Nubes que no dejan lluvia
En este país hay nubes, incluso nubarrones, que no dejan lluvia. Y me gustaría hoy dedicar este artículo a tres de estas nubes que además son francamente importantes, como son los profesionales de la justicia, el independentismo y la vivienda.
Que el Poder Judicial, a nivel de su cúpula, está con una crisis institucional se ve con facilidad e incluso lo hemos intentado analizar con algún artículo en este Diari. Y ello como consecuencia de la politización de su gobierno en la que han participado históricamente todos los partidos políticos y como consecuencia también del no seguimiento evidente de la recomendaciones del Consejo de Europa que ha dicho, no hace tanto, cosas tan interesantes como éstas refiriéndose al gobierno judicial: «Lamenta la falta de progresos del Estado para garantizar la transparencia y la independencia en sus nombramientos».
E insiste en que la elección de sus miembros se haga por parte de los jueces y no de los políticos: «Cuando hay una composición mixta de los Consejos Judiciales para la selección de los Jueces, los estándares apuntan que los jueces han de ser elegidos por sus iguales y las autoridades políticas como el Parlamento o el Ejecutivo no han de estar involucradas en ningún momento en este proceso de selección».
Y en relación a los Fiscales dice que considera «preocupante» la conexión entre el Gobierno y el Fiscal General del Estado diciendo que hace falta cambiar el «método de selección» y «la duración del mandato» para que no coincidan con el mandato del ejecutivo.
Y como es lógico este desgobierno del gobierno de los jueces finalmente ha llegado a sus bases, es decir, a los Letrados de Justicia, funcionarios administrativos y finalmente a los Jueces y Fiscales.
Todos con huelgas hechas o anunciadas y que desgraciadamente incrementan esta lentitud inacabable, siguiendo el rastro de las listas de espera de la seguridad social donde pasan cosas curiosas, por cierto, como la de desconvocar una visita de un paciente por ausencia del especialista, que también son humanos, faltaría más, pero que después no sitúan al paciente desconvocado el primero de la visita siguiente, como sería lo lógico, sino que la burocracia lo pone otra vez en la cola, como si la culpa hubiera sido del propio paciente.
Las bases judiciales que no conocen a su gobierno más que cualquier ciudadano, porque no lo han elegido, que se dice pronto, pero que en cambio dan la cara y el trabajo en pueblos y ciudades, con frecuencia en condiciones precarias, están mostrando un cierto y lógico nerviosismo porque cada vez más se consideran los últimos de la fila.
Y de hecho cuando entras, en algunas ciudades, en un Juzgado, notas las diferencias de medios y demás en relación a las otras administraciones públicas.
Otra nube que no deja lluvia es el independentismo, que ha pasado de las manifestaciones brillantes y disciplinadamente seguidas por sus seguidores y con organizaciones perfectas, a una perpleja situación actual que no recordaban ni los más viejos del lugar.
Es sabido que el independentismo catalán ha sido pródigo en lanzar palabras o frases contundentes que han sido seguidas, como los colores en las manifestaciones, con gran disciplina por sus seguidores: «El carrer és nostre», etc. Y en estos momentos lo último es «l’acord de claretat» que sinceramente alguna falta hace que alguien aporte algo de luz a todo este laberinto independentista.
Y ante ello han aparecido expresiones como éstas de la Assemblea Nacional de Catalunya que «ha rebutjat l’acord de claretat i ha reblat, refiriéndose al President de la Generalitat, que si no está disposat a fer la indepèndencia ha de dimitir i convocar eleccions plebiscitàries».
O esta otra de la Portavoz de Junts en sede parlamentaria: «Que ha carregat amb duresa contra aquesta idea, més que un acord de claretat és un acord de brevetat perquè neix mort». Las dos citas corresponden al Diari Ara. Nubes, nubarrones, pero sin lluvia.
Y una tercera nube en estos momentos son las viviendas. Están lloviendo viviendas en estos momentos. «Ojála que llueva café», cantaba Juan Luis Guerra. Pero aquí y ahora en época electoral todas las administraciones hacen llover viviendas.
Viviendas caídas del cielo, nunca mejor dicho, decenas de miles de viviendas se prometen por los candidatos actuales o futuros para toda España. Pero me ha llamado la atención el invento de la economía circular habitacional.
Este articulista creía que sólo era aplicable a la economía en relación al medioambiente y al cambio climático, pero ha llegado el invento de la economía circular habitacional.
Y así el Ministerio de Defensa cederá muchos de sus terrenos que no se deben considerar necesarios para la defensa nacional a la construcción de viviendas. Pero matiza su titular que previo pago por parte del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana que aunque no lo parezca por el título incluye también la vivienda. Es decir, un Ministerio pone los terrenos y el otro le paga y todo queda en casa.
Y los propietarios actuales, ahora llamados tenedores, grandes o pequeños tenedores, harían bien en organizarse y por analogía con el proletario, proletariado, se podrían denominar propietariado que suena más fuerte, visto cómo van las cosas.
Porque lo de tenedor tiene su miga ya que es un utensilio que si se utiliza para comer carne sirve para sujetarla y después cortarla. Un buen amigo mío me decía hace poco, con fina ironía, que pronto y además de los impuestos deberemos pagar un alquiler para vivir en nuestra casa.
Y los ocupas que en Cataluña, según recogía un editorial del Diari de hace poco, representan el 42% de las ocupaciones de todo el Estado, siguen con alegría todos estos procesos.
Por cierto, en Cala Morell de Ciutadella de Menorca unos ocupas ocuparon un chalet y en su garaje instalaron un caballo y además y se supone que para su mayor seguridad y tranquilidad en dicho chalet instalaron también una alarma. Es fantástico. Por lo que se ve debían ser ocupas de alto estanding.
Vive en una nube, está como en una nube, se ven nubarrones en el horizonte, los archivos informáticos se guardan en la nube, tenemos hasta un contador de nubes, nubes de algodón. Pero amigas y amigos lectores, las nubes que aunque numerosas no dejan lluvias no sirven para regar los campos.