La DANA insostenible
Unas lluvias torrenciales excepcionales, una construcción sin límites que impermeabiliza el suelo en muchas áreas y una nefasta gestión política de los avisos han causado centenares de muertos y han dejado regiones que se asemejan a zonas de guerra. Una dramática situación que se ha convertido en una de las mayores tragedias europeas del siglo y que ha creado un terremoto político.
Hace años que los expertos alertan sobre la crisis climática y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más intensos en el Mediterráneo como – desgraciadamente– se ha podido comprobar con las inundaciones de Valencia y sus terribles consecuencias. No obstante, todo y la evidencia científica proliferan los negacionistas del cambio climático que propagan sus tesis inundando de fake news las redes sociales y aprovechando –como siempre– cualquier situación para atacar a la inmigración.
La indignación de la ciudadanía va en aumento, las personas afectadas y la inmensa mayoría de la población no entiende ni el porqué del retraso en las alertas ni cómo es posible esta nefasta gestión y descoordinación posterior de una ayuda que ha llegado tarde. Unos hechos que han llevado a graves incidentes en la visita de las máximas autoridades a Paiporta y al intento de la extrema derecha de capitalizar la desesperación. El tiempo perdido por el gobierno valenciano en la solicitud de ayuda al gobierno central, el tacticismo de este y del Partido Popular, y el retraso del Presidente Valenciano a aceptar el apoyo de otras administraciones, como el caso de los bomberos catalanes o vascos, son tan solo algunos de los ejemplos de una pésima actuación política.
El retraso con que las autoridades valencianas emitieron las alertas a la población a pesar de los avisos de los servicios meteorológicos como la AEMET y la controversia entre la seguridad ciudadana y los intereses económicos de algunas empresas dejan sobre la mesa una polémica mayúscula sobre las muertes evitables. Así mismo, la falta de suministros esenciales, de agua potable y de comida en una situación caótica tan solo ha estado paliada en los primeros días por un ejército de personas organizadas para ayudar a quién lo ha perdido todo.
En un drama como el que está viviendo el pueblo valenciano habrá que depurar responsabilidades a la vez que repensar la ordenación urbanística y adoptar lo antes posible las políticas públicas necesarias para hacer frente a los efectos de un cambio climático que, como se ha visto, pueden ser mortíferos y que irán a más. Por todo ello, hay que dejar atrás décadas de desarrollo insostenible y empezar a implementar actuaciones y normativas valientes bajo criterios científicos que, aunque por ahora puedan ser impopulares y no dar rédito electoral a corto plazo, pueden salvar vidas y son imprescindibles para adaptar el territorio del arco mediterráneo a una nueva realidad climática que ya está aquí.