Más viejos y más pobres
Hay un dicho popular que se repite como un mantra que dice que las notarías son el lugar más adecuado para averiguar con precisión la realidad económica y social de la población. La interconexión actual de los datos de todos los estudios notariales permite tener una base de un valor incalculable.
Uno de los datos más curiosos que nos facilita el centro tecnológico del notariado es la nacionalidad de los adquirentes de viviendas. En este campo existen diferencias muy importantes y también muy significativas entre Tarragona y el resto del Estado o de la Comunidad.
En el periodo 2007 a 2023, los mayores adquirentes de viviendas en Tarragona han sido los de nacionalidad del Reino de Marruecos (más de un treinta por ciento), seguidos de los rumanos, que superaron el ocho por ciento. Italianos, franceses y chinos vienen después con unas cifras entre el seis y el cuatro por ciento. Las cifras son muy superiores a las totales de Catalunya (7,30 y 4,74) y de España, (5,84 y 5,79) para los adquirentes del Reino de Marruecos y Rumanía.
Por contraste, en la ciudad de Barcelona los primeros puestos los ocupan los italianos, franceses y chinos (estos últimos en torno al diez por ciento), sin que Marruecos o Rumanía se encuentren entre los diez primeros puestos.
Los compradores extranjeros en todo el Estado y paralelamente en Tarragona estaban en un siete por ciento en el 2007. Ahora, las cifras en Barcelona ciudad están en un tercio de los compradores totales, mientras que en Tarragona, Catalunya y España se mueven en algo más de un veinte y dos por ciento.
Parece claro que la composición de la sociedad española está experimentando cambios sociológicos importantes en muy poco tiempo, con datos oficiales en la mano. La incidencia de los movimientos de población no registrados puede hacer subir el porcentaje de personas procedentes del extranjero que se están situando en España. La realidad española está experimentando una modificación subjetiva trascendental. Nada tiene de extraño que ciertos grupos políticos saquen consecuencias de esta realidad actual.
Otro tema que merece ser comparado es la edad de las personas que adquieren una vivienda. Las personas entre 18 a 35 años representaban en el año 2008 un cuarenta y seis por ciento de los compradores totales en Tarragona. En el año 2023 solo un veintiuno por ciento. En el resto de España y en Cataluña las cifras son similares. Paralelamente la media de la edad de los compradores de una vivienda plurifamiliar era en el año 2007 de 36 años, mientras que en el año pasado la media en la ciudad de Tarragona fue de 47 años.
¿Están cambiando los hábitos de los jóvenes o simplemente no tienen un duro de los de antes? Quizás las dos cosas, están empobrecidos y eso les hace variar su concepción sobre la propiedad.
La adquisición de una vivienda va ligada a la financiación a través de una hipoteca. En el año 2007 se firmaron en la ciudad de Tarragona unas mil quinientas hipotecas. En los cuatro años siguientes la cifra estuvo en las mil. Cada año. El año 2013, que fue el peor de la crisis, la cantidad fue de un veinte por ciento del 2007. Los tres últimos años han aumentado, pero más o menos han estado sobre la cifra de las mil cada año. Paralelamente los capitales concedidos han disminuido.
En resumidas cuentas, nuestros compradores actuales son más globales, más viejos y más pobres o peor financiados que hace quince años.