchos cuando resolvía las matemáticas en el programa de La 2 Cifras y letras en los noventa, Álex Arenas subrayaba que, como ha quedado demostrado durante la pandemia, la ciencia «es la única luz que tenemos los humanos para avanzar».

Savall, música y sensibilidad

Una vez escribí que en las comarcas de Tarragona estamos en deuda con Jordi Savall.

El reconocido director de orquesta y violagambista podría haber elegido muchos lugares para promover el festival que lleva su nombre, como hiciera Pau Casals, con el de Prada de Comflent, en 1950. Sin embargo, el músico barcelonés decidió apostar por Montblanc, Poblet y Santes Creus para hacerlo.

Su lista de méritos es extensa. Ha situado la música medieval y barroca en las listas de éxitos. Ha brindado una segunda oportunidad a refugiados sirios, kurdos, iranís ... que huían de un más que dudoso futuro, y que pensaban que jamás volverían a dedicarse a la música. Y, como el violonchelista de El Vendrell Pau Casals, defiende que la música es el lenguaje de la paz.

Pues bien, esta semana Jordi Savall ha vuelto a sorprendernos. La tercera edición de su festival pondrá el foco en las mujeres, especialmente en las que luchan por su dignidad y libertad. Así, uno de los conciertos contará con cantantes como la afgana Jasmin Behnawa, la iraní Nazanin Saveh, la palestina Nai Barghouti y la siria Waed Bpuhassoun. Pero la auténtica primicia del certamen es la presentación de la primera orquesta barroca formada por mujeres.

Lo dicho: gracias maestro por su apuesta por nuestras comarcas y por su sensibilidad y compromiso con los más vulnerables.

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